Un da, Santa Juana pronunci las siguientes palabras elocuentes, que los oyentes tomaron exactamente como fueron expresadas:

"Mis queridas hijas, muchos de nuestros santos padres en la fe, hombres que fueron pilares de la Iglesia, no murieron mrtires. Por qu creen que fue as?" Cada uno presente ofreci una respuesta; entonces su madre continu. "Bueno, yo mismo creo que fue porque hay otro martirio: el martirio del amor. Aqu Dios guarda a sus siervos y siervas en esta vida presente para que puedan trabajar para l, y los convierte en mrtires y confesores." Agreg entonces que "las Hijas de la Visitacin deben ser mrtires de este tipo, y que, por el favor de Dios, algunos de ellos, ms afortunados que otros en que se les haya concedido su deseo, en realidad sufrirn tal un martirio."

Una hermana pregunt qu forma tom este martirio. La santa respondi: "Rndete completamente a Dios, y lo descubrirs! El amor divino lleva su espada a los escondrijos escondidos ms ntimos de nuestra alma y nos separa de nosotros mismos. Conozco a una persona a quien el amor cort de todo lo que era ms querido para ella, tan completa y efectivamente como si la espada de un tirano hubiera cortado el espritu de su cuerpo".

Ah nos dimos cuenta de que ella estaba hablando de ella misma. Cuando otra hermana pregunt cunto durara el martirio, la Santa respondi: "Desde el momento en que nos comprometemos sin reservas con Dios, hasta nuestro ltimo aliento. Estoy hablando, por supuesto, de personas de gran alma que no se guardan nada para s mismas pero que, en cambio, son fieles en el amor. Nuestro Seor no tiene la intencin de este martirio para aquellos que son dbiles en el amor y la perseverancia. A tales personas les permite continuar su camino mediocre, para que no se pierdan ante l; l nunca violenta nuestro libre albedro ".

Finalmente, se le pregunt a la santa si este martirio de amor poda ponerse al mismo nivel que el martirio del cuerpo. Ella respondi: "No debemos preocuparnos por la igualdad. Creo, sin embargo, que el martirio del amor no puede ser relegado a un segundo lugar, porque el amor es tan fuerte como la muerte. Porque los mrtires del amor sufren infinitamente ms al permanecer en este vida para servir a Dios, que si murieran mil veces en testimonio de su fe, amor y fidelidad ".

 

Oh bondad soberana de la soberana Providencia de mi Dios!
Me abandono para siempre a Tus brazos.
Ya sea suave o severo,
guame desde ahora hacia donde quieras;
No considerar el camino a travs del cual me hars pasar,
pero mantn mis ojos fijos en Ti,
Dios mo, quin me gua?
Mi alma no encuentra descanso sin los brazos
y el seno de esta Providencia celestial,
mi verdadera Madre, mi fortaleza y mi muralla.
Por lo tanto, lo resuelvo con Tu Divina asistencia,
Oh mi Salvador,
para seguir Tus deseos y Tus ordenanzas,
sin considerar o examinar por qu T haces esto en vez de eso;
pero te seguir ciegamente
de acuerdo con tu voluntad divina,
sin buscar mis propias inclinaciones
Por lo tanto, estoy decidido a dejar todo a Ti,
no tomar parte en eso excepto el guardarme en paz en Tus brazos,
no deseando nada excepto como T me incitas a desear,
querer, desear.
Te ofrezco este deseo, Dios mo,
rogndote que lo bendigas; Me comprometo con todo lo que incluye,
confiando en Tu bondad,
liberalidad y misericordia
con total confianza en Ti,
desconfianza de m mismo,
y el conocimiento de mi infinita miseria y enfermedad.
Amn