A la Madre de Dios - quien trajo al frente la Verdad
Mara, antes de concebir corporalmente, concibi en su espritu
De los sermones de San Len Magno (400-461), papa (Sermn 1 en la Natividad del Seor, 2.3: PL 54, 191-192)
Dios elige a una virgen de la descendencia real de David; y esta virgen, destinada a llevar en su seno el fruto de una sagrada fecundacin, antes de concebir corporalmente a su prole, divina y humana a la vez, la concibi en su espritu. Y, para que no se espantara, ignorando los designios divinos, al observar en su cuerpo unos cambios inesperados, conoce, por la conversacin con el ngel, lo que el Espritu Santo ha de operar en ella. Y la que ha de ser Madre de Dios confa en que su virginidad ha de permanecer sin detrimento. Por qu haba de dudar de este nuevo gnero de concepcin, si se le promete que el Altsimo pondr en juego su poder? Su fe y su confianza quedan, adems, confirmadas cuando el ngel le da una prueba de la eficacia maravillosa de este poder divino, hacindole saber que Isabel ha obtenido tambin una inesperada fecundidad: el que es capaz de hacer concebir a una mujer estril puede hacer lo mismo con una mujer virgen.
As, pues, el Verbo de Dios, que es Dios, el Hijo de Dios, que en el principio estaba junto a Dios, por medio del cual se hizo todo, y sin el cual no se hizo nada, se hace hombre para librar al hombre de la muerte eterna; se abaja hasta asumir nuestra pequeez, sin menguar por ello su majestad, de tal modo que, permaneciendo lo que era y asumiendo lo que no era, une la autntica condicin de esclavo a su condicin divina, por la que es igual al Padre; la unin que establece entre ambas naturalezas es tan admirable, que ni la gloria de la divinidad absorbe la humanidad, ni la humanidad disminuye en nada la divinidad.
Quedando, pues, a salvo el carcter propio de cada una de las naturalezas, y unidas ambas en una sola persona, la majestad asume la humildad, el poder la debilidad, la eternidad la mortalidad; y, para saldar la deuda contrada por nuestra condicin pecadora, la naturaleza invulnerable se une a la naturaleza pasible, Dios verdadero y hombre verdadero se conjugan armoniosamente en la nica persona del Seor; de este modo, tal como convena para nuestro remedio, el nico y mismo mediador entre Dios y los hombres pudo a la vez morir y resucitar, por la conjuncin en l de esta doble condicin. Con razn, pues, este nacimiento salvador haba de dejar intacta la virginidad de la madre, ya que fue a la vez salvaguarda del pudor y alumbramiento de la verdad.
Tal era, amadsimos, la clase de nacimiento que convena a Cristo, fuerza y sabidura de Dios; con l se mostr igual a nosotros por su humanidad, superior a nosotros por su divinidad. Si no hubiera sido Dios verdadero, si no hubiera podido remediar nuestra situacin; si no hubiera sido hombre verdadero, no hubiera podido darnos ejemplo.
Por eso, al nacer el Seor, los ngeles cantan llenos de gozo: Gloria a Dios en el cielo, y proclaman: y en la tierra paz a los hombres que ama el Seor. Ellos ven, en efecto, que la Jerusaln celestial se va edificando por medio de todas las naciones del orbe. Cmo, pues, no habra de alegrarse la pequeez humana ante esta obra inenarrable de la misericordia divina, cuando incluso los coros sublimes de los ngeles encontraban en ella un gozo tan intenso?
Mara, antes de concebir corporalmente, concibi en su espritu
De los sermones de San Len Magno (400-461), papa (Sermn 1 en la Natividad del Seor, 2.3: PL 54, 191-192)
Dios elige a una virgen de la descendencia real de David; y esta virgen, destinada a llevar en su seno el fruto de una sagrada fecundacin, antes de concebir corporalmente a su prole, divina y humana a la vez, la concibi en su espritu. Y, para que no se espantara, ignorando los designios divinos, al observar en su cuerpo unos cambios inesperados, conoce, por la conversacin con el ngel, lo que el Espritu Santo ha de operar en ella. Y la que ha de ser Madre de Dios confa en que su virginidad ha de permanecer sin detrimento. Por qu haba de dudar de este nuevo gnero de concepcin, si se le promete que el Altsimo pondr en juego su poder? Su fe y su confianza quedan, adems, confirmadas cuando el ngel le da una prueba de la eficacia maravillosa de este poder divino, hacindole saber que Isabel ha obtenido tambin una inesperada fecundidad: el que es capaz de hacer concebir a una mujer estril puede hacer lo mismo con una mujer virgen.
As, pues, el Verbo de Dios, que es Dios, el Hijo de Dios, que en el principio estaba junto a Dios, por medio del cual se hizo todo, y sin el cual no se hizo nada, se hace hombre para librar al hombre de la muerte eterna; se abaja hasta asumir nuestra pequeez, sin menguar por ello su majestad, de tal modo que, permaneciendo lo que era y asumiendo lo que no era, une la autntica condicin de esclavo a su condicin divina, por la que es igual al Padre; la unin que establece entre ambas naturalezas es tan admirable, que ni la gloria de la divinidad absorbe la humanidad, ni la humanidad disminuye en nada la divinidad.
Quedando, pues, a salvo el carcter propio de cada una de las naturalezas, y unidas ambas en una sola persona, la majestad asume la humildad, el poder la debilidad, la eternidad la mortalidad; y, para saldar la deuda contrada por nuestra condicin pecadora, la naturaleza invulnerable se une a la naturaleza pasible, Dios verdadero y hombre verdadero se conjugan armoniosamente en la nica persona del Seor; de este modo, tal como convena para nuestro remedio, el nico y mismo mediador entre Dios y los hombres pudo a la vez morir y resucitar, por la conjuncin en l de esta doble condicin. Con razn, pues, este nacimiento salvador haba de dejar intacta la virginidad de la madre, ya que fue a la vez salvaguarda del pudor y alumbramiento de la verdad.
Tal era, amadsimos, la clase de nacimiento que convena a Cristo, fuerza y sabidura de Dios; con l se mostr igual a nosotros por su humanidad, superior a nosotros por su divinidad. Si no hubiera sido Dios verdadero, si no hubiera podido remediar nuestra situacin; si no hubiera sido hombre verdadero, no hubiera podido darnos ejemplo.
Por eso, al nacer el Seor, los ngeles cantan llenos de gozo: Gloria a Dios en el cielo, y proclaman: y en la tierra paz a los hombres que ama el Seor. Ellos ven, en efecto, que la Jerusaln celestial se va edificando por medio de todas las naciones del orbe. Cmo, pues, no habra de alegrarse la pequeez humana ante esta obra inenarrable de la misericordia divina, cuando incluso los coros sublimes de los ngeles encontraban en ella un gozo tan intenso?
A la Madre de Dios
Gloria a ti, Oh santa madre de Dios, pieza maestra del universo, estrella luminosa, ilustra de la virginidad, centro de fe, templo indestructible, en el cual l vivi - aquel cuyo ser la inmensidad no puede contener.
Madre virgen de l quien, bendecido para siempre, viene a nosotros en el nombre del Seor, por ti la Trinidad es glorificada, la santa cruz alabada y adorada a traves de todo el mundo; los cielos se regocijan y los ngeles tiemblan con gozo; los demonios son hechados, y el hombre puede pasar de la esclavitud a la libertad del Cielo.
A traves de ti criaturas idlatras han conocido la verdad encarnada; los fieles han recibido el bautismo e iglesias han sido eregidas en todas partes de la tierra.
Por tu asistencia los Gentiles han sido traidos al arrepentimiento. Y finalmente, a traves de Ti, el Unignito Hijo de Dios, fuente de toda luz, has brillado sobre los ojos del ciego, quien estaban sentados en la sombra de la muerte.
Oh madre virgen, quien puede mencionar tus alabanzas? Pero elogimosla de acuerdo con las capacidades y poderes que se nos otorgan; al mismo tiempo adorando Dios tu Hijo, el casto esposo de la Iglesia, a Quien se debe todo nuestro honor y gloria, ahora y por siempre. Amn.
San Cirilo de Alejandra (376-444)
A la Madre de Dios
Gloria a ti, Oh santa madre de Dios, pieza maestra del universo, estrella luminosa, ilustra de la virginidad, centro de fe, templo indestructible, en el cual l vivi - aquel cuyo ser la inmensidad no puede contener.
Madre virgen de l quien, bendecido para siempre, viene a nosotros en el nombre del Seor, por ti la Trinidad es glorificada, la santa cruz alabada y adorada a traves de todo el mundo; los cielos se regocijan y los ngeles tiemblan con gozo; los demonios son hechados, y el hombre puede pasar de la esclavitud a la libertad del Cielo.
A traves de ti criaturas idlatras han conocido la verdad encarnada; los fieles han recibido el bautismo e iglesias han sido eregidas en todas partes de la tierra.
Por tu asistencia los Gentiles han sido traidos al arrepentimiento. Y finalmente, a traves de Ti, el Unignito Hijo de Dios, fuente de toda luz, has brillado sobre los ojos del ciego, quien estaban sentados en la sombra de la muerte.
Oh madre virgen, quien puede mencionar tus alabanzas? Pero elogimosla de acuerdo con las capacidades y poderes que se nos otorgan; al mismo tiempo adorando Dios tu Hijo, el casto esposo de la Iglesia, a Quien se debe todo nuestro honor y gloria, ahora y por siempre. Amn.
San Cirilo de Alejandra (376-444)
11 de Octubre - Fieseta de la Santa Maternidad de la Beata Virgen Mara - Mara concibi en su espiritu antes de concerbir en su cuerpo, de San Len Magno y oracin de San Cirilo de Alejandra a la Madre de Dios
Este sitio es dedicado a Nuestro Seor Jesucristo
en la Santsima Virgen Mara
para la Gloria de Dios
La Bendicin Apostlica de la Santa Sede en Roma se imparta (28 de Octubre, 2013)
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