San Policarpo - Que me reciban entre los mrtires
Museo Britnico, Londres, Inglaterra;
Un sacrificio rico y agradable
De una carta sobre el Martirio de San Policarpo, Obispo (+166) de la Iglesia de Esmirna
(Cap. 13,2-15,2; Funk 1, 297-299)
(Cap. 13,2-15,2; Funk 1, 297-299)
Cuando la pira estuvo lista, Policarpo se quit toda su ropa y afloj su ropa interior. Hizo un esfuerzo tambin por quitarse los zapatos, aunque no estaba acostumbrado a esto, ya que los fieles siempre competan entre s en su prisa por tocar su cuerpo. Incluso antes de su martirio, haba recibido toda la marca de honor en homenaje a su santidad de vida.
All y luego estaba rodeado por el material para la pira. Cuando trataron de atarlo tambin con clavos, l dijo: "Djame como estoy. El que me d fuerzas para soportar el fuego tambin me dar la fuerza para permanecer quieto en la pira, incluso sin la precaucin de tus uas." Entonces no lo fijaron en la pira con clavos sino que solo lo sujetaron. Atado como estaba, con las manos a la espalda, se levant como un poderoso carnero, elegido para el sacrificio de un gran rebao, una vctima digna preparada para ser ofrecida a Dios.
Mirando al cielo, dijo: "Seor, Dios todopoderoso, Padre de tu amado y bendito Hijo Jesucristo, por quien hemos llegado al conocimiento de ti mismo, Dios de los ngeles, de los poderes, de toda la creacin, de toda la raza de los santos que viven en tu vista, te bendigo por juzgarme digno de este da, esta hora, para que en compaa de los mrtires pueda compartir la copa de Cristo, tu ungido, y ascender de nuevo a la vida eterna en alma y cuerpo, inmortal por el poder del Espritu Santo. Que hoy sea recibido entre los mrtires en tu presencia como un sacrificio rico y agradable. Dios de verdad, extrao a la falsedad, has preparado esto y me lo has revelado y ahora has cumplido tu promesa.
"Te alabo por todas las cosas, te bendigo, te glorifico por el eterno sacerdote del cielo, Jesucristo, tu Hijo amado. Por l sea tu gloria, junto con l y el Espritu Santo, ahora y por siempre. Amn."
Cuando l dijo "Amn" y termin la oracin, los oficiales de la pira la encendieron. Pero, cuando estall una gran llama, aquellos de nosotros tuvimos el privilegio de verla como algo extrao y maravilloso. De hecho, nos hemos salvado para contar la historia a otros. Como la vela de un barco que se hincha en el viento, la llama se convirti en una cpula que rodeaba el cuerpo del mrtir. Rodeado por el fuego, su cuerpo era como pan cocido, o dorado y plateado al horno, no como carne quemada. Tan dulce fue la fragancia que se nos ocurri que era como quemar incienso u otra goma de mascar, costosa y dulce.
Un sacrificio rico y agradable
De una carta sobre el Martirio de San Policarpo, Obispo (+166) de la Iglesia de Esmirna
(Cap. 13,2-15,2; Funk 1, 297-299)
(Cap. 13,2-15,2; Funk 1, 297-299)
Cuando la pira estuvo lista, Policarpo se quit toda su ropa y afloj su ropa interior. Hizo un esfuerzo tambin por quitarse los zapatos, aunque no estaba acostumbrado a esto, ya que los fieles siempre competan entre s en su prisa por tocar su cuerpo. Incluso antes de su martirio, haba recibido toda la marca de honor en homenaje a su santidad de vida.
All y luego estaba rodeado por el material para la pira. Cuando trataron de atarlo tambin con clavos, l dijo: "Djame como estoy. El que me d fuerzas para soportar el fuego tambin me dar la fuerza para permanecer quieto en la pira, incluso sin la precaucin de tus uas." Entonces no lo fijaron en la pira con clavos sino que solo lo sujetaron. Atado como estaba, con las manos a la espalda, se levant como un poderoso carnero, elegido para el sacrificio de un gran rebao, una vctima digna preparada para ser ofrecida a Dios.
Mirando al cielo, dijo: "Seor, Dios todopoderoso, Padre de tu amado y bendito Hijo Jesucristo, por quien hemos llegado al conocimiento de ti mismo, Dios de los ngeles, de los poderes, de toda la creacin, de toda la raza de los santos que viven en tu vista, te bendigo por juzgarme digno de este da, esta hora, para que en compaa de los mrtires pueda compartir la copa de Cristo, tu ungido, y ascender de nuevo a la vida eterna en alma y cuerpo, inmortal por el poder del Espritu Santo. Que hoy sea recibido entre los mrtires en tu presencia como un sacrificio rico y agradable. Dios de verdad, extrao a la falsedad, has preparado esto y me lo has revelado y ahora has cumplido tu promesa.
"Te alabo por todas las cosas, te bendigo, te glorifico por el eterno sacerdote del cielo, Jesucristo, tu Hijo amado. Por l sea tu gloria, junto con l y el Espritu Santo, ahora y por siempre. Amn."
Cuando l dijo "Amn" y termin la oracin, los oficiales de la pira la encendieron. Pero, cuando estall una gran llama, aquellos de nosotros tuvimos el privilegio de verla como algo extrao y maravilloso. De hecho, nos hemos salvado para contar la historia a otros. Como la vela de un barco que se hincha en el viento, la llama se convirti en una cpula que rodeaba el cuerpo del mrtir. Rodeado por el fuego, su cuerpo era como pan cocido, o dorado y plateado al horno, no como carne quemada. Tan dulce fue la fragancia que se nos ocurri que era como quemar incienso u otra goma de mascar, costosa y dulce.
26 de Enero (Tradicional) / 23 de Febrero (Nuevo) - San Policarpo de Esmirna (+166), Obispo y mrtir - Que yo sea recibido entre los mrtires - De la carta sobre el Martirio de San Policarpo por la Iglesia de Esmirna
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