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En Medio de una Gran Batalla por tu alma - Evangelio de San Mateo 22:34-46
En Medio de una Gran Batalla por tu alma
En Medio de una Gran Batalla por tu alma
En Medio de una Gran Batalla por tu alma
 
 
 

 
 

Controversia de Jess con los fariseos de Ernst Christoph Philipp Zimmermann (1786-1832); talkofjesus.com

 
 

Evangelio segn San Mateo 22:34-46

Entonces los Fariseos, oyendo que haba cerrado
la boca los Saduceos, se juntaron una.
Y pregunt uno de ellos, intrprete de la ley,
tentndole y diciendo: Maestro, cul es el mandamiento
grande en la ley? Y Jess le dijo: Amars al Seor
tu Dios de todo tu corazn, y de toda tu alma,
y de toda tu mente. Este es el primero y
el grande mandamiento. Y el segundo es semejante ste:
Amars tu prjimo como ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Y estando juntos los Fariseos, Jess les pregunt, diciendo:
Qu os parece del Cristo? de quin es Hijo? Dcenle: De David.
El les dice: Pues cmo David en Espritu le llama Seor, diciendo:
Dijo el Seor mi Seor: Sintate mi diestra, Entre tanto que pongo
tus enemigos por estrado de tus pies?
Pues si David le llama Seor, cmo es su Hijo?
Y nadie le poda responder palabra; ni os alguno
desde aquel da preguntarle ms.


Decimosptimo domingo despus de Pentecosts: lectura del Evangelio tanto en Latn como en Ingls, Padre Carlos Jeremas Higgins; Homila del Fr. Juan Carlos Rivera Castro, S.J., basado en el Evangelio segn San Mateo 22: 34-46; Parroquia de Mara Inmaculada de Lourdes, Newton, Massachusetts; 16 de septiembre de 2018, 10:30 horas, en la Solemne Misa Tridentina en Latn



Mis queridos hermanos y hermanas,

Por un lado, hoy estamos reunidos en esta iglesia para celebrar la gloriosa Resurreccin de nuestro Seor y Salvador Jesucristo. Y este hecho debera llenarnos de gran alegra y gran consuelo. Por otro lado, como las oraciones por la Misa de hoy nos muestran, hay una guerra entre el cielo y el infierno. Una guerra para tu alma. San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales, le pide al que est haciendo los Ejercicios que imagine y medite en los dos estndares, las dos banderas.

Por un lado, la bandera, el estandarte del enemigo de nuestras almas, Satans, que se sienta en su trono en la ciudad de Babilonia. Y, l llama a todos los demonios y les da un discurso. En este discurso, l les dice a los demonios que salgan al mundo y encadenan a la gente. l dice algo as: "haz que la gente, primero, anhele riquezas. Esto los llevar a desear (el) vano honor del mundo. Y de estos dos pasos, un tercero seguir: se volvern orgullosos". una vez que los hagas orgullosos, todos los dems pecados seguirn ".

Por otro lado, San Ignacio nos pide que meditemos en nuestro verdadero y supremo cautivo, nuestro Seor Jesucristo, quien en la Jerusaln celestial lo llama a todos Sus amigos y apstoles. Y, l tambin les da un discurso. l dice: "Id al mundo y proclamad mis buenas nuevas. Dirige a la gente a abrazar la pobreza espiritual. Y si quiero que acepten la pobreza real o tangible, aydalos a amar las humillaciones y hasta el desprecio. Y de estas dos cosas, una tercera cosa seguir: se volvern humildes. Y de la humildad, todas las dems virtudes seguirn y fluirn de ella ".

Esta es una imagen de lo que puede estar sucediendo a nivel csmico. Podemos ver que esto sucede en el mundo. Ves el pecado y ves la virtud en todas partes. Vemos guerra; vemos la paz. Pero sabemos que esta guerra no solo est sucediendo en (lo) visible; no solo est sucediendo en el mundo en general, sino que esto est sucediendo en tu alma ahora mismo.

En este momento en tu corazn, Satans y nuestro Seor Jesucristo estn luchando por tu alma. Y te quieren todo para ellos mismos. Usted puede estar apegado a las cosas. Puede ser que te apegues a la ropa, los autos, las casas - a lo que sea! Puedes estar apegado a las personas, a las amistades, a las relaciones que son para ti ms importantes que la relacin con nuestro Seor y Salvador. Usted puede estar apegado a ideas. Puede estar apegado a su propia forma de ver las cosas, en lugar de buscar las cosas que Cristo quiere.

Puede ser que anhele riquezas. Es posible que desee que la gente piense grandes cosas sobre usted. Y puedes ser una persona orgullosa. Cristo hoy lo invita a abrazar otro tipo de vida. Y la Plegaria colectiva habla de pedirle a Dios que nos ayude a evitar las tentaciones y a seguirlo (en cierto modo).

Por lo tanto, San Ignacio nos pide en esta meditacin que pidamos esta gracia, muy cerca de nosotros, para orar hoy; saber que existen las mentiras del enemigo de nuestra alma; saber cmo te engaa; cmo l nos aleja de Cristo: para conocer los verdaderos mandamientos, los verdaderos mandamientos que el Capitn Supremo de nuestras almas nos est dando.

Y hoy, en esta Misa, en este Santo Sacrificio, debemos pedir esa gracia de discernimiento, saber cundo Cristo nos est llamando; a lo que Cristo nos est llamando; y lo que el diablo por el otro lado nos llama a hacer. En cierto modo, el Evangelio nos presenta un criterio de cmo saber si estamos siguiendo a Cristo o estamos siguiendo a Satans. Esto es como el trabajo bsico para eso: los dos mandamientos: el amor de Dios, el amor al prjimo. Simple, pero difcil!

Por qu solo Dios debera ser el objeto de nuestras almas, de nuestras mentes, de todo? - Porque l es el que nos ha dado todo. Porque, l es el Creador de nuestra alma y nuestro cuerpo. Es l quien nos ha dado todas estas bellas cosas que tenemos en este mundo. Todas las gracias: vemos, caminamos, comemos, hablamos, disfrutamos tantas cosas! Todos ellos son un regalo de Dios. Todas las cosas hermosas que tienes y que eres, todas tus virtudes, son de Dios! Ellos no son de ti Y todos ellos te hacen una persona hermosa a los ojos de Dios. Es por eso que debes estar siempre agradecido a l y entregarte por completo a l - no solo un poqutp de usted - no tn solo cinco minutos de toda tu existencia. Dale todo! a l. Para pensar en el amor al prjimo, por qu Dios y Cristo no dicen: ama a nuestro prjimo como lo amas a Dios? Porque son dos cosas diferentes: usted no puede amar a las personas como lo ama a Dios. Ama a los dems como te amas a ti mismo.

Y, mis queridos hermanos y hermanas: esta es probablemente una de las cosas ms difciles que Cristo nos pide que hagamos: amar a nuestros enemigos y amar a nuestro prjimo, como nos amamos a nosotros mismos. Mientras escuchamos nuevamente lo que San Pablo dice hoy: les est pidiendo a los Efesios que sean muy, muy desafiante: no queremos amar a nuestro prjimo, no queremos amar a nuestros enemigos, queremos daarlos, o por lo menos no queremos preocuparnos por ellos.

Cristo nos est diciendo que debemos amarlos como nos amamos a nosotros mismos, para ver que Cristo tambin ha venido por ellos; que Cristo vive en ellos, si son bautizados como usted. Difcil (y) desafiante pero, con la gracia de Dios, (es) posible. Y esto puede hacerse realidad, como lo ha demostrado a tantos santos en la historia, que de hecho, es posible!

Mis queridos hermanos y hermanas, de hecho estamos en medio de una gran batalla, una gran guerra para nuestras almas, (y) las almas de la iglesia. Pero debemos recordar, y espero yo poder recordarlo todos los das, que (por) Cristo, a pesar de est en guerra con Satans, la batalla ya ha sido ganada - por Cristo que est vivo en Su resurreccin y se sienta a la diestra del padre. Al final l siempre prevalecer. l ya ha derrotado a la muerte, el pecado y Satans.

Cuando Cristo aparece, cuando viene a nosotros, viene a decirnos la verdad. l nos muestra quines somos. Y ante la verdad permanecemos en silencio porque no hay nada que hacer para defendernos delante de Cristo, como suplicaban los fariseos.

Entonces, mis queridos hermanos y hermanas, al permanecer fieles a nuestra fe, fieles a los Sacramentos, a recibir con mayor devocin todas las gracias que Cristo quiere darnos, mantengamos la alegra de la que Cristo se preocupa por nosotros, de que Cristo se est ocupando de nosotros - incluso si no lo vemos. Recemos por esta gracia para que hoy y siempre podamos permanecer fieles a la fe de los apstoles; podemos hacer todo para la mayor gloria de Su Nombre y, podamos expandir con nuestras acciones Su Presencia Celestial y Su Reino en esta tierra. Amn


 

Evangelio segn San Mateo 22:34-46

Entonces los Fariseos, oyendo que haba cerrado
la boca los Saduceos, se juntaron una.
Y pregunt uno de ellos, intrprete de la ley,
tentndole y diciendo: Maestro, cul es el mandamiento
grande en la ley? Y Jess le dijo: Amars al Seor
tu Dios de todo tu corazn, y de toda tu alma,
y de toda tu mente. Este es el primero y
el grande mandamiento. Y el segundo es semejante ste:
Amars tu prjimo como ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Y estando juntos los Fariseos, Jess les pregunt, diciendo:
Qu os parece del Cristo? de quin es Hijo? Dcenle: De David.
El les dice: Pues cmo David en Espritu le llama Seor, diciendo:
Dijo el Seor mi Seor: Sintate mi diestra, Entre tanto que pongo
tus enemigos por estrado de tus pies?
Pues si David le llama Seor, cmo es su Hijo?
Y nadie le poda responder palabra; ni os alguno
desde aquel da preguntarle ms.


Decimosptimo domingo despus de Pentecosts: lectura del Evangelio tanto en Latn como en Ingls, Padre Carlos Jeremas Higgins; Homila del Fr. Juan Carlos Rivera Castro, S.J., basado en el Evangelio segn San Mateo 22: 34-46; Parroquia de Mara Inmaculada de Lourdes, Newton, Massachusetts; 16 de septiembre de 2018, 10:30 horas, en la Solemne Misa Tridentina en Latn



Mis queridos hermanos y hermanas,

Por un lado, hoy estamos reunidos en esta iglesia para celebrar la gloriosa Resurreccin de nuestro Seor y Salvador Jesucristo. Y este hecho debera llenarnos de gran alegra y gran consuelo. Por otro lado, como las oraciones por la Misa de hoy nos muestran, hay una guerra entre el cielo y el infierno. Una guerra para tu alma. San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales, le pide al que est haciendo los Ejercicios que imagine y medite en los dos estndares, las dos banderas.

Por un lado, la bandera, el estandarte del enemigo de nuestras almas, Satans, que se sienta en su trono en la ciudad de Babilonia. Y, l llama a todos los demonios y les da un discurso. En este discurso, l les dice a los demonios que salgan al mundo y encadenan a la gente. l dice algo as: "haz que la gente, primero, anhele riquezas. Esto los llevar a desear (el) vano honor del mundo. Y de estos dos pasos, un tercero seguir: se volvern orgullosos". una vez que los hagas orgullosos, todos los dems pecados seguirn ".

Por otro lado, San Ignacio nos pide que meditemos en nuestro verdadero y supremo cautivo, nuestro Seor Jesucristo, quien en la Jerusaln celestial lo llama a todos Sus amigos y apstoles. Y, l tambin les da un discurso. l dice: "Id al mundo y proclamad mis buenas nuevas. Dirige a la gente a abrazar la pobreza espiritual. Y si quiero que acepten la pobreza real o tangible, aydalos a amar las humillaciones y hasta el desprecio. Y de estas dos cosas, una tercera cosa seguir: se volvern humildes. Y de la humildad, todas las dems virtudes seguirn y fluirn de ella ".

Esta es una imagen de lo que puede estar sucediendo a nivel csmico. Podemos ver que esto sucede en el mundo. Ves el pecado y ves la virtud en todas partes. Vemos guerra; vemos la paz. Pero sabemos que esta guerra no solo est sucediendo en (lo) visible; no solo est sucediendo en el mundo en general, sino que esto est sucediendo en tu alma ahora mismo.

En este momento en tu corazn, Satans y nuestro Seor Jesucristo estn luchando por tu alma. Y te quieren todo para ellos mismos. Usted puede estar apegado a las cosas. Puede ser que te apegues a la ropa, los autos, las casas - a lo que sea! Puedes estar apegado a las personas, a las amistades, a las relaciones que son para ti ms importantes que la relacin con nuestro Seor y Salvador. Usted puede estar apegado a ideas. Puede estar apegado a su propia forma de ver las cosas, en lugar de buscar las cosas que Cristo quiere.

Puede ser que anhele riquezas. Es posible que desee que la gente piense grandes cosas sobre usted. Y puedes ser una persona orgullosa. Cristo hoy lo invita a abrazar otro tipo de vida. Y la Plegaria colectiva habla de pedirle a Dios que nos ayude a evitar las tentaciones y a seguirlo (en cierto modo).

Por lo tanto, San Ignacio nos pide en esta meditacin que pidamos esta gracia, muy cerca de nosotros, para orar hoy; saber que existen las mentiras del enemigo de nuestra alma; saber cmo te engaa; cmo l nos aleja de Cristo: para conocer los verdaderos mandamientos, los verdaderos mandamientos que el Capitn Supremo de nuestras almas nos est dando.

Y hoy, en esta Misa, en este Santo Sacrificio, debemos pedir esa gracia de discernimiento, saber cundo Cristo nos est llamando; a lo que Cristo nos est llamando; y lo que el diablo por el otro lado nos llama a hacer. En cierto modo, el Evangelio nos presenta un criterio de cmo saber si estamos siguiendo a Cristo o estamos siguiendo a Satans. Esto es como el trabajo bsico para eso: los dos mandamientos: el amor de Dios, el amor al prjimo. Simple, pero difcil!

Por qu solo Dios debera ser el objeto de nuestras almas, de nuestras mentes, de todo? - Porque l es el que nos ha dado todo. Porque, l es el Creador de nuestra alma y nuestro cuerpo. Es l quien nos ha dado todas estas bellas cosas que tenemos en este mundo. Todas las gracias: vemos, caminamos, comemos, hablamos, disfrutamos tantas cosas! Todos ellos son un regalo de Dios. Todas las cosas hermosas que tienes y que eres, todas tus virtudes, son de Dios! Ellos no son de ti Y todos ellos te hacen una persona hermosa a los ojos de Dios. Es por eso que debes estar siempre agradecido a l y entregarte por completo a l - no solo un poqutp de usted - no tn solo cinco minutos de toda tu existencia. Dale todo! a l. Para pensar en el amor al prjimo, por qu Dios y Cristo no dicen: ama a nuestro prjimo como lo amas a Dios? Porque son dos cosas diferentes: usted no puede amar a las personas como lo ama a Dios. Ama a los dems como te amas a ti mismo.

Y, mis queridos hermanos y hermanas: esta es probablemente una de las cosas ms difciles que Cristo nos pide que hagamos: amar a nuestros enemigos y amar a nuestro prjimo, como nos amamos a nosotros mismos. Mientras escuchamos nuevamente lo que San Pablo dice hoy: les est pidiendo a los Efesios que sean muy, muy desafiante: no queremos amar a nuestro prjimo, no queremos amar a nuestros enemigos, queremos daarlos, o por lo menos no queremos preocuparnos por ellos.

Cristo nos est diciendo que debemos amarlos como nos amamos a nosotros mismos, para ver que Cristo tambin ha venido por ellos; que Cristo vive en ellos, si son bautizados como usted. Difcil (y) desafiante pero, con la gracia de Dios, (es) posible. Y esto puede hacerse realidad, como lo ha demostrado a tantos santos en la historia, que de hecho, es posible!

Mis queridos hermanos y hermanas, de hecho estamos en medio de una gran batalla, una gran guerra para nuestras almas, (y) las almas de la iglesia. Pero debemos recordar, y espero yo poder recordarlo todos los das, que (por) Cristo, a pesar de est en guerra con Satans, la batalla ya ha sido ganada - por Cristo que est vivo en Su resurreccin y se sienta a la diestra del padre. Al final l siempre prevalecer. l ya ha derrotado a la muerte, el pecado y Satans.

Cuando Cristo aparece, cuando viene a nosotros, viene a decirnos la verdad. l nos muestra quines somos. Y ante la verdad permanecemos en silencio porque no hay nada que hacer para defendernos delante de Cristo, como suplicaban los fariseos.

Entonces, mis queridos hermanos y hermanas, al permanecer fieles a nuestra fe, fieles a los Sacramentos, a recibir con mayor devocin todas las gracias que Cristo quiere darnos, mantengamos la alegra de la que Cristo se preocupa por nosotros, de que Cristo se est ocupando de nosotros - incluso si no lo vemos. Recemos por esta gracia para que hoy y siempre podamos permanecer fieles a la fe de los apstoles; podemos hacer todo para la mayor gloria de Su Nombre y, podamos expandir con nuestras acciones Su Presencia Celestial y Su Reino en esta tierra. Amn


 
 
 

 
 

Jess y los Fariseos; orthochristian.com

 
 
 
 
 
September 16, 2018 - En Medio de una Gran Batalla por tu alma - Evangelio segn San Mateo 22:34-46 y Homila por Fr. Juan Carlos Rivera Castro, S.J.


 
 

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en la Santsima Virgen Mara
para la Gloria de Dios

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OUR FATHER

Our Father, Who Art In Heaven
Hallowed Be Thy Name.
Thy Kingdom come,
Thy Will be done
On earth as it is in Heaven.
Give us this day our daily bread
And forgive us our trespasses
As we forgive those who trespass against us.
Liberate us from all temptation[*]
And deliver us from all evil. Amen



[*] Liberate us is in keeping with the original Latin text.
       God usually does not "lead us" to temptation
       (unless we are tested),
       but gives us the grace to overcome and/or resist it
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HAIL MARY

Hail Mary, full of grace
The Lord is with thee.
Blessed art though among women,
And blessed is the fruit
Of thy womb, Jesus.
 
Holy Mary, Mary of God
Pray for us sinners
Now, and in the hour
Of our death. Amen


 
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APOSTLE'S CREED
I believe in God, the Father Almighty
Creator of Heaven and earth;
And in Jesus Christ, His Only Son, our Lord;
Who was conceived by the
[work and grace of the] Holy Ghost,[*]
Born of the Virgin Mary,
Suffered under Pontius Pilate,
Was crucified, died and was buried.
He descended into the Dead.[**]
On the third day, He rose again;
He ascended into Heaven,
And sits at the right hand of God,
the Father Almighty.
From thence he shall come to judge
the living and the dead.
 
I believe in the Holy Ghost,[*]
The Holy Catholic Church,
The communion of saints,
The forgiveness of sins.
The resurrection of the body,
And life everlasting. Amen

[*] Holy Ghost: may be substituted with the current Holy Spirit.
[**] the Dead: "inferi", the underworld or the dead in Latin.
X
GLORIA

Glory be to the Father, and to the Son,
and to the Holy Ghost[*],
as it was in the beginning, is now,
and ever shall be, world without end.
Amen

[*] Holy Ghost: may be substituted with the current Holy Spirit.
X
DE PROFUNDIS

Out of the depths I have cried to Thee, O Lord:
Lord, hear my voice.
Let Thine ears be attentive
to the voice of my supplication.

If thou, O Lord, wilt mark iniquities:
Lord, who shall abide it.
For with Thee there is merciful forgiveness:
and because of Thy law,
I have waited for Thee, O Lord.

My soul hath waited on His word:
my soul hath hoped in the Lord.
From the morning-watch even until night,
let Israel hope in the Lord.

For with the Lord there is mercy:
and with Him plenteous redemption.
And He shall redeem Israel
from all her iniquities.

Glory be to the Father, and to the Son,
and to the Holy Ghost[*],
as it was in the beginning, is now,
and ever shall be, world without end.
Amen

[*] Holy Ghost: may be substituted with the current Holy Spirit.
X
DE PROFUNDIS

Out of the depths I have cried to Thee, O Lord:
Lord, hear my voice.
Let Thine ears be attentive to the voice
of my supplication.

If thou, O Lord, wilt mark iniquities:
Lord, who shall abide it.
For with Thee there is merciful forgiveness:
and because of Thy law,
I have waited for Thee, O Lord.

My soul hath waited on His word:
my soul hath hoped in the Lord.
From the morning-watch even until night,
let Israel hope in the Lord.

For with the Lord there is mercy:
and with Him plenteous redemption.
And He shall redeem Israel
from all his iniquities.

V. Eternal rest give unto them, O Lord.
R. And let perpetual light shine upon them.
V. From the gate of hell.
R. Deliver their souls, O Lord.
V. May they rest in peace.
R. Amen.
V. O Lord, hear my prayer.
R. And let my cry come unto Thee.
V. The Lord be with you.
R. And with Thy Spirit.

(50 days indulgence to all who pray the De Profundis with V. and R.
"Requiem aeternam" (Eternal Rest) three times a day.
Pope Leo XIII, February 3, 1888)


Let us pray:
O God, the Creator and Redeemer of all
the faithful, we beseech Thee to grant
to the souls of Thy servants the remission
of their sins, so that by our prayers
they may obtain pardon for which they long.
O Lord, who lives and reigns,
world without end. Amen

May they rest in peace. Amen

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PADRE NUESTRO

Padre Nuestro,
que estas en los Cielos
Santificado sea Tu Nombre;
Venga a nosotros tu Reino;
Hgase Tu Voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada da;
Perdona nuestras ofensas,
Como tambin nosotros
perdonamos a los que nos ofenden,
No nos dejes caer en la tentacin,
y lbranos del mal. Amén
 
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AVE MARA

Dios te salve, Mara,
llena eres de gracia;
El Seor es Contigo;
Bendita T eres
entre todas las mujeres,
Y bendito es el fruto
De tu vientre, Jess.
 
Santa Mara,
Madre de Dios,
Ruega por nosotros
pecadores,
Ahora y en la hora
De nuestra muerte.
Amn
 
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CREDO
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo,
Su nico Hijo, Nuestro Seor,
Que fue concebido por obra
y gracia del Espritu Santo,
Naci de la Santa Mara Virgen;
Padeci bajo el poder de Poncio Pilato,
Fue crucificado, muerto y sepultado,
Descendi a los infiernos,
Al tercer da resucit de entre los muertos,
Subi a los cielos
Y est sentado a la derecha de Dios,
Padre Todopoderoso.
Desde all ha de venir a juzgar
a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espritu Santo,
La Santa Iglesia Catlica,
La comunin de los santos,
El perdn de los pecados,
La resurreccin de la carne
Y la vida eterna. Amn
 
 
CERRAR
DE PROFUNDIS

Desde lo hondo a Ti grito, Seor; Seor,
escucha mi voz;
Estn Tus oidos atentos
a la voz de mi splica.

Si llevas cuenta de los delitos, Seor,
quin podr resistir?
Pero de ti procede el perdn,
y as infundes respeto.
Mi alma espera en el Seor.

Espera en su palabra;
mi alma aguarda al Seor,
ms que el centinela la aurora.
Aguarda Israel al Seor.

Como el centinela la aurora;
porque del Seor viene la misericordia.
la redencin copiosa;
y l redimir a Israel de todos sus delitos.

Gloria al Padre, al Hijo y al
Espritu Santo,
como es desde el principio,
es ahora y ser por los siglos de los siglos.
Amn

X
GLORIA

Gloria al Padre, al Hijo y al
Espritu Santo,
como es desde el principio,
es ahora y ser por los siglos de los siglos.
Amn

CERRAR
DE PROFUNDIS y QUE DESCANSEN EN PAZ

Desde lo hondo a Ti grito, Seor;
Seor, escucha mi voz;
Estn Tus oidos atentos a
la voz de mi splica.

Si llevas cuenta de los delitos, Seor,
quin podr resistir?

Pero de ti procede el perdn,
y as infundes respeto.
Mi alma espera en el Seor.

Espera en su palabra;
mi alma aguarda al Seor,
ms que el centinela la aurora.
Aguarda Israel al Seor.

Como el centinela la aurora;
porque del Seor viene la misericordia,
la redencin copiosa;
y l redimir a Israel de todos sus delitos.

V. Dadles, Seor, a todas las almas
el descanso eterno.
R. Y haced lucir sobre ellas
vuestra eterna luz.
V. Que en paz descansen.
R. Amn.