En Medio de una Gran Batalla por tu alma
Evangelio segn San Mateo 22:34-46
Entonces los Fariseos, oyendo que haba cerrado
la boca los Saduceos, se juntaron una.
Y pregunt uno de ellos, intrprete de la ley,
tentndole y diciendo: Maestro, cul es el mandamiento
grande en la ley? Y Jess le dijo: Amars al Seor
tu Dios de todo tu corazn, y de toda tu alma,
y de toda tu mente. Este es el primero y
el grande mandamiento. Y el segundo es semejante ste:
Amars tu prjimo como ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Y estando juntos los Fariseos, Jess les pregunt, diciendo:
Qu os parece del Cristo? de quin es Hijo? Dcenle: De David.
El les dice: Pues cmo David en Espritu le llama Seor, diciendo:
Dijo el Seor mi Seor: Sintate mi diestra, Entre tanto que pongo
tus enemigos por estrado de tus pies?
Pues si David le llama Seor, cmo es su Hijo?
Y nadie le poda responder palabra; ni os alguno
desde aquel da preguntarle ms.
la boca los Saduceos, se juntaron una.
Y pregunt uno de ellos, intrprete de la ley,
tentndole y diciendo: Maestro, cul es el mandamiento
grande en la ley? Y Jess le dijo: Amars al Seor
tu Dios de todo tu corazn, y de toda tu alma,
y de toda tu mente. Este es el primero y
el grande mandamiento. Y el segundo es semejante ste:
Amars tu prjimo como ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Y estando juntos los Fariseos, Jess les pregunt, diciendo:
Qu os parece del Cristo? de quin es Hijo? Dcenle: De David.
El les dice: Pues cmo David en Espritu le llama Seor, diciendo:
Dijo el Seor mi Seor: Sintate mi diestra, Entre tanto que pongo
tus enemigos por estrado de tus pies?
Pues si David le llama Seor, cmo es su Hijo?
Y nadie le poda responder palabra; ni os alguno
desde aquel da preguntarle ms.
Decimosptimo domingo despus de Pentecosts: lectura del Evangelio tanto en Latn como en Ingls, Padre Carlos Jeremas Higgins; Homila del Fr. Juan Carlos Rivera Castro, S.J., basado en el Evangelio segn San Mateo 22: 34-46; Parroquia de Mara Inmaculada de Lourdes, Newton, Massachusetts; 16 de septiembre de 2018, 10:30 horas, en la Solemne Misa Tridentina en Latn
Mis queridos hermanos y hermanas,
Por un lado, hoy estamos reunidos en esta iglesia para celebrar la gloriosa Resurreccin de nuestro Seor y Salvador Jesucristo. Y este hecho debera llenarnos de gran alegra y gran consuelo. Por otro lado, como las oraciones por la Misa de hoy nos muestran, hay una guerra entre el cielo y el infierno. Una guerra para tu alma. San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales, le pide al que est haciendo los Ejercicios que imagine y medite en los dos estndares, las dos banderas.
Por un lado, la bandera, el estandarte del enemigo de nuestras almas, Satans, que se sienta en su trono en la ciudad de Babilonia. Y, l llama a todos los demonios y les da un discurso. En este discurso, l les dice a los demonios que salgan al mundo y encadenan a la gente. l dice algo as: "haz que la gente, primero, anhele riquezas. Esto los llevar a desear (el) vano honor del mundo. Y de estos dos pasos, un tercero seguir: se volvern orgullosos". una vez que los hagas orgullosos, todos los dems pecados seguirn ".
Por otro lado, San Ignacio nos pide que meditemos en nuestro verdadero y supremo cautivo, nuestro Seor Jesucristo, quien en la Jerusaln celestial lo llama a todos Sus amigos y apstoles. Y, l tambin les da un discurso. l dice: "Id al mundo y proclamad mis buenas nuevas. Dirige a la gente a abrazar la pobreza espiritual. Y si quiero que acepten la pobreza real o tangible, aydalos a amar las humillaciones y hasta el desprecio. Y de estas dos cosas, una tercera cosa seguir: se volvern humildes. Y de la humildad, todas las dems virtudes seguirn y fluirn de ella ".
Esta es una imagen de lo que puede estar sucediendo a nivel csmico. Podemos ver que esto sucede en el mundo. Ves el pecado y ves la virtud en todas partes. Vemos guerra; vemos la paz. Pero sabemos que esta guerra no solo est sucediendo en (lo) visible; no solo est sucediendo en el mundo en general, sino que esto est sucediendo en tu alma ahora mismo.
En este momento en tu corazn, Satans y nuestro Seor Jesucristo estn luchando por tu alma. Y te quieren todo para ellos mismos. Usted puede estar apegado a las cosas. Puede ser que te apegues a la ropa, los autos, las casas - a lo que sea! Puedes estar apegado a las personas, a las amistades, a las relaciones que son para ti ms importantes que la relacin con nuestro Seor y Salvador. Usted puede estar apegado a ideas. Puede estar apegado a su propia forma de ver las cosas, en lugar de buscar las cosas que Cristo quiere.
Puede ser que anhele riquezas. Es posible que desee que la gente piense grandes cosas sobre usted. Y puedes ser una persona orgullosa. Cristo hoy lo invita a abrazar otro tipo de vida. Y la Plegaria colectiva habla de pedirle a Dios que nos ayude a evitar las tentaciones y a seguirlo (en cierto modo).
Por lo tanto, San Ignacio nos pide en esta meditacin que pidamos esta gracia, muy cerca de nosotros, para orar hoy; saber que existen las mentiras del enemigo de nuestra alma; saber cmo te engaa; cmo l nos aleja de Cristo: para conocer los verdaderos mandamientos, los verdaderos mandamientos que el Capitn Supremo de nuestras almas nos est dando.
Y hoy, en esta Misa, en este Santo Sacrificio, debemos pedir esa gracia de discernimiento, saber cundo Cristo nos est llamando; a lo que Cristo nos est llamando; y lo que el diablo por el otro lado nos llama a hacer. En cierto modo, el Evangelio nos presenta un criterio de cmo saber si estamos siguiendo a Cristo o estamos siguiendo a Satans. Esto es como el trabajo bsico para eso: los dos mandamientos: el amor de Dios, el amor al prjimo. Simple, pero difcil!
Por qu solo Dios debera ser el objeto de nuestras almas, de nuestras mentes, de todo? - Porque l es el que nos ha dado todo. Porque, l es el Creador de nuestra alma y nuestro cuerpo. Es l quien nos ha dado todas estas bellas cosas que tenemos en este mundo. Todas las gracias: vemos, caminamos, comemos, hablamos, disfrutamos tantas cosas! Todos ellos son un regalo de Dios. Todas las cosas hermosas que tienes y que eres, todas tus virtudes, son de Dios! Ellos no son de ti Y todos ellos te hacen una persona hermosa a los ojos de Dios. Es por eso que debes estar siempre agradecido a l y entregarte por completo a l - no solo un poqutp de usted - no tn solo cinco minutos de toda tu existencia. Dale todo! a l. Para pensar en el amor al prjimo, por qu Dios y Cristo no dicen: ama a nuestro prjimo como lo amas a Dios? Porque son dos cosas diferentes: usted no puede amar a las personas como lo ama a Dios. Ama a los dems como te amas a ti mismo.
Y, mis queridos hermanos y hermanas: esta es probablemente una de las cosas ms difciles que Cristo nos pide que hagamos: amar a nuestros enemigos y amar a nuestro prjimo, como nos amamos a nosotros mismos. Mientras escuchamos nuevamente lo que San Pablo dice hoy: les est pidiendo a los Efesios que sean muy, muy desafiante: no queremos amar a nuestro prjimo, no queremos amar a nuestros enemigos, queremos daarlos, o por lo menos no queremos preocuparnos por ellos.
Cristo nos est diciendo que debemos amarlos como nos amamos a nosotros mismos, para ver que Cristo tambin ha venido por ellos; que Cristo vive en ellos, si son bautizados como usted. Difcil (y) desafiante pero, con la gracia de Dios, (es) posible. Y esto puede hacerse realidad, como lo ha demostrado a tantos santos en la historia, que de hecho, es posible!
Mis queridos hermanos y hermanas, de hecho estamos en medio de una gran batalla, una gran guerra para nuestras almas, (y) las almas de la iglesia. Pero debemos recordar, y espero yo poder recordarlo todos los das, que (por) Cristo, a pesar de est en guerra con Satans, la batalla ya ha sido ganada - por Cristo que est vivo en Su resurreccin y se sienta a la diestra del padre. Al final l siempre prevalecer. l ya ha derrotado a la muerte, el pecado y Satans.
Cuando Cristo aparece, cuando viene a nosotros, viene a decirnos la verdad. l nos muestra quines somos. Y ante la verdad permanecemos en silencio porque no hay nada que hacer para defendernos delante de Cristo, como suplicaban los fariseos.
Entonces, mis queridos hermanos y hermanas, al permanecer fieles a nuestra fe, fieles a los Sacramentos, a recibir con mayor devocin todas las gracias que Cristo quiere darnos, mantengamos la alegra de la que Cristo se preocupa por nosotros, de que Cristo se est ocupando de nosotros - incluso si no lo vemos. Recemos por esta gracia para que hoy y siempre podamos permanecer fieles a la fe de los apstoles; podemos hacer todo para la mayor gloria de Su Nombre y, podamos expandir con nuestras acciones Su Presencia Celestial y Su Reino en esta tierra. Amn
Evangelio segn San Mateo 22:34-46
Entonces los Fariseos, oyendo que haba cerrado
la boca los Saduceos, se juntaron una.
Y pregunt uno de ellos, intrprete de la ley,
tentndole y diciendo: Maestro, cul es el mandamiento
grande en la ley? Y Jess le dijo: Amars al Seor
tu Dios de todo tu corazn, y de toda tu alma,
y de toda tu mente. Este es el primero y
el grande mandamiento. Y el segundo es semejante ste:
Amars tu prjimo como ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Y estando juntos los Fariseos, Jess les pregunt, diciendo:
Qu os parece del Cristo? de quin es Hijo? Dcenle: De David.
El les dice: Pues cmo David en Espritu le llama Seor, diciendo:
Dijo el Seor mi Seor: Sintate mi diestra, Entre tanto que pongo
tus enemigos por estrado de tus pies?
Pues si David le llama Seor, cmo es su Hijo?
Y nadie le poda responder palabra; ni os alguno
desde aquel da preguntarle ms.
la boca los Saduceos, se juntaron una.
Y pregunt uno de ellos, intrprete de la ley,
tentndole y diciendo: Maestro, cul es el mandamiento
grande en la ley? Y Jess le dijo: Amars al Seor
tu Dios de todo tu corazn, y de toda tu alma,
y de toda tu mente. Este es el primero y
el grande mandamiento. Y el segundo es semejante ste:
Amars tu prjimo como ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Y estando juntos los Fariseos, Jess les pregunt, diciendo:
Qu os parece del Cristo? de quin es Hijo? Dcenle: De David.
El les dice: Pues cmo David en Espritu le llama Seor, diciendo:
Dijo el Seor mi Seor: Sintate mi diestra, Entre tanto que pongo
tus enemigos por estrado de tus pies?
Pues si David le llama Seor, cmo es su Hijo?
Y nadie le poda responder palabra; ni os alguno
desde aquel da preguntarle ms.
Decimosptimo domingo despus de Pentecosts: lectura del Evangelio tanto en Latn como en Ingls, Padre Carlos Jeremas Higgins; Homila del Fr. Juan Carlos Rivera Castro, S.J., basado en el Evangelio segn San Mateo 22: 34-46; Parroquia de Mara Inmaculada de Lourdes, Newton, Massachusetts; 16 de septiembre de 2018, 10:30 horas, en la Solemne Misa Tridentina en Latn
Mis queridos hermanos y hermanas,
Por un lado, hoy estamos reunidos en esta iglesia para celebrar la gloriosa Resurreccin de nuestro Seor y Salvador Jesucristo. Y este hecho debera llenarnos de gran alegra y gran consuelo. Por otro lado, como las oraciones por la Misa de hoy nos muestran, hay una guerra entre el cielo y el infierno. Una guerra para tu alma. San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales, le pide al que est haciendo los Ejercicios que imagine y medite en los dos estndares, las dos banderas.
Por un lado, la bandera, el estandarte del enemigo de nuestras almas, Satans, que se sienta en su trono en la ciudad de Babilonia. Y, l llama a todos los demonios y les da un discurso. En este discurso, l les dice a los demonios que salgan al mundo y encadenan a la gente. l dice algo as: "haz que la gente, primero, anhele riquezas. Esto los llevar a desear (el) vano honor del mundo. Y de estos dos pasos, un tercero seguir: se volvern orgullosos". una vez que los hagas orgullosos, todos los dems pecados seguirn ".
Por otro lado, San Ignacio nos pide que meditemos en nuestro verdadero y supremo cautivo, nuestro Seor Jesucristo, quien en la Jerusaln celestial lo llama a todos Sus amigos y apstoles. Y, l tambin les da un discurso. l dice: "Id al mundo y proclamad mis buenas nuevas. Dirige a la gente a abrazar la pobreza espiritual. Y si quiero que acepten la pobreza real o tangible, aydalos a amar las humillaciones y hasta el desprecio. Y de estas dos cosas, una tercera cosa seguir: se volvern humildes. Y de la humildad, todas las dems virtudes seguirn y fluirn de ella ".
Esta es una imagen de lo que puede estar sucediendo a nivel csmico. Podemos ver que esto sucede en el mundo. Ves el pecado y ves la virtud en todas partes. Vemos guerra; vemos la paz. Pero sabemos que esta guerra no solo est sucediendo en (lo) visible; no solo est sucediendo en el mundo en general, sino que esto est sucediendo en tu alma ahora mismo.
En este momento en tu corazn, Satans y nuestro Seor Jesucristo estn luchando por tu alma. Y te quieren todo para ellos mismos. Usted puede estar apegado a las cosas. Puede ser que te apegues a la ropa, los autos, las casas - a lo que sea! Puedes estar apegado a las personas, a las amistades, a las relaciones que son para ti ms importantes que la relacin con nuestro Seor y Salvador. Usted puede estar apegado a ideas. Puede estar apegado a su propia forma de ver las cosas, en lugar de buscar las cosas que Cristo quiere.
Puede ser que anhele riquezas. Es posible que desee que la gente piense grandes cosas sobre usted. Y puedes ser una persona orgullosa. Cristo hoy lo invita a abrazar otro tipo de vida. Y la Plegaria colectiva habla de pedirle a Dios que nos ayude a evitar las tentaciones y a seguirlo (en cierto modo).
Por lo tanto, San Ignacio nos pide en esta meditacin que pidamos esta gracia, muy cerca de nosotros, para orar hoy; saber que existen las mentiras del enemigo de nuestra alma; saber cmo te engaa; cmo l nos aleja de Cristo: para conocer los verdaderos mandamientos, los verdaderos mandamientos que el Capitn Supremo de nuestras almas nos est dando.
Y hoy, en esta Misa, en este Santo Sacrificio, debemos pedir esa gracia de discernimiento, saber cundo Cristo nos est llamando; a lo que Cristo nos est llamando; y lo que el diablo por el otro lado nos llama a hacer. En cierto modo, el Evangelio nos presenta un criterio de cmo saber si estamos siguiendo a Cristo o estamos siguiendo a Satans. Esto es como el trabajo bsico para eso: los dos mandamientos: el amor de Dios, el amor al prjimo. Simple, pero difcil!
Por qu solo Dios debera ser el objeto de nuestras almas, de nuestras mentes, de todo? - Porque l es el que nos ha dado todo. Porque, l es el Creador de nuestra alma y nuestro cuerpo. Es l quien nos ha dado todas estas bellas cosas que tenemos en este mundo. Todas las gracias: vemos, caminamos, comemos, hablamos, disfrutamos tantas cosas! Todos ellos son un regalo de Dios. Todas las cosas hermosas que tienes y que eres, todas tus virtudes, son de Dios! Ellos no son de ti Y todos ellos te hacen una persona hermosa a los ojos de Dios. Es por eso que debes estar siempre agradecido a l y entregarte por completo a l - no solo un poqutp de usted - no tn solo cinco minutos de toda tu existencia. Dale todo! a l. Para pensar en el amor al prjimo, por qu Dios y Cristo no dicen: ama a nuestro prjimo como lo amas a Dios? Porque son dos cosas diferentes: usted no puede amar a las personas como lo ama a Dios. Ama a los dems como te amas a ti mismo.
Y, mis queridos hermanos y hermanas: esta es probablemente una de las cosas ms difciles que Cristo nos pide que hagamos: amar a nuestros enemigos y amar a nuestro prjimo, como nos amamos a nosotros mismos. Mientras escuchamos nuevamente lo que San Pablo dice hoy: les est pidiendo a los Efesios que sean muy, muy desafiante: no queremos amar a nuestro prjimo, no queremos amar a nuestros enemigos, queremos daarlos, o por lo menos no queremos preocuparnos por ellos.
Cristo nos est diciendo que debemos amarlos como nos amamos a nosotros mismos, para ver que Cristo tambin ha venido por ellos; que Cristo vive en ellos, si son bautizados como usted. Difcil (y) desafiante pero, con la gracia de Dios, (es) posible. Y esto puede hacerse realidad, como lo ha demostrado a tantos santos en la historia, que de hecho, es posible!
Mis queridos hermanos y hermanas, de hecho estamos en medio de una gran batalla, una gran guerra para nuestras almas, (y) las almas de la iglesia. Pero debemos recordar, y espero yo poder recordarlo todos los das, que (por) Cristo, a pesar de est en guerra con Satans, la batalla ya ha sido ganada - por Cristo que est vivo en Su resurreccin y se sienta a la diestra del padre. Al final l siempre prevalecer. l ya ha derrotado a la muerte, el pecado y Satans.
Cuando Cristo aparece, cuando viene a nosotros, viene a decirnos la verdad. l nos muestra quines somos. Y ante la verdad permanecemos en silencio porque no hay nada que hacer para defendernos delante de Cristo, como suplicaban los fariseos.
Entonces, mis queridos hermanos y hermanas, al permanecer fieles a nuestra fe, fieles a los Sacramentos, a recibir con mayor devocin todas las gracias que Cristo quiere darnos, mantengamos la alegra de la que Cristo se preocupa por nosotros, de que Cristo se est ocupando de nosotros - incluso si no lo vemos. Recemos por esta gracia para que hoy y siempre podamos permanecer fieles a la fe de los apstoles; podemos hacer todo para la mayor gloria de Su Nombre y, podamos expandir con nuestras acciones Su Presencia Celestial y Su Reino en esta tierra. Amn
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