O Mara, Virgen muy bendita y Madre de Nuestro Seor y Redentor Jesucristo, por tu misericordia te suplico que vengas a mi ayuda y me inspires tanta confianza en tu poder, para que pueda recurrir a ti, te ruego, e imploro tu ayuda en todas las necesidades de alma y cuerpo.

MEDITACIN

Santa Mara, la virgen Madre de Dios, fue concebida sin pecado original. Ella nunca obscureci por el pecado real el brillo de la gracia santificante que embelleci su alma. Sin embargo, tuvo que pasar por el oscuro portal de la muerte antes de ser asumida, cuerpo y alma, en el cielo. Ella no haba sido dotada del privilegio de inmortalidad con el que Dios haba invertido a nuestros primeros padres en el paraso. Era necesario que ella fuese semejante a su Hijo divino en todo, incluso en la muerte. Pero como haba drenado la amarga taza de sufrimiento durante toda su vida, y especialmente cuando estaba de pie bajo la cruz, su muerte deba estar libre de dolor y sufrimiento. Ella silenciosamente pas renunciando a su espritu en un ansioso deseo de estar unidos para siempre con su divino Hijo en el cielo.

PRCTICA

Si tu has despojado a tu corazn de todo el apego indisciplinado a los bienes y disfrutes de esta tierra, tu tambin puedes esperar una transicin feliz y tranquila de esta tierra de exilio a tu hogar en el cielo. Por lo tanto, si todava ests apegado a las cosas transitorias de esta vida, separa tu corazn de ellas, ahora. El renunciamiento voluntario de los bienes terrenales solo es meritorio ante Dios. La separacin de ellos impuesta por la mano fuerte de la muerte no tiene ningn valor sobrenatural.

ORACIN DE LA IGLESIA

Te ruego, Seor, perdona las faltas de tus siervos; Que nosotros, por nuestras propias obras, no podamos complacer a Ti, podamos ser salvos por la intercesin de la Madre de Tu Hijo, Nuestro Seor Jesucristo. Amn


ORACIN FINAL

Gloriosa Virgen, que por tu consolacin merecas morir consolada por la visin de tu amado Hijo Jess, y en compaa de los apstoles y ngeles; rogad por nosotros, que en ese terrible momento tambin nosotros podamos ser consolados recibiendo a Jess en la Santsima Eucarista, y podamos sentirte cerca cuando nuestra alma, con nuestro ltimo suspiro, se separe de nosotros.

Orar un Ave Mara, Padrenuestro y Gloria