La Ofrenda y el Poder de la Oracin en Espritu y en Verdad
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La ofrenda espiritual de la oracin
Del tratado "Sobre la oracin" de Tertuliano (155-c.240 dC), sacerdote
(Cap. 28-29; CCL 1, 273-274)
(Cap. 28-29; CCL 1, 273-274)
La oracin es la ofrenda en espritu que ha eliminado los sacrificios de antao. Qu bien recibo de la multiplicidad de tus sacrificios? pregunta Dios. Tengo suficientes holocaustos de carneros, y no quiero la grasa de los corderos y la sangre de los toros y las cabras. Quin ha pedido esto de tus manos?
Lo que Dios ha pedido aprendemos del Evangelio. Dice que llegar la hora en que los verdaderos adoradores adorarn al Padre en espritu y en verdad. Dios es un espritu y, por eso, busca adoradores que sean como l.
Somos verdaderos adoradores y verdaderos sacerdotes. Oramos en espritu, y as ofrecemos en espritu el sacrificio de la oracin. La oracin es una ofrenda que le pertenece a Dios y es aceptable para l: es la ofrenda que l ha pedido, la ofrenda que l plane como propia.
Debemos dedicar esta ofrenda con todo nuestro corazn, debemos engordarla en la fe, atenderla con la verdad, mantenerla impecable a travs de la inocencia y limpiar a travs de la castidad, y coronarla con amor. Debemos escoltarlo al altar de Dios en una procesin de buenas obras al son de salmos e himnos. Entonces ganar para nosotros todo lo que le pedimos a Dios.
Ya que Dios pide que la oracin se ofrezca en espritu y en verdad, cmo puede l negar algo a este tipo de oracin? Cun grande es la evidencia de su poder, cuando leemos, escuchamos y creemos.
Antiguamente, la oracin poda rescatar del fuego, las bestias y el hambre, incluso antes de que recibiera su perfeccin de Cristo. Cunto mayor es entonces el poder de la oracin cristiana. La oracin ya no trae a un ngel de consuelo al corazn de un horno ardiente, ni cierra la boca de los leones, ni transporta a los hambrientos alimentos de los campos. Ya no elimina todo el sentido del dolor por la gracia que gana para los dems.
Pero da la armadura de la paciencia a aquellos que sufren, que sienten dolor, que estn angustiados. Fortalece el poder de la gracia para que la fe sepa lo que est ganando del Seor y entienda lo que est sufriendo por el nombre de Dios.
En el pasado, la oracin poda derribar el castigo, derrotar a los ejrcitos, retener la bendicin de la lluvia. Ahora, sin embargo, la oracin de los justos desva toda la ira de Dios, vigila a sus enemigos y aboga por los perseguidores. Es de extraar que pueda bajar el agua del cielo cuando tambin podra obtener fuego del cielo?
La oracin es lo nico que puede conquistar a Dios. Pero Cristo ha querido que no obre mal, y le ha dado todo poder sobre el bien.
Su nico arte es recuperar las almas de los muertos del mismo viaje a la muerte, dar fuerzas a los dbiles, curar a los enfermos, exorcizar a los posedos, abrir celdas de la prisin, liberar a los inocentes de sus cadenas.
La oracin limpia el pecado, aleja las tentaciones, elimina las persecuciones, consuela a los desanimados, le da nueva fuerza a los valientes, lleva a los viajeros a casa seguros, calma las olas, confunde a los ladrones, alimenta a los pobres, anula a los ricos, levanta a los cados, levanta a los cados, apoya los que caen, sostienen los que se mantienen firmes.
Todos los ngeles rezan. Cada criatura reza. El ganado y las bestias salvajes rezan y doblan la rodilla. Cuando salen de sus graneros y cuevas, admiran el cielo y gritan, levantando su espritu a su manera. Los pjaros tambin se levantan y se elevan al cielo: abren sus alas, en lugar de manos, en forma de cruz y dan voz a lo que parece ser una oracin.
Qu ms se necesita decir sobre este deber de oracin? Incluso el mismo Seor or. A l sea honor y poder por los siglos de los siglos. Amn.
ORACIN
Imploramos humildemente a su majestad, oh Seor, que, a medida que la fiesta de nuestra salvacin se acerque cada vez ms, podemos seguir avanzando con ms entusiasmo hacia la digna celebracin del Misterio pascual. A travs de nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos, Amn.
La ofrenda espiritual de la oracin
Del tratado "Sobre la oracin" de Tertuliano (155-c.240 dC), sacerdote
(Cap. 28-29; CCL 1, 273-274)
(Cap. 28-29; CCL 1, 273-274)
La oracin es la ofrenda en espritu que ha eliminado los sacrificios de antao. Qu bien recibo de la multiplicidad de tus sacrificios? pregunta Dios. Tengo suficientes holocaustos de carneros, y no quiero la grasa de los corderos y la sangre de los toros y las cabras. Quin ha pedido esto de tus manos?
Lo que Dios ha pedido aprendemos del Evangelio. Dice que llegar la hora en que los verdaderos adoradores adorarn al Padre en espritu y en verdad. Dios es un espritu y, por eso, busca adoradores que sean como l.
Somos verdaderos adoradores y verdaderos sacerdotes. Oramos en espritu, y as ofrecemos en espritu el sacrificio de la oracin. La oracin es una ofrenda que le pertenece a Dios y es aceptable para l: es la ofrenda que l ha pedido, la ofrenda que l plane como propia.
Debemos dedicar esta ofrenda con todo nuestro corazn, debemos engordarla en la fe, atenderla con la verdad, mantenerla impecable a travs de la inocencia y limpiar a travs de la castidad, y coronarla con amor. Debemos escoltarlo al altar de Dios en una procesin de buenas obras al son de salmos e himnos. Entonces ganar para nosotros todo lo que le pedimos a Dios.
Ya que Dios pide que la oracin se ofrezca en espritu y en verdad, cmo puede l negar algo a este tipo de oracin? Cun grande es la evidencia de su poder, cuando leemos, escuchamos y creemos.
Antiguamente, la oracin poda rescatar del fuego, las bestias y el hambre, incluso antes de que recibiera su perfeccin de Cristo. Cunto mayor es entonces el poder de la oracin cristiana. La oracin ya no trae a un ngel de consuelo al corazn de un horno ardiente, ni cierra la boca de los leones, ni transporta a los hambrientos alimentos de los campos. Ya no elimina todo el sentido del dolor por la gracia que gana para los dems.
Pero da la armadura de la paciencia a aquellos que sufren, que sienten dolor, que estn angustiados. Fortalece el poder de la gracia para que la fe sepa lo que est ganando del Seor y entienda lo que est sufriendo por el nombre de Dios.
En el pasado, la oracin poda derribar el castigo, derrotar a los ejrcitos, retener la bendicin de la lluvia. Ahora, sin embargo, la oracin de los justos desva toda la ira de Dios, vigila a sus enemigos y aboga por los perseguidores. Es de extraar que pueda bajar el agua del cielo cuando tambin podra obtener fuego del cielo?
La oracin es lo nico que puede conquistar a Dios. Pero Cristo ha querido que no obre mal, y le ha dado todo poder sobre el bien.
Su nico arte es recuperar las almas de los muertos del mismo viaje a la muerte, dar fuerzas a los dbiles, curar a los enfermos, exorcizar a los posedos, abrir celdas de la prisin, liberar a los inocentes de sus cadenas.
La oracin limpia el pecado, aleja las tentaciones, elimina las persecuciones, consuela a los desanimados, le da nueva fuerza a los valientes, lleva a los viajeros a casa seguros, calma las olas, confunde a los ladrones, alimenta a los pobres, anula a los ricos, levanta a los cados, levanta a los cados, apoya los que caen, sostienen los que se mantienen firmes.
Todos los ngeles rezan. Cada criatura reza. El ganado y las bestias salvajes rezan y doblan la rodilla. Cuando salen de sus graneros y cuevas, admiran el cielo y gritan, levantando su espritu a su manera. Los pjaros tambin se levantan y se elevan al cielo: abren sus alas, en lugar de manos, en forma de cruz y dan voz a lo que parece ser una oracin.
Qu ms se necesita decir sobre este deber de oracin? Incluso el mismo Seor or. A l sea honor y poder por los siglos de los siglos. Amn.
ORACIN
Imploramos humildemente a su majestad, oh Seor, que, a medida que la fiesta de nuestra salvacin se acerque cada vez ms, podemos seguir avanzando con ms entusiasmo hacia la digna celebracin del Misterio pascual. A travs de nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos, Amn.
Tertuliano (155-240 dC), telogo y prolfico autor cristiano primitivo de Cartago - La Ofrenda y el Poder de la Oracin en Espritu y en Verdad
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