San Miguel - Aydanos a conquistar el orgullo y a obtener humildad
El Da de San Miguel, 29 de Septiembre
por el Reverendsimo Obispo Richard Challoner, (1691-1781)
Consideremos, en primer lugar, que en este da la iglesia de Dios celebra la fiesta de San Miguel y, de toda la hueste celestial de los ngeles y arcngeles, querubines y serafn, y el resto de las rdenes de los espritus bendecidos. es:
Primero, el unirse a todos estos coros celestiales dando la gloria, alabanza y accin de gracias a Dios, quien cre estos espritus anglicos para glorificarle; y que les ha inspirado con todo un amor indescriptible para nosotros; y, los ha enviado a ministrar por nosotros, a fin de que recibamos la herencia de la salvacin (Hebreos 14: 2). En este da debemos felicitar a estos ciudadanos celestiales, y a su gran lder, San Miguel, a estos amigos de Dios y al nuestro; y regocijarse en su felicidad eterna.
En segundo lugar, debemos asociarnos con ellos, para promover conjuntamente la causa comn de nuestro Maestro comn; es decir, la mayor gloria de Dios y el progreso de Su divino servicio y amor; y con ellos para luchar Sus batallas contra el diablo y sus ngeles rebeldes. Oh, cristianos, cun feliz, cun gloriosa es esta causa en la que tanto nosotros como ellos estamos comprometidos! Y cun ventajoso es para nosotros tener tales auxiliares en esta gran guerra!
Consideremos, en tercer lugar, qu lecciones tenemos que aprender del comportamiento de estos espritus bienaventurados, desde el primer momento de su creacin; y lo que debemos imitar en ellos. Apenas recibieron su ser, pero se volvieron a su Creador por adoracin y amor; y se dedicaron eternamente a l.
Hemos sido hechos para el mismo fin que para glorificar a Dios; y, como ellos, estaban estrictamente obligados a dirigirse a nuestro Creador, tan pronto como ramos capaces de conocerlo; y dedicar todo nuestro ser a Su amor y servicio. Pero lo hemos hecho?
Acaso no hemos preferido, como Lucifer y sus asociados, alejarnos de Dios, en nuestra primera venida al uso de la razn, y preferimos cada juguete vaco delante de l? Los buenos ngeles estn siempre atentos a Dios, dondequiera que estn, o lo que sean; su ojo y su corazn estn siempre sobre l; estn perpetuamente celosos de Su honor, y siempre trabajan para procurar, no su propia gloria, sino la gloria de su gran rey.
Los imitamos? El ojo de nuestra alma se vuelve hacia Dios en todos nuestros empleos? Estamos siempre buscando Su mayor gloria? Si es as, como los ngeles, dondequiera que estemos y todo lo que estamos haciendo, tendremos en cierta medida el cielo con nosotros, incluso aqu en la tierra.
Consideremos, en cuarto lugar, el Evangelio de este da (San Mateo, xviii.) Qu clase de ejercicios de virtud deben llevarnos efectivamente a la sociedad eterna de los ngeles. Debemos ser convertidos de la corrupcin del orgullo, que expulsa al diablo del cielo, y se hace como los nios pequeos, por la inocencia y la humildad, o no tendremos parte con los buenos ngeles en el reino de los cielos.
No hay lugar para el orgullo en esa bendita sociedad: el diablo es el rey sobre todos los hijos del orgullo, (Job, xl, 25). No hay sitio all para cualquiera que voluntariamente se asocie con los rebeldes (que han sido expulsados del cielo); corrompiendo a otros o sufriendo corrupcin y alejamiento de su lealtad; dando o tomando escndalo contra sus propias almas.
La verdadera manera de llegar a la feliz compaa de los ngeles es la humildad, la inocencia y la pureza. Si viniramos entre ellos, debemos limpiarnos de todas las impurezas de la carne y del espritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios (2 Corintios vii.1). Porque nada contaminado entrar en aquella bendita ciudad, donde morarn para siempre (Apocalipsis xxi, 27).
Concluye as a honrar a San Miguel ya todos los buenos ngeles, como para imitar su fidelidad a su Dios; su atencin constante para promover su gloria; y su constante oposicin a todas las empresas de su enemigo. El nombre de Miguel significa "quin es como Dios?"
Sea ste su lema en toda su guerra espiritual: permanezcan siempre cerca de Dios y l se mantendr cerca de ustedes; prefer Su honor ante todas las dems consideraciones; y aplastars rpidamente a Satans bajo vuestros pies: s, os permitir caminar sobre las aspas y sobre el basilisco, y pisar el len y el dragn; y nada tendr poder para hacerte dao.
El Da de San Miguel, 29 de Septiembre
por el Reverendsimo Obispo Richard Challoner, (1691-1781)
Consideremos, en primer lugar, que en este da la iglesia de Dios celebra la fiesta de San Miguel y, de toda la hueste celestial de los ngeles y arcngeles, querubines y serafn, y el resto de las rdenes de los espritus bendecidos. es:
Primero, el unirse a todos estos coros celestiales dando la gloria, alabanza y accin de gracias a Dios, quien cre estos espritus anglicos para glorificarle; y que les ha inspirado con todo un amor indescriptible para nosotros; y, los ha enviado a ministrar por nosotros, a fin de que recibamos la herencia de la salvacin (Hebreos 14: 2). En este da debemos felicitar a estos ciudadanos celestiales, y a su gran lder, San Miguel, a estos amigos de Dios y al nuestro; y regocijarse en su felicidad eterna.
En segundo lugar, debemos asociarnos con ellos, para promover conjuntamente la causa comn de nuestro Maestro comn; es decir, la mayor gloria de Dios y el progreso de Su divino servicio y amor; y con ellos para luchar Sus batallas contra el diablo y sus ngeles rebeldes. Oh, cristianos, cun feliz, cun gloriosa es esta causa en la que tanto nosotros como ellos estamos comprometidos! Y cun ventajoso es para nosotros tener tales auxiliares en esta gran guerra!
Consideremos, en tercer lugar, qu lecciones tenemos que aprender del comportamiento de estos espritus bienaventurados, desde el primer momento de su creacin; y lo que debemos imitar en ellos. Apenas recibieron su ser, pero se volvieron a su Creador por adoracin y amor; y se dedicaron eternamente a l.
Hemos sido hechos para el mismo fin que para glorificar a Dios; y, como ellos, estaban estrictamente obligados a dirigirse a nuestro Creador, tan pronto como ramos capaces de conocerlo; y dedicar todo nuestro ser a Su amor y servicio. Pero lo hemos hecho?
Acaso no hemos preferido, como Lucifer y sus asociados, alejarnos de Dios, en nuestra primera venida al uso de la razn, y preferimos cada juguete vaco delante de l? Los buenos ngeles estn siempre atentos a Dios, dondequiera que estn, o lo que sean; su ojo y su corazn estn siempre sobre l; estn perpetuamente celosos de Su honor, y siempre trabajan para procurar, no su propia gloria, sino la gloria de su gran rey.
Los imitamos? El ojo de nuestra alma se vuelve hacia Dios en todos nuestros empleos? Estamos siempre buscando Su mayor gloria? Si es as, como los ngeles, dondequiera que estemos y todo lo que estamos haciendo, tendremos en cierta medida el cielo con nosotros, incluso aqu en la tierra.
Consideremos, en cuarto lugar, el Evangelio de este da (San Mateo, xviii.) Qu clase de ejercicios de virtud deben llevarnos efectivamente a la sociedad eterna de los ngeles. Debemos ser convertidos de la corrupcin del orgullo, que expulsa al diablo del cielo, y se hace como los nios pequeos, por la inocencia y la humildad, o no tendremos parte con los buenos ngeles en el reino de los cielos.
No hay lugar para el orgullo en esa bendita sociedad: el diablo es el rey sobre todos los hijos del orgullo, (Job, xl, 25). No hay sitio all para cualquiera que voluntariamente se asocie con los rebeldes (que han sido expulsados del cielo); corrompiendo a otros o sufriendo corrupcin y alejamiento de su lealtad; dando o tomando escndalo contra sus propias almas.
La verdadera manera de llegar a la feliz compaa de los ngeles es la humildad, la inocencia y la pureza. Si viniramos entre ellos, debemos limpiarnos de todas las impurezas de la carne y del espritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios (2 Corintios vii.1). Porque nada contaminado entrar en aquella bendita ciudad, donde morarn para siempre (Apocalipsis xxi, 27).
Concluye as a honrar a San Miguel ya todos los buenos ngeles, como para imitar su fidelidad a su Dios; su atencin constante para promover su gloria; y su constante oposicin a todas las empresas de su enemigo. El nombre de Miguel significa "quin es como Dios?"
Sea ste su lema en toda su guerra espiritual: permanezcan siempre cerca de Dios y l se mantendr cerca de ustedes; prefer Su honor ante todas las dems consideraciones; y aplastars rpidamente a Satans bajo vuestros pies: s, os permitir caminar sobre las aspas y sobre el basilisco, y pisar el len y el dragn; y nada tendr poder para hacerte dao.
Acto de Consagracin a San Miguel Arcngel
O San Miguel Arcngel, el ms noble Prncipe de las Jerarquas Angelicales, valeroso guerrero de Dios Todopoderoso, celoso amante de Su Gloria, terror de los ngeles rebeldes, amor y deleite de todos los justos, deseando ser contado entre tus devotos servidores, Yo, hoy te ofrezco y consagro a ti, y me pongo, mi familia y todo lo que poseo bajo tu ms poderosa proteccin.
Yo te suplico que no mires lo poco que yo, como tu siervo tiene que ofrecer, siendo slo un miserable pecador, sino ms bien mirar, con ojos favorables, al afecto sincero con que se hace esta ofrenda. Recuerda que si, desde este da en adelante, estoy bajo tu proteccin, debes ayudarme durante toda mi vida y procurarme el perdn de mis muchos pecados, y la gracia de amar a Dios, mi querido Salvador Jesucristo, y mi dulce Madre Mara con todo mi corazn. Obtenga para m la ayuda necesaria para llegar a mi corona de gloria.
Defindeme siempre de mis enemigos espirituales, particularmente en los ltimos momentos de mi vida. Ven, pues, oh glorioso prncipe, socrreme en mi ltima lucha. Con tu arma poderosa lanzada lejos de m y en el abismo infernal que prevaricator y ngel orgulloso que postr en la batalla celestial.
San Miguel, defindenos en nuestras batallas diarias para que no perecemos en el Juicio Final. Amn
Acto de Consagracin a San Miguel Arcngel
O San Miguel Arcngel, el ms noble Prncipe de las Jerarquas Angelicales, valeroso guerrero de Dios Todopoderoso, celoso amante de Su Gloria, terror de los ngeles rebeldes, amor y deleite de todos los justos, deseando ser contado entre tus devotos servidores, Yo, hoy te ofrezco y consagro a ti, y me pongo, mi familia y todo lo que poseo bajo tu ms poderosa proteccin.
Yo te suplico que no mires lo poco que yo, como tu siervo tiene que ofrecer, siendo slo un miserable pecador, sino ms bien mirar, con ojos favorables, al afecto sincero con que se hace esta ofrenda. Recuerda que si, desde este da en adelante, estoy bajo tu proteccin, debes ayudarme durante toda mi vida y procurarme el perdn de mis muchos pecados, y la gracia de amar a Dios, mi querido Salvador Jesucristo, y mi dulce Madre Mara con todo mi corazn. Obtenga para m la ayuda necesaria para llegar a mi corona de gloria.
Defindeme siempre de mis enemigos espirituales, particularmente en los ltimos momentos de mi vida. Ven, pues, oh glorioso prncipe, socrreme en mi ltima lucha. Con tu arma poderosa lanzada lejos de m y en el abismo infernal que prevaricator y ngel orgulloso que postr en la batalla celestial.
San Miguel, defindenos en nuestras batallas diarias para que no perecemos en el Juicio Final. Amn
29 de Septiembre (Tradicional) - San Miguel - Aydanos a conquistar el orgullo y a obtener humildad - Acto de Consagracin a San Miguel Arcngel
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La Bendicin Apostlica de la Santa Sede en Roma se imparta (28 de Octubre, 2013)
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