San Gil - Todo por la gloria de mi Dios
"Arroja tu cuidado sobre el Seor, y l te sostendr."
San Egidio o Gil, Abad y Ermitao
de Padre Francis Xavier Weninger, 1876
Atenas, la capital de Grecia, fue el lugar de nacimiento de Saint Giles. Sus padres, Teodoro y Pelagia, eran de alto rango y ricos, pero an se distinguan ms por su virtud y piedad. Por lo tanto, su primer cuidado fue, no en dejar grandes riquezas a su hijo, sino en guiarlo por el camino de la rectitud, con su ejemplo e instruccin. Gil sigui los deseos de sus padres en todas las cosas, y ya en su juventud mostr un desprecio magnnimo por el mundo y todo lo temporal, y un amor muy generoso por los pobres y desafortunados, a quienes se esforz por ayudar en todas las formas posibles. Despus de la temprana muerte de sus padres, el joven piadoso entreg toda su herencia a los pobres, con la intencin de servir a Dios en la pobreza voluntaria y aspirando nicamente a los tesoros celestiales. Este hecho heroico Dios recompens con favores an mayores que el primero, y con el don continuo de milagros. Un hombre posedo por el espritu maligno, un da perturb la congregacin en la Iglesia con terribles aullidos; Gil se acerc a l y le orden al diablo, en el nombre de Jesucristo, que callara y lo dejara al hombre; fue inmediatamente obedecido. En otro momento, una serpiente venenosa se haba enrollado alrededor de un hombre y lo haba herido mortalmente. El Santo le orden al reptil que se fuera, y san al hombre que ya estaba en su ltima agona.
Estos eventos milagrosos le provocaron tanto honor y estima a Gil, que resolvi abandonar su hogar y buscar un lugar donde, sin saberlo y sin temor a recibir honores vacos, pudiera servir al Todopoderoso. Por lo tanto, subi a bordo de un barco que se diriga a Francia. Durante el viaje, surgi una terrible tormenta que amenazaba con destruir a todos. Sin embargo, apenas Gil haba alzado sus manos al Todopoderoso, el mar se calm y desapareceron todas las seales de peligro. Cuando el barco lleg a Francia, el Santo fue a Arles, al santo arzobispo Gesario, y solicit ser guiado por l en el camino de la perfeccin espiritual. Pasaron dos aos con l pero, despus de este tiempo, nuevamente se fue secretamente, deseando escapar de la alabanza terrenal; porque el don que posea de obrar milagros le procuraba en todas partes la mayor veneracin, que para l era insoportable. Cruzando un ro, se encontr con un viejo ermitao, con quien vivi durante un tiempo la vida ms tranquila y santa; pero aqu tambin pronto se hizo famoso por los muchos milagros que realiz sobre los enfermos; y los grandes honores que le pagaron lo alejaron una vez ms.
En un bosque oscuro al que huy, encontr, despus de vagar largo tiempo, una caverna en una roca, que eligi como vivienda. El suelo no produjo ms que hierbas silvestres y races, que se convirtieron en su nico sustento. A pesar de esto, estaba decidido a permanecer all y servir a Dios en profunda soledad. El Todopoderoso provey a Su siervo por un milagro. Lo envi, a una hora determinada, diariamente, una cierva que lo alimentaba con su leche. El Santo, agradeciendo humildemente al cielo por esta gracia, encontr en ello un nuevo motivo para servir al Seor con mayor celo. l llev una vida ms angelical que humana, ocupando su tiempo en oracin, alabando a Dios y meditaciones piadosas.
"Arroja tu cuidado sobre el Seor, y l te sostendr."
San Egidio o Gil, Abad y Ermitao
de Padre Francis Xavier Weninger, 1876
Atenas, la capital de Grecia, fue el lugar de nacimiento de Saint Giles. Sus padres, Teodoro y Pelagia, eran de alto rango y ricos, pero an se distinguan ms por su virtud y piedad. Por lo tanto, su primer cuidado fue, no en dejar grandes riquezas a su hijo, sino en guiarlo por el camino de la rectitud, con su ejemplo e instruccin. Gil sigui los deseos de sus padres en todas las cosas, y ya en su juventud mostr un desprecio magnnimo por el mundo y todo lo temporal, y un amor muy generoso por los pobres y desafortunados, a quienes se esforz por ayudar en todas las formas posibles. Despus de la temprana muerte de sus padres, el joven piadoso entreg toda su herencia a los pobres, con la intencin de servir a Dios en la pobreza voluntaria y aspirando nicamente a los tesoros celestiales. Este hecho heroico Dios recompens con favores an mayores que el primero, y con el don continuo de milagros. Un hombre posedo por el espritu maligno, un da perturb la congregacin en la Iglesia con terribles aullidos; Gil se acerc a l y le orden al diablo, en el nombre de Jesucristo, que callara y lo dejara al hombre; fue inmediatamente obedecido. En otro momento, una serpiente venenosa se haba enrollado alrededor de un hombre y lo haba herido mortalmente. El Santo le orden al reptil que se fuera, y san al hombre que ya estaba en su ltima agona.
Estos eventos milagrosos le provocaron tanto honor y estima a Gil, que resolvi abandonar su hogar y buscar un lugar donde, sin saberlo y sin temor a recibir honores vacos, pudiera servir al Todopoderoso. Por lo tanto, subi a bordo de un barco que se diriga a Francia. Durante el viaje, surgi una terrible tormenta que amenazaba con destruir a todos. Sin embargo, apenas Gil haba alzado sus manos al Todopoderoso, el mar se calm y desapareceron todas las seales de peligro. Cuando el barco lleg a Francia, el Santo fue a Arles, al santo arzobispo Gesario, y solicit ser guiado por l en el camino de la perfeccin espiritual. Pasaron dos aos con l pero, despus de este tiempo, nuevamente se fue secretamente, deseando escapar de la alabanza terrenal; porque el don que posea de obrar milagros le procuraba en todas partes la mayor veneracin, que para l era insoportable. Cruzando un ro, se encontr con un viejo ermitao, con quien vivi durante un tiempo la vida ms tranquila y santa; pero aqu tambin pronto se hizo famoso por los muchos milagros que realiz sobre los enfermos; y los grandes honores que le pagaron lo alejaron una vez ms.
En un bosque oscuro al que huy, encontr, despus de vagar largo tiempo, una caverna en una roca, que eligi como vivienda. El suelo no produjo ms que hierbas silvestres y races, que se convirtieron en su nico sustento. A pesar de esto, estaba decidido a permanecer all y servir a Dios en profunda soledad. El Todopoderoso provey a Su siervo por un milagro. Lo envi, a una hora determinada, diariamente, una cierva que lo alimentaba con su leche. El Santo, agradeciendo humildemente al cielo por esta gracia, encontr en ello un nuevo motivo para servir al Seor con mayor celo. l llev una vida ms angelical que humana, ocupando su tiempo en oracin, alabando a Dios y meditaciones piadosas.
Algunos aos ms tarde, el rey de Francia estaba cazando en el mismo bosque donde viva San Gil. Los perros, habiendo perseguido a la cierva, que aliment al Santo con su leche, a la caverna, ladraron ruidosamente a su entrada, hasta que un cazador, que los haba seguido, dispar una flecha hacia la cueva, con la intencin de expulsar al animal de ella. Pero, en lugar de hacerlo, hiri al hombre santo, que recibi el disparo sin emitir la menor queja. Los cazadores, abrindose camino a la caverna, lo encontraron cubierto de sangre y la cierva a sus pies. El rey, a quien se report todo, vino a pedir perdn al ermitao y orden que le vendaran las heridas y que se cuidara de su salud. Dese otorgarle un regalo real, pero el Santo se neg a aceptar sus ofertas. Antes de irse, el Rey pregunt si no haba nada que l pudiera hacer por l; a lo que el Santo respondi que, si el Rey realmente deseaba conferirle un favor, erigiera un monasterio en el lugar donde estaban parados, donde se debera observar la antigua disciplina de los ermitaos egipcios. El Rey prometi construir el monasterio y mantuvo su palabra real.
Apenas termin el monasterio, cuando muchos deseaban ser admitidos en l, para servir a Dios en soledad y con la mayor perfeccin. San Gil se convirti en su abad, y cun solcito fue para su bienestar espiritual, al poder ser concluido desde el grado eminente de santidad al que lleg. l era en todas las virtudes un modelo para los que estaban debajo de l y los animaba a seguir su ejemplo. Los milagros que realiz de nuevo lo hicieron famoso de lejos y de cerca. La mayor de ellas fue la conversin del Rey, por quien San Giles haba obtenido de Dios por sus oraciones, una gracia tan eficaz, que confes sus grandes iniquidades e hizo penitencia hasta su muerte.
Al final, el Santo, lleno de mritos, dej este mundo el primero de Septiembre, hacia el final del siglo VI, despus de haber vivido muchos aos en gran santidad. Haba convertido a muchos pecadores endurecidos y trabajaba por la salvacin de los hombres y el honor del Todopoderoso. Por los muchos milagros que tuvieron lugar en su tumba, se reunieron all, en un corto tiempo, un nmero tan grande de personas, que se construy una ciudad considerable que, hasta el da de hoy, lleva el nombre del santo abad y ermitao, Gil.
Algunos aos ms tarde, el rey de Francia estaba cazando en el mismo bosque donde viva San Gil. Los perros, habiendo perseguido a la cierva, que aliment al Santo con su leche, a la caverna, ladraron ruidosamente a su entrada, hasta que un cazador, que los haba seguido, dispar una flecha hacia la cueva, con la intencin de expulsar al animal de ella. Pero, en lugar de hacerlo, hiri al hombre santo, que recibi el disparo sin emitir la menor queja. Los cazadores, abrindose camino a la caverna, lo encontraron cubierto de sangre y la cierva a sus pies. El rey, a quien se report todo, vino a pedir perdn al ermitao y orden que le vendaran las heridas y que se cuidara de su salud. Dese otorgarle un regalo real, pero el Santo se neg a aceptar sus ofertas. Antes de irse, el Rey pregunt si no haba nada que l pudiera hacer por l; a lo que el Santo respondi que, si el Rey realmente deseaba conferirle un favor, erigiera un monasterio en el lugar donde estaban parados, donde se debera observar la antigua disciplina de los ermitaos egipcios. El Rey prometi construir el monasterio y mantuvo su palabra real.
Apenas termin el monasterio, cuando muchos deseaban ser admitidos en l, para servir a Dios en soledad y con la mayor perfeccin. San Gil se convirti en su abad, y cun solcito fue para su bienestar espiritual, al poder ser concluido desde el grado eminente de santidad al que lleg. l era en todas las virtudes un modelo para los que estaban debajo de l y los animaba a seguir su ejemplo. Los milagros que realiz de nuevo lo hicieron famoso de lejos y de cerca. La mayor de ellas fue la conversin del Rey, por quien San Giles haba obtenido de Dios por sus oraciones, una gracia tan eficaz, que confes sus grandes iniquidades e hizo penitencia hasta su muerte.
Al final, el Santo, lleno de mritos, dej este mundo el primero de Septiembre, hacia el final del siglo VI, despus de haber vivido muchos aos en gran santidad. Haba convertido a muchos pecadores endurecidos y trabajaba por la salvacin de los hombres y el honor del Todopoderoso. Por los muchos milagros que tuvieron lugar en su tumba, se reunieron all, en un corto tiempo, un nmero tan grande de personas, que se construy una ciudad considerable que, hasta el da de hoy, lleva el nombre del santo abad y ermitao, Gil.
CONSIDERACIONES PRCTICAS
I. San Gil huy de un lugar a otro, para escapar de las alabanzas de los hombres. La mayora de las personas acta de manera muy diferente. Buscan honor vaco y vanas alabanzas, por el poco bien que hacen. Por lo tanto, en la antigedad, actuaban los escribas y fariseos; este fue el poder conmovedor de sus oraciones, ayunos y limosnas. "Hacen todas sus obras para que los hombres las honren", dice Cristo. Pero, qu beneficio obtuvieron de l? El Salvador dice: "Han recibido su recompensa". (Mateo vi.) Esta recompensa fue la alabanza vaca de los hombres. Podran haber ganado, por sus buenas obras, una recompensa eterna en el cielo, si lo hubieran hecho correctamente, y por amor a Dios; pero mientras buscaban la alabanza humana, la recibieron como su recompensa en este mundo, sin la esperanza de nada ms en el Cielo. No sigas su ejemplo. Si haces obras buenas o buenas, como es tu deber, no las hagas con la intencin de ser alabadas por los hombres, sino para glorificar al Todopoderoso; hazlos por amor a l. De qu sirve todo elogio humano? Puedes obtener una recompensa tan grande por tus obras en el Cielo; Por qu entonces te esfuerzas por obtener un ser tan miserable en la tierra? Dnde est el sirviente que estara satisfecho con pequeos salarios cuando se le ofrece ms? Por lo tanto, todas las maanas, comience el da con la intencin de que haga y sufra por el honor de Dios todo lo que se debe hacer y sufrir. Renueve esta intencin durante el da y diga:
"Todo para la gloria de mi Dios" o "Seor, por amor a ti!" De esta manera, obtendrs para todas tus obras, una recompensa eterna en el Cielo. Tenga en cuenta, sin embargo, que tiene esta intencin no solo para aquellas obras que en s mismas son buenas, como por ejemplo, la oracin, las visitas a las iglesias, etc., sino tambin, para aquellas que en s mismas no son malas ni buenas, como los trabajos que realiza de acuerdo a su estacin en la vida; comer, beber, dormir, soportar calor o fro, etc. "Por lo tanto, ya sea que coma o beba, o cualquier otra cosa que haga, haga todo para la gloria de Dios". (1 Cor. X.)
Cun milagrosamente fue San Gil nutrido y preservado en el desierto por el Todopoderoso! En tiempos pasados, Dios aliment al profeta Elas con un cuervo; y en el tiempo del Nuevo Pacto, aliment a Gil con una cierva. Por lo tanto, Dios trata con Sus fieles siervos. En lugar de abandonarlos, l hace un milagro. Si deseas de Dios tu sustento temporal, srvele fielmente y trabaja de acuerdo con tu posicin en la vida, y l seguramente te dar todo lo que sea beneficioso para ti. Un cuidado excesivo de los bienes temporales y un dolor inmoderado en la adversidad son signos de muy poca confianza en Dios. Son desagradables para el Todopoderoso, y ms dolorosas para nosotros de lo que estamos dispuestos a creer. Por lo tanto, cuando Cristo dio a aquellos, que eran demasiado solcitos para su bienestar temporal, la parbola del lirio y el gorrin, ambos vestidos y alimentados por el Todopoderoso, les exhort a no ser solcitos, sino a buscar, ante todo, cosas, el Reino de Dios, con la promesa de que, con ello, deberan recibir todo lo que necesitaban. Si crees en esta promesa del Seor, despjese de todo cuidado y tristeza inmoderados. Busca primero el reino de los cielos, esfurzate por servir a tu Dios, trabaja lo mejor que puedas y deposita tu confianza en la Providencia Divina. "Pon tu cuidado en el Seor, y l te sostendr". (Salmo liv.)
CONSIDERACIONES PRCTICAS
I. San Gil huy de un lugar a otro, para escapar de las alabanzas de los hombres. La mayora de las personas acta de manera muy diferente. Buscan honor vaco y vanas alabanzas, por el poco bien que hacen. Por lo tanto, en la antigedad, actuaban los escribas y fariseos; este fue el poder conmovedor de sus oraciones, ayunos y limosnas. "Hacen todas sus obras para que los hombres las honren", dice Cristo. Pero, qu beneficio obtuvieron de l? El Salvador dice: "Han recibido su recompensa". (Mateo vi.) Esta recompensa fue la alabanza vaca de los hombres. Podran haber ganado, por sus buenas obras, una recompensa eterna en el cielo, si lo hubieran hecho correctamente, y por amor a Dios; pero mientras buscaban la alabanza humana, la recibieron como su recompensa en este mundo, sin la esperanza de nada ms en el Cielo. No sigas su ejemplo. Si haces obras buenas o buenas, como es tu deber, no las hagas con la intencin de ser alabadas por los hombres, sino para glorificar al Todopoderoso; hazlos por amor a l. De qu sirve todo elogio humano? Puedes obtener una recompensa tan grande por tus obras en el Cielo; Por qu entonces te esfuerzas por obtener un ser tan miserable en la tierra? Dnde est el sirviente que estara satisfecho con pequeos salarios cuando se le ofrece ms? Por lo tanto, todas las maanas, comience el da con la intencin de que haga y sufra por el honor de Dios todo lo que se debe hacer y sufrir. Renueve esta intencin durante el da y diga:
"Todo para la gloria de mi Dios" o "Seor, por amor a ti!" De esta manera, obtendrs para todas tus obras, una recompensa eterna en el Cielo. Tenga en cuenta, sin embargo, que tiene esta intencin no solo para aquellas obras que en s mismas son buenas, como por ejemplo, la oracin, las visitas a las iglesias, etc., sino tambin, para aquellas que en s mismas no son malas ni buenas, como los trabajos que realiza de acuerdo a su estacin en la vida; comer, beber, dormir, soportar calor o fro, etc. "Por lo tanto, ya sea que coma o beba, o cualquier otra cosa que haga, haga todo para la gloria de Dios". (1 Cor. X.)
Cun milagrosamente fue San Gil nutrido y preservado en el desierto por el Todopoderoso! En tiempos pasados, Dios aliment al profeta Elas con un cuervo; y en el tiempo del Nuevo Pacto, aliment a Gil con una cierva. Por lo tanto, Dios trata con Sus fieles siervos. En lugar de abandonarlos, l hace un milagro. Si deseas de Dios tu sustento temporal, srvele fielmente y trabaja de acuerdo con tu posicin en la vida, y l seguramente te dar todo lo que sea beneficioso para ti. Un cuidado excesivo de los bienes temporales y un dolor inmoderado en la adversidad son signos de muy poca confianza en Dios. Son desagradables para el Todopoderoso, y ms dolorosas para nosotros de lo que estamos dispuestos a creer. Por lo tanto, cuando Cristo dio a aquellos, que eran demasiado solcitos para su bienestar temporal, la parbola del lirio y el gorrin, ambos vestidos y alimentados por el Todopoderoso, les exhort a no ser solcitos, sino a buscar, ante todo, cosas, el Reino de Dios, con la promesa de que, con ello, deberan recibir todo lo que necesitaban. Si crees en esta promesa del Seor, despjese de todo cuidado y tristeza inmoderados. Busca primero el reino de los cielos, esfurzate por servir a tu Dios, trabaja lo mejor que puedas y deposita tu confianza en la Providencia Divina. "Pon tu cuidado en el Seor, y l te sostendr". (Salmo liv.)
II. Con respecto a lo que dije sobre los padres piadosos de Giles, agregar otra instruccin. Su principal preocupacin era no dejarle a su hijo grandes tesoros y riquezas, sino guiarlo por el camino de la salvacin. Oh, qu feliz era que Giles poseyera tales padres, y cun agradable era su conducta ante los ojos del Seor! Hay padres que solo estn ansiosos de dejar a sus hijos bienes temporales, y los acumulan de todas las maneras posibles, incluso mediante fraude, robo, injusticia y otros medios pecaminosos. Con este objetivo a la vista, no indemnizarn a aquellos a quienes han perjudicado, con el argumento de que no deben dejar a sus hijos en la pobreza. Qu ceguera! Qu engao de Satans! Es cierto que los padres estn obligados a esforzarse, de acuerdo con su estacin, para guardar algo para sus hijos, que pueden dejarlos despus de su muerte. El amor por sus hijos requiere esto, y los padres cometen un gran pecado que se niegan a hacerlo. Pero acumular riquezas de una manera injusta para dejarlos a los nios, es ilegal, tampoco es el amor verdadero. No es lcito, ya que uno rompe el sptimo mandamiento al obtener riquezas de esa manera. No es amor verdadero, ya que no beneficia a los nios, sino que los perjudica; porque la maldicin del Todopoderoso descansa sobre las riquezas injustamente adquiridas, que, por lo tanto, no pueden traer felicidad a sus poseedores.
Si, a pesar de todo esto, todava lo llamas amor, debe ser un amor desordenado, necio y perverso; dado que tales padres aman a sus hijos ms que a Dios, ya que lo ofenden por el bien de sus hijos y se hacen infelices por toda la eternidad, a fin de darles a sus hijos una breve prosperidad mundana. Y quin puede decir si esta riqueza adquirida deshonestamente no puede hacer que los nios pierdan el cielo? Dichos nios agradecern a sus padres en el infierno por el amor falso que provoc la acumulacin de riquezas para ellos por medios injustos? Si los padres desean mostrar el amor verdadero a sus hijos, deben dejarles solo lo que han obtenido justamente, aunque sea muy poco, y con l, la bendicin de Dios. Porque, como dice el salmista: "Mejor es un poco para los justos, que las grandes riquezas de los malvados". (Salmo xxxvi)
El primer cuidado de los padres debe ser procurar riquezas espirituales para sus hijos. Cmo se puede hacer esto, ensea San Salvian. l exhorta con las palabras de San Pablo: "Levanta a tus hijos en las doctrinas y el temor del Seor" y agrega: "Atiende bien, padres, a las posesiones que debes procurar para tus hijos: buenas instrucciones, el temor de Dios, la virtud y la piedad. Estas son posesiones que verdaderamente enriquecern a tus hijos y les darn felicidad. Las riquezas injustas les dan a los nios un breve placer y provocan la miseria eterna tanto para los padres como para los hijos. "Qu insensato es", contina , "para robarse de la herencia celestial, para dejar a sus hijos uno que sea solo temporal". Hars que tus hijos sean ricos y, por lo tanto, los reducirs a ti mismo y a la mendicidad eterna.
Es correcto que debes amar a tus hijos; pero malos no ms que tu propia alma, no ms que Dios. Si se esfuerza por educar piadosamente a sus hijos, como lo hicieron los padres de Saint Giles, sern ricos y felices; y por tal amor, te lo agradecern en el cielo. Pero por un amor falso, te maldecirn por toda la eternidad.
II. Con respecto a lo que dije sobre los padres piadosos de Giles, agregar otra instruccin. Su principal preocupacin era no dejarle a su hijo grandes tesoros y riquezas, sino guiarlo por el camino de la salvacin. Oh, qu feliz era que Giles poseyera tales padres, y cun agradable era su conducta ante los ojos del Seor! Hay padres que solo estn ansiosos de dejar a sus hijos bienes temporales, y los acumulan de todas las maneras posibles, incluso mediante fraude, robo, injusticia y otros medios pecaminosos. Con este objetivo a la vista, no indemnizarn a aquellos a quienes han perjudicado, con el argumento de que no deben dejar a sus hijos en la pobreza. Qu ceguera! Qu engao de Satans! Es cierto que los padres estn obligados a esforzarse, de acuerdo con su estacin, para guardar algo para sus hijos, que pueden dejarlos despus de su muerte. El amor por sus hijos requiere esto, y los padres cometen un gran pecado que se niegan a hacerlo. Pero acumular riquezas de una manera injusta para dejarlos a los nios, es ilegal, tampoco es el amor verdadero. No es lcito, ya que uno rompe el sptimo mandamiento al obtener riquezas de esa manera. No es amor verdadero, ya que no beneficia a los nios, sino que los perjudica; porque la maldicin del Todopoderoso descansa sobre las riquezas injustamente adquiridas, que, por lo tanto, no pueden traer felicidad a sus poseedores.
Si, a pesar de todo esto, todava lo llamas amor, debe ser un amor desordenado, necio y perverso; dado que tales padres aman a sus hijos ms que a Dios, ya que lo ofenden por el bien de sus hijos y se hacen infelices por toda la eternidad, a fin de darles a sus hijos una breve prosperidad mundana. Y quin puede decir si esta riqueza adquirida deshonestamente no puede hacer que los nios pierdan el cielo? Dichos nios agradecern a sus padres en el infierno por el amor falso que provoc la acumulacin de riquezas para ellos por medios injustos? Si los padres desean mostrar el amor verdadero a sus hijos, deben dejarles solo lo que han obtenido justamente, aunque sea muy poco, y con l, la bendicin de Dios. Porque, como dice el salmista: "Mejor es un poco para los justos, que las grandes riquezas de los malvados". (Salmo xxxvi)
El primer cuidado de los padres debe ser procurar riquezas espirituales para sus hijos. Cmo se puede hacer esto, ensea San Salvian. l exhorta con las palabras de San Pablo: "Levanta a tus hijos en las doctrinas y el temor del Seor" y agrega: "Atiende bien, padres, a las posesiones que debes procurar para tus hijos: buenas instrucciones, el temor de Dios, la virtud y la piedad. Estas son posesiones que verdaderamente enriquecern a tus hijos y les darn felicidad. Las riquezas injustas les dan a los nios un breve placer y provocan la miseria eterna tanto para los padres como para los hijos. "Qu insensato es", contina , "para robarse de la herencia celestial, para dejar a sus hijos uno que sea solo temporal". Hars que tus hijos sean ricos y, por lo tanto, los reducirs a ti mismo y a la mendicidad eterna.
Es correcto que debes amar a tus hijos; pero malos no ms que tu propia alma, no ms que Dios. Si se esfuerza por educar piadosamente a sus hijos, como lo hicieron los padres de Saint Giles, sern ricos y felices; y por tal amor, te lo agradecern en el cielo. Pero por un amor falso, te maldecirn por toda la eternidad.
Septiembre 1 - San Gil (Aegidius) (650-710), Abbott y Ermitao - Todo por la gloria de mi Dios - Uno de los Catorce Ayudantes Santos - Patrn de personas pobres, personas con discapacidad, epilepsia, enfermedad mental, cncer de mama, pacientes con cncer, ansiedad, terrores nocturnos
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