San Marcos: Arrepentos y Creed en el Evangelio
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San Marcos, Evangelista
de Fr. Francis Xavier Weninger
Se mencionan en la Sagrada Escritura dos santos con el nombre de Marcos. El primero es Marcos el Evangelista, cuyo festival celebramos hoy. El otro es Marcos, conocido originalmente como Juan, quien ayud a San Pablo y a San Bernab en la promulgacin del Evangelio. El de quien hablamos aqu fue por nacimiento un judo, de la tribu de Lev. Algunos dicen que fue uno de los setenta discpulos de Cristo, pero otros, ms autnticos, dicen que fue convertido en el da de Pentecosts por el sermn de San Pedro, y que tambin fue bautizado por este apstol. Por lo tanto, el ltimo, en su epstola, lo llama su hijo, porque fue a travs de l nacido espiritualmente de nuevo en el bautismo santo. Por la misma razn, San Pablo llama a Onsimo su hijo, y escribi a los corintios que l lo haba regenerado a travs del Evangelio.
Despus que San Marcos fue bautizado manifest tal celo en su nueva fe, que San Pedro lo eligi como su compaero de viaje e intrprete. En Roma, adonde fue con el apstol, tuvo la alegra de ver el efecto de la predicacin de este ltimo en el creciente nmero diario de conversos. Cuando San Pedro se vio obligado a abandonar Roma por un tiempo, entreg a los cristianos recin convertidos a cargo de Marcos. Como estos le pidieron fervientemente que les diera por escrito todo lo que haban escuchado, de l y de San Pedro, de las enseanzas y milagros del Salvador, para que pudieran recordarlo mejor y comportarse ms de acuerdo con Sus preceptos divinos, San Marcos escribi el Evangelio que an existe en la Iglesia de Cristo.
San Pedro lo ley despus de su regreso y lo aprob, sancion la lectura del mismo en las asambleas de los fieles. San Pedro despus envi a su compaero a Egipto y otros pases vecinos para predicar el Evangelio, que fue hecho por el Santo con celo verdaderamente apostlico. Fue a cada ciudad y pueblo, y tuvo tanto xito en su enseanza que no solo miles de dolos fueron arrojados de sus altares, y numerosos paganos adoptaron la verdadera fe, sino que los recin convertidos tambin se esforzaron por llevar vidas ms santas. Esta fue la causa de que Egipto, hasta entonces tan adicto a la idolatra, se convirtiera en el hogar de tantos ermitaos y servidores fervientes del Todopoderoso. Los recin convertidos no estaban contentos simplemente con cumplir con los deberes que el Evangelio impona, sino que observaban muy escrupulosamente todos los consejos que les daban los Evangelistas. Dividieron sus propiedades entre los pobres; no posean nada como propio; y fueron extremadamente moderados, ya que, despus del ejemplo de su santo maestro, se abstuvieron de la carne y el vino, y ayunaron casi a diario.
Sin nmero fueron los que preservaron la virginidad perpetua. Cristianos tan celosos como estos llenaron toda la tierra, especialmente Alejandra, donde Marcos gobern la Iglesia que l haba fundado durante diecinueve aos. All se encontr con los paganos ms amargados, que ni siquiera podan soportar escuchar a un cristiano hablar de ellos. Y, sin embargo, a pesar de esto, Marcos haba aumentado el nmero de fieles hasta tal punto, por su predicacin, su vida santa y por los muchos milagros que haba realizado sobre las personas, por el signo de la Cruz, o al convocar a la mayora el santo nombre de Jess, que la casa en la cual los convertidos siempre se haban reunido para escuchar las palabras de Cristo, ya no poda contenerlos a todos, y varias casas adicionales tuvieron que ser seleccionadas.
San Marcos, Evangelista
de Fr. Francis Xavier Weninger
Se mencionan en la Sagrada Escritura dos santos con el nombre de Marcos. El primero es Marcos el Evangelista, cuyo festival celebramos hoy. El otro es Marcos, conocido originalmente como Juan, quien ayud a San Pablo y a San Bernab en la promulgacin del Evangelio. El de quien hablamos aqu fue por nacimiento un judo, de la tribu de Lev. Algunos dicen que fue uno de los setenta discpulos de Cristo, pero otros, ms autnticos, dicen que fue convertido en el da de Pentecosts por el sermn de San Pedro, y que tambin fue bautizado por este apstol. Por lo tanto, el ltimo, en su epstola, lo llama su hijo, porque fue a travs de l nacido espiritualmente de nuevo en el bautismo santo. Por la misma razn, San Pablo llama a Onsimo su hijo, y escribi a los corintios que l lo haba regenerado a travs del Evangelio.
Despus que San Marcos fue bautizado manifest tal celo en su nueva fe, que San Pedro lo eligi como su compaero de viaje e intrprete. En Roma, adonde fue con el apstol, tuvo la alegra de ver el efecto de la predicacin de este ltimo en el creciente nmero diario de conversos. Cuando San Pedro se vio obligado a abandonar Roma por un tiempo, entreg a los cristianos recin convertidos a cargo de Marcos. Como estos le pidieron fervientemente que les diera por escrito todo lo que haban escuchado, de l y de San Pedro, de las enseanzas y milagros del Salvador, para que pudieran recordarlo mejor y comportarse ms de acuerdo con Sus preceptos divinos, San Marcos escribi el Evangelio que an existe en la Iglesia de Cristo.
San Pedro lo ley despus de su regreso y lo aprob, sancion la lectura del mismo en las asambleas de los fieles. San Pedro despus envi a su compaero a Egipto y otros pases vecinos para predicar el Evangelio, que fue hecho por el Santo con celo verdaderamente apostlico. Fue a cada ciudad y pueblo, y tuvo tanto xito en su enseanza que no solo miles de dolos fueron arrojados de sus altares, y numerosos paganos adoptaron la verdadera fe, sino que los recin convertidos tambin se esforzaron por llevar vidas ms santas. Esta fue la causa de que Egipto, hasta entonces tan adicto a la idolatra, se convirtiera en el hogar de tantos ermitaos y servidores fervientes del Todopoderoso. Los recin convertidos no estaban contentos simplemente con cumplir con los deberes que el Evangelio impona, sino que observaban muy escrupulosamente todos los consejos que les daban los Evangelistas. Dividieron sus propiedades entre los pobres; no posean nada como propio; y fueron extremadamente moderados, ya que, despus del ejemplo de su santo maestro, se abstuvieron de la carne y el vino, y ayunaron casi a diario.
Sin nmero fueron los que preservaron la virginidad perpetua. Cristianos tan celosos como estos llenaron toda la tierra, especialmente Alejandra, donde Marcos gobern la Iglesia que l haba fundado durante diecinueve aos. All se encontr con los paganos ms amargados, que ni siquiera podan soportar escuchar a un cristiano hablar de ellos. Y, sin embargo, a pesar de esto, Marcos haba aumentado el nmero de fieles hasta tal punto, por su predicacin, su vida santa y por los muchos milagros que haba realizado sobre las personas, por el signo de la Cruz, o al convocar a la mayora el santo nombre de Jess, que la casa en la cual los convertidos siempre se haban reunido para escuchar las palabras de Cristo, ya no poda contenerlos a todos, y varias casas adicionales tuvieron que ser seleccionadas.
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Los sacerdotes idlatras, enfurecidos por este maravilloso progreso del cristianismo, instigaron a los paganos contra San Marcos y se esforzaron por deshacerse de l. El hombre santo, temiendo que pudiera sobrevenir una persecucin general de los fieles, que podra llevar a muchos, por temor a la muerte, a abandonar su fe, consagr a Aniano, que haba sido uno de los primeros conversos en Alejandra, y que el Santo tena bien instruido en la fe, como obispo, y en secreto sali de la ciudad, para estar ausente por algn tiempo. Despus de dos aos, a los que emple en visitar otras iglesias, fundadas por l, regres a Alejandra. Poco despus de su regreso, que no pudo mantenerse en secreto durante mucho tiempo, los paganos celebraron una celebracin en honor del dolo Serapis, en cuya ocasin se hicieron muchos sacrificios a este dios falso. Los sacerdotes idlatras, cuya furia contra san Marcos no se haba enfriado, gritaban en voz alta que, por encima de todo, deban buscar al galileo, designaban al santo, y como enemigo ms acrrimo de sus dioses, sacrificarlo a Serapis. La gente que segua a estos locos busc a San Marcos y lo encontr ante el altar ofreciendo a Dios el sacrificio incruento de la Misa. Ataron una cuerda alrededor de su cuerpo, lo arrojaron al suelo y lo arrastraron fuera de la iglesia y a travs de las calles con tanta violencia, que todo el camino estaba manchado, con su sangre, y su cuerpo cruelmente mutilado.
Al atardecer, lo arrojaron a una oscura y hmeda mazmorra. Durante la noche, se le apareci un ngel, que dijo: "Marcos, siervo del Altsimo, tu nombre est escrito en el Libro de la Vida. Tu memoria nunca morir, y los arcngeles recibirn tu alma en paz eterna". Apenas desapareci esta visin reconfortante, cuando Cristo, nuestro Salvador, se le apareci en la misma forma en que vivi cuando estaba en la tierra, dicindole estas divinas palabras: "Marcos, la paz sea contigo!" La alegra del Santo en esta visin era inexpresable. Pas toda la noche en oraciones y alabanzas a Dios. Al da siguiente, al amanecer, los brbaros paganos lo arrastraron por las calles como lo haban hecho el da anterior, hasta que su alma parti a Dios. Durante su martirio, no dej de alabar al Todopoderoso, de predicar a Cristo y de asegurarle a todos que consideraba que era una gran felicidad morir por la fe del Salvador. Sus ltimas palabras fueron dichas por el Seor sobre la Santa Cruz: "Padre, en tus manos encomiendo mi espritu". Los paganos habran quemado los restos del santo, pero una granizada repentina los ahuyent, y esto les dio la oportunidad a los cristianos de tomar posesin de ellos y sepultarlos en una cueva excavada en una roca. Despus de muchos aos fueron transportados a Venecia, donde, hasta el da de hoy se conservan y se honran en alto honor.
Los sacerdotes idlatras, enfurecidos por este maravilloso progreso del cristianismo, instigaron a los paganos contra San Marcos y se esforzaron por deshacerse de l. El hombre santo, temiendo que pudiera sobrevenir una persecucin general de los fieles, que podra llevar a muchos, por temor a la muerte, a abandonar su fe, consagr a Aniano, que haba sido uno de los primeros conversos en Alejandra, y que el Santo tena bien instruido en la fe, como obispo, y en secreto sali de la ciudad, para estar ausente por algn tiempo. Despus de dos aos, a los que emple en visitar otras iglesias, fundadas por l, regres a Alejandra. Poco despus de su regreso, que no pudo mantenerse en secreto durante mucho tiempo, los paganos celebraron una celebracin en honor del dolo Serapis, en cuya ocasin se hicieron muchos sacrificios a este dios falso. Los sacerdotes idlatras, cuya furia contra san Marcos no se haba enfriado, gritaban en voz alta que, por encima de todo, deban buscar al galileo, designaban al santo, y como enemigo ms acrrimo de sus dioses, sacrificarlo a Serapis. La gente que segua a estos locos busc a San Marcos y lo encontr ante el altar ofreciendo a Dios el sacrificio incruento de la Misa. Ataron una cuerda alrededor de su cuerpo, lo arrojaron al suelo y lo arrastraron fuera de la iglesia y a travs de las calles con tanta violencia, que todo el camino estaba manchado, con su sangre, y su cuerpo cruelmente mutilado.
Al atardecer, lo arrojaron a una oscura y hmeda mazmorra. Durante la noche, se le apareci un ngel, que dijo: "Marcos, siervo del Altsimo, tu nombre est escrito en el Libro de la Vida. Tu memoria nunca morir, y los arcngeles recibirn tu alma en paz eterna". Apenas desapareci esta visin reconfortante, cuando Cristo, nuestro Salvador, se le apareci en la misma forma en que vivi cuando estaba en la tierra, dicindole estas divinas palabras: "Marcos, la paz sea contigo!" La alegra del Santo en esta visin era inexpresable. Pas toda la noche en oraciones y alabanzas a Dios. Al da siguiente, al amanecer, los brbaros paganos lo arrastraron por las calles como lo haban hecho el da anterior, hasta que su alma parti a Dios. Durante su martirio, no dej de alabar al Todopoderoso, de predicar a Cristo y de asegurarle a todos que consideraba que era una gran felicidad morir por la fe del Salvador. Sus ltimas palabras fueron dichas por el Seor sobre la Santa Cruz: "Padre, en tus manos encomiendo mi espritu". Los paganos habran quemado los restos del santo, pero una granizada repentina los ahuyent, y esto les dio la oportunidad a los cristianos de tomar posesin de ellos y sepultarlos en una cueva excavada en una roca. Despus de muchos aos fueron transportados a Venecia, donde, hasta el da de hoy se conservan y se honran en alto honor.
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CONSIDERACIONES PRCTICAS
1. San Marcos, un Evangelista de Jesucristo, se abstuvo de la carne y el vino y ayun casi a diario, adems de llevar a los cristianos recin convertidos a la misma abnegacin por su precepto. San Marcos posea el espritu divino del Salvador y su Evangelio? Quin puede dudarlo? Por lo tanto, el espritu de Jesucristo, el espritu del Evangelio, es un espritu de mortificacin; uno que incita a la auto-inmolacin Qu espritu te gobierna cuando no solo detestas la auto-mortificacin sino que le permites a tu cuerpo todo lo que desea, aunque esto es evidentemente contrario a las leyes de Dios y de la Iglesia? Por qu cuidas tan tierno de l y lo complaces en todos sus caprichos? Por qu no lo mortificas en nada? El espritu del Salvador no te ha enseado as; y tampoco; Su espritu ni el de la Iglesia? hasta ahora ha sido su gua. Prstale al menos tu odo, en el futuro y no permitas a tu cuerpo ningn placer pecaminoso. Privarlo, a veces, incluso de algunos de los que son admisibles. Castgalo, segn el ejemplo del Santo, con penitencia voluntaria. "Debemos tratar nuestro cuerpo", dice San Bernardo: "como uno que est enfermo. Rechazamos a los enfermos muchas cosas que desean y que en s mismas no son dainas. De la misma manera, les exigimos mucho de lo que no les agrada". De esta moda trata tu cuerpo. Si actas de manera diferente, permitindole todo lo que desea solo satisfacerlo, las palabras de San Pablo al Romano se harn realidad en su caso: "Porque si vivs segn la carne, morirs" (Romanos VIII), es decir, una muerte infeliz y eterna.
CONSIDERACIONES PRCTICAS
1. San Marcos, un Evangelista de Jesucristo, se abstuvo de la carne y el vino y ayun casi a diario, adems de llevar a los cristianos recin convertidos a la misma abnegacin por su precepto. San Marcos posea el espritu divino del Salvador y su Evangelio? Quin puede dudarlo? Por lo tanto, el espritu de Jesucristo, el espritu del Evangelio, es un espritu de mortificacin; uno que incita a la auto-inmolacin Qu espritu te gobierna cuando no solo detestas la auto-mortificacin sino que le permites a tu cuerpo todo lo que desea, aunque esto es evidentemente contrario a las leyes de Dios y de la Iglesia? Por qu cuidas tan tierno de l y lo complaces en todos sus caprichos? Por qu no lo mortificas en nada? El espritu del Salvador no te ha enseado as; y tampoco; Su espritu ni el de la Iglesia? hasta ahora ha sido su gua. Prstale al menos tu odo, en el futuro y no permitas a tu cuerpo ningn placer pecaminoso. Privarlo, a veces, incluso de algunos de los que son admisibles. Castgalo, segn el ejemplo del Santo, con penitencia voluntaria. "Debemos tratar nuestro cuerpo", dice San Bernardo: "como uno que est enfermo. Rechazamos a los enfermos muchas cosas que desean y que en s mismas no son dainas. De la misma manera, les exigimos mucho de lo que no les agrada". De esta moda trata tu cuerpo. Si actas de manera diferente, permitindole todo lo que desea solo satisfacerlo, las palabras de San Pablo al Romano se harn realidad en su caso: "Porque si vivs segn la carne, morirs" (Romanos VIII), es decir, una muerte infeliz y eterna.
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2. San Marcos le revel que su nombre estaba escrito en el Libro de la Vida. Tu nombre tambin est inscrito en l? No puedo responder esta pregunta; pero puedo darle la esperanza de que su nombre se encuentre all si actas de acuerdo con la voluntad del Seor tal como se establece en su Evangelio.
En l, Cristo ha mostrado el camino que conduce al Cielo. Si lo sigue camina hacia la felicidad eterna. l ha indicado claramente lo que es necesario para obtener la salvacin, y si cumple con Sus Mandamientos, su nombre seguramente estar escrito en el Libro de la Vida. En vez de libros vacos, impuros, herticos, tome el Evangelio de Cristo: en su mano, lalo cuidadosamente, examnaae a ai mismo y luego considere cmo debe regular su vida de acuerdo con ella. Para, no es suficiente confesarse cristiano y leer el Evangelio, pero uno tambin debe vivir de acuerdo con sus enseanzas. "Arrepintanse, y crean en el Evangelio", dijo Cristo en su primer sermn al pueblo (Marcos i). Pero quien cree verdaderamente en el Evangelio, no solo cree lo que contiene, sino que sigue sus mandamientos. "Cmo puede un hombre decir que cree en Cristo, cuando no obedece sus mandamientos?", Dice San Cipriano.
Y yo agrego; Cmo puede un hombre decir que cree en el Evangelio, si no sigue sus preceptos, y no regula su vida de acuerdo con ellos? No hay esperanza para que l crea que su nombre est registrado en el Libro de la Vida, si l no sigue las enseanzas del Evangelio. "Pero todos no obedecen el Evangelio", escribe San Pablo (Romanos X). Y esta es la razn por la cual los nombres de tantos no estn inscritos en el Libro de la Vida. "Mis ovejas oyen mi voz", dice Cristo (San Juan X). Las ovejas que algn da sern colocadas a la diestra del Seor son las elegidas. Ellas escuchan la voz de Cristo y obedecen el llamado. Esa voz suena en el Evangelio. Cristo, el Seor, habla a travs de sus palabras. Quien desee ser contado con los elegidos debe obedecer el Evangelio. "Mis ovejas oyen mi voz". Usted la oye?
2. San Marcos le revel que su nombre estaba escrito en el Libro de la Vida. Tu nombre tambin est inscrito en l? No puedo responder esta pregunta; pero puedo darle la esperanza de que su nombre se encuentre all si actas de acuerdo con la voluntad del Seor tal como se establece en su Evangelio.
En l, Cristo ha mostrado el camino que conduce al Cielo. Si lo sigue camina hacia la felicidad eterna. l ha indicado claramente lo que es necesario para obtener la salvacin, y si cumple con Sus Mandamientos, su nombre seguramente estar escrito en el Libro de la Vida. En vez de libros vacos, impuros, herticos, tome el Evangelio de Cristo: en su mano, lalo cuidadosamente, examnaae a ai mismo y luego considere cmo debe regular su vida de acuerdo con ella. Para, no es suficiente confesarse cristiano y leer el Evangelio, pero uno tambin debe vivir de acuerdo con sus enseanzas. "Arrepintanse, y crean en el Evangelio", dijo Cristo en su primer sermn al pueblo (Marcos i). Pero quien cree verdaderamente en el Evangelio, no solo cree lo que contiene, sino que sigue sus mandamientos. "Cmo puede un hombre decir que cree en Cristo, cuando no obedece sus mandamientos?", Dice San Cipriano.
Y yo agrego; Cmo puede un hombre decir que cree en el Evangelio, si no sigue sus preceptos, y no regula su vida de acuerdo con ellos? No hay esperanza para que l crea que su nombre est registrado en el Libro de la Vida, si l no sigue las enseanzas del Evangelio. "Pero todos no obedecen el Evangelio", escribe San Pablo (Romanos X). Y esta es la razn por la cual los nombres de tantos no estn inscritos en el Libro de la Vida. "Mis ovejas oyen mi voz", dice Cristo (San Juan X). Las ovejas que algn da sern colocadas a la diestra del Seor son las elegidas. Ellas escuchan la voz de Cristo y obedecen el llamado. Esa voz suena en el Evangelio. Cristo, el Seor, habla a travs de sus palabras. Quien desee ser contado con los elegidos debe obedecer el Evangelio. "Mis ovejas oyen mi voz". Usted la oye?
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25 Abril - San Marcos, Evangelista y Mrtir (siglo I) - Aarrepintete y Cree en el Evangelio
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La Bendicin Apostlica de la Santa Sede en Roma se imparta (28 de Octubre, 2013)
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