San Pedro y San Pablo - Demostrando el verdadero arrepentimiento del corazn
San Pedro y San Pablo - Demostrando el verdadero arrepentimiento del corazn
San Pedro y San Pablo - Demostrando el verdadero arrepentimiento del corazn
San Pedro y San Pablo - Demostrando el verdadero arrepentimiento del corazn
Cristo aparece a los apstoles Pedro y Pablo de Giovanni Battistra Crespi (1575-1632); 1626-28; Museo Kunsthistorisches, Viena, Austria;
commons.wikimedia.org
Sermn de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, Lderes de los Apstoles
Homila 28 de San Gregorio Palamas (1296-1359), Arzobispo de Tesalnica
1. La conmemoracin de cada uno de los santos en el da de fiesta designado es una
ocasin para la ciudad y el pas, los ciudadanos y sus gobernantes para compartir en
regocijo, y trae gran beneficio para todos los que celebran. "La memoria de los justos
es alabada", dice el sabio Salomn (Proverbios 10: 7 Lxx), "Cuando el justo es alabado,
el pueblo se regocijar" (Proverbios 29: 2). Si una lmpara est encendida por la noche,
su luz brilla para el servicio y el disfrute de cada uno presente. Del mismo modo, a
travs de tales conmemoraciones, cada santo, su bendito fin, y la gracia que Dios le
ha concedido por la pureza de su vida, trae alegra espiritual y beneficio a toda la
congregacin, como una brillante llama de fuego en medio de nosotros. Cuando la tierra
lleva una buena cosecha, todo el mundo se regocija, no slo los campesinos (porque todos
nos beneficiamos de los productos de la tierra); as los frutos que los santos traen para
Dios por su virtud deleitan no slo al Esposo de las almas, sino a todos nosotros,
siendo puestos delante de nosotros para el bien comn y el placer de nuestras almas.
Durante su vida terrenal, todos los santos son un incentivo a la virtud para los que
los escuchan y los ven con entendimiento, porque son iconos humanos de excelencia,
pilares animados de bondad y libros vivos que nos ensean el camino hacia mejores
cosas. Despus, cuando salen de esta vida, el beneficio que obtenemos de ellos se
mantiene vivo para siempre a travs del recuerdo de sus virtudes. Al conmemorar sus
nobles hechos, les ofrecemos esa alabanza que, por un lado, les debemos por el bien
que hicieron nuestros antepasados, pero que, por otro lado, tambin nos es conveniente
en la actualidad, ayuda que nos dan ahora.
2. Cuando recordamos lo que lograron, no aadimos nada a sus buenas obras. Cmo podramos
nosotros, dado que ni siquiera somos competentes para describir su virtud como realmente es?
Por el bien de las sublimes recompensas prometidas por Dios, se esforzaron honorablemente hasta
el lmite de la naturaleza humana y nos mostraron un modo de vida igualmente sublime. Ciertamente
no aumentamos sus tesoros al elogiarlos, no en absoluto! Pero nosotros aumentamos su generosidad
mirando hacia ellos como linternas encendidas con luz divina, y entendiendo mejor y acogiendo con
beneplcito el poder de embellecimiento que proviene de ellas.
3. Si, como hemos dicho, conmemoramos a cada uno de los santos con himnos y cantos apropiados de
alabanza, cunto ms debemos celebrar la memoria de Pedro y Pablo, los Lderes supremos de la
compaa preeminente de los Apstoles? Son los padres y los guas de todos los cristianos: apstoles,
mrtires, santos ascetas, sacerdotes, jerarcas, pastores y maestros. Como principales pastores y
maestros constructores de nuestra piedad y virtud comn, ellos nos ensean y nos ensean a todos,
como luces en el mundo, sosteniendo la palabra de vida (Filipenses 2: 15-16). Su brillo sobresale
del de los otros santos radiantemente piadosos y virtuosos como el sol eclipsa las estrellas, o
como los cielos, que declaran la sublime gloria de Dios (Salmo 19: 1); trascienden los cielos. En
su orden y fuerza son ms grandes que los cielos, ms hermosas que las estrellas y ms rpidas que
ambas, y en cuanto a lo que est ms all del mbito de los sentidos, son ellos los que revelan cosas
que sobrepasan los propios cielos y, Todo el universo, y que los hace brillar con la luz "en la que no
hay variabilidad ni sombra de giro" (Tito 1:17). No solo sacan a la gente de las tinieblas a esta
luz maravillosa, sino que al alumbrarla, la hacen luz, la descendencia de la luz perfecta, para que
cada uno brille como el sol (Mateo 13:43): cuando el Autor de la Luz, el Dios-hombre y la Palabra,
aparece en la gloria.
Sermn de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, Lderes de los Apstoles
Homila 28 de San Gregorio Palamas (1296-1359), Arzobispo de Tesalnica
1. La conmemoracin de cada uno de los santos en el da de fiesta designado es una
ocasin para la ciudad y el pas, los ciudadanos y sus gobernantes para compartir en
regocijo, y trae gran beneficio para todos los que celebran. "La memoria de los justos
es alabada", dice el sabio Salomn (Proverbios 10: 7 Lxx), "Cuando el justo es alabado,
el pueblo se regocijar" (Proverbios 29: 2). Si una lmpara est encendida por la noche,
su luz brilla para el servicio y el disfrute de cada uno presente. Del mismo modo, a
travs de tales conmemoraciones, cada santo, su bendito fin, y la gracia que Dios le
ha concedido por la pureza de su vida, trae alegra espiritual y beneficio a toda la
congregacin, como una brillante llama de fuego en medio de nosotros. Cuando la tierra
lleva una buena cosecha, todo el mundo se regocija, no slo los campesinos (porque todos
nos beneficiamos de los productos de la tierra); as los frutos que los santos traen para
Dios por su virtud deleitan no slo al Esposo de las almas, sino a todos nosotros,
siendo puestos delante de nosotros para el bien comn y el placer de nuestras almas.
Durante su vida terrenal, todos los santos son un incentivo a la virtud para los que
los escuchan y los ven con entendimiento, porque son iconos humanos de excelencia,
pilares animados de bondad y libros vivos que nos ensean el camino hacia mejores
cosas. Despus, cuando salen de esta vida, el beneficio que obtenemos de ellos se
mantiene vivo para siempre a travs del recuerdo de sus virtudes. Al conmemorar sus
nobles hechos, les ofrecemos esa alabanza que, por un lado, les debemos por el bien
que hicieron nuestros antepasados, pero que, por otro lado, tambin nos es conveniente
en la actualidad, ayuda que nos dan ahora.
2. Cuando recordamos lo que lograron, no aadimos nada a sus buenas obras. Cmo podramos
nosotros, dado que ni siquiera somos competentes para describir su virtud como realmente es?
Por el bien de las sublimes recompensas prometidas por Dios, se esforzaron honorablemente hasta
el lmite de la naturaleza humana y nos mostraron un modo de vida igualmente sublime. Ciertamente
no aumentamos sus tesoros al elogiarlos, no en absoluto! Pero nosotros aumentamos su generosidad
mirando hacia ellos como linternas encendidas con luz divina, y entendiendo mejor y acogiendo con
beneplcito el poder de embellecimiento que proviene de ellas.
3. Si, como hemos dicho, conmemoramos a cada uno de los santos con himnos y cantos apropiados de
alabanza, cunto ms debemos celebrar la memoria de Pedro y Pablo, los Lderes supremos de la
compaa preeminente de los Apstoles? Son los padres y los guas de todos los cristianos: apstoles,
mrtires, santos ascetas, sacerdotes, jerarcas, pastores y maestros. Como principales pastores y
maestros constructores de nuestra piedad y virtud comn, ellos nos ensean y nos ensean a todos,
como luces en el mundo, sosteniendo la palabra de vida (Filipenses 2: 15-16). Su brillo sobresale
del de los otros santos radiantemente piadosos y virtuosos como el sol eclipsa las estrellas, o
como los cielos, que declaran la sublime gloria de Dios (Salmo 19: 1); trascienden los cielos. En
su orden y fuerza son ms grandes que los cielos, ms hermosas que las estrellas y ms rpidas que
ambas, y en cuanto a lo que est ms all del mbito de los sentidos, son ellos los que revelan cosas
que sobrepasan los propios cielos y, Todo el universo, y que los hace brillar con la luz "en la que no
hay variabilidad ni sombra de giro" (Tito 1:17). No solo sacan a la gente de las tinieblas a esta
luz maravillosa, sino que al alumbrarla, la hacen luz, la descendencia de la luz perfecta, para que
cada uno brille como el sol (Mateo 13:43): cuando el Autor de la Luz, el Dios-hombre y la Palabra,
aparece en la gloria.
San Pedro predicando el Evangelio en las Catabumbas de Jan Styka (1858-1925);
commons.wikimedia.org
4. La aparicin de este da de ambas luminarias ensambla la Iglesia, porque su encuentro produce
una riqueza de luz, no un eclipse. No es el caso que uno tiene una rbita ms alta y se coloca
encima, mientras que el otro est ms abajo y pasa bajo su sombra. Tampoco se regla el da, ni el
otro la noche, de tal manera que uno eclipsara al otro si aparecieran uno frente al otro. La luz
no es producida por uno y recibida por el otro de tal manera que el resplandor de este ltimo vara
a veces dependiendo de la distancia entre ellos. Ms bien, ambos comparten igualmente en Cristo, la
fuente eterna de la luz eterna, y han alcanzado la misma altura, gloria y resplandor. Es por eso que
la unin de estas luces significa su solidaridad y apoyo mutuo e ilumina dos veces las almas de los
fieles.
5. El primer traidor, que incit al primer hombre a abandonar a Dios, vio Aquel que haba hecho antes a
Adn, el padre de la raza humana, recreando ms tarde a Pedro como el padre de todos los verdaderos
adoradores. No slo vio, sino que tambin oy al Creador decir a Pedro: "T eres Pedro, y sobre esta
piedra edificar mi iglesia" (Mateo 16:18). Una vez que el prncipe del mal lo descubri, siendo el
eptome de envidia malvada, tent a Pedro, el primer lder del pueblo fiel de Dios, como haba tentado a
Adn, el fundador de la raza de los hombres. Al darse cuenta de que Pedro estaba dotado de inteligencia y
ardiente de amor por Cristo, no se atrevi a hacer un ataque directo. En su lugar, lo encontr por el
flanco derecho, engandolo hbilmente para que se mostrara excesivamente ansioso. En el momento de la
pasin salvadora, cuando el Seor le dijo a sus discpulos: "Todos vosotros estaris ofendidos por m esta
noche" (Mateo 26:31), Pedro lo desobedientemente contradeca. l tambin se exalt por encima de los dems,
diciendo que incluso si todos los dems estuvieran ofendidos, l no sera (Mateo 26:33). Debido a que haba
sido engaado por la arrogancia, cay ms lejos que el resto, de modo que al humillarse a s mismo ms que a
ellos, podra parecer ms radiante. A diferencia de Adn que fue tentado, vencido y completamente derribado,
Pedro, siendo tentado y extraviado un poco, venci al tentador. Cmo? A travs de su inmediata condena a s
mismo, su intenso dolor y arrepentimiento, y la medicina que trae el perdn, las lgrimas. "Un corazn
quebrantado y contrito", dice: "Oh Dios, no despreciars" (Salmo 51:17), y "El dolor de Dios produce el
arrepentimiento para salvacin de la cual no hay que arrepentirse" (2 Corintios 7:10), y "El que siembra
sus splicas en lgrimas, gozar gozosamente del perdn" (Salmo 126:5).
6. Cualquiera que mire a Pedro ver que a travs del arrepentimiento y del dolor doloroso no slo san
adecuadamente la negacin en la que haba sido atrado, sino que tambin arranc completamente de su
alma esa pasin que lo haba hecho caer detrs de los dems. Deseando demostrar esto a todos, el Seor,
despus de Su Pasin en la carne por nuestro bien y Su levantamiento al tercer da, us esas palabras con
Pedro que leemos en el Evangelio de hoy, preguntndole: "Simn, hijo de Jons, T eres ms que stos"
(Juan 21:15); es decir, "ms que estos discpulos mos". Pero vea cunto ms humilde se ha vuelto.
Mientras que antes, incluso sin ser preguntado, se puso por encima del resto y dijo que incluso si
todos abandonaban al Seor, l no lo hara; ahora, al ser preguntado si le ama ms que a los dems,
afirma que lo ama, pero deja la palabra "ms", diciendo: "S, Seor; T sabes que te amo"
(Juan 21:15,16,17).
7. Qu hace el Seor? Puesto que Pedro ha demostrado que no ha perdido su amor por l y ha adquirido
tambin humildad, l cumple abiertamente la promesa hecha mucho antes y le dice: "Apacienta mis corderos"
(Juan 21:15). Cuando se estaba refiriendo a la compaa de los creyentes como un edificio, prometi hacer a
Pedro la primera piedra, diciendo: "T eres Pedro, y sobre esta roca edificar mi iglesia" (Mateo 16:18). Por
otra parte, cuando estaba hablando en trminos de pesca, lo hizo un pescador de hombres con las palabras, "De
ahora en adelante cogers hombres" (Lucas 5:10). Pero cuando habla de sus discpulos como ovejas, pone a Pedro
sobre ellos como pastor, diciendo: "Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas" (Juan 21:15-17). Est claro
de esto que el deseo del Seor para que seamos salvos es tn! grande, que slo pide a los que lo aman una cosa:
que nos lleve al pasto y al redil de la salvacin.
4. La aparicin de este da de ambas luminarias ensambla la Iglesia, porque su encuentro produce
una riqueza de luz, no un eclipse. No es el caso que uno tiene una rbita ms alta y se coloca
encima, mientras que el otro est ms abajo y pasa bajo su sombra. Tampoco se regla el da, ni el
otro la noche, de tal manera que uno eclipsara al otro si aparecieran uno frente al otro. La luz
no es producida por uno y recibida por el otro de tal manera que el resplandor de este ltimo vara
a veces dependiendo de la distancia entre ellos. Ms bien, ambos comparten igualmente en Cristo, la
fuente eterna de la luz eterna, y han alcanzado la misma altura, gloria y resplandor. Es por eso que
la unin de estas luces significa su solidaridad y apoyo mutuo e ilumina dos veces las almas de los
fieles.
5. El primer traidor, que incit al primer hombre a abandonar a Dios, vio Aquel que haba hecho antes a
Adn, el padre de la raza humana, recreando ms tarde a Pedro como el padre de todos los verdaderos
adoradores. No slo vio, sino que tambin oy al Creador decir a Pedro: "T eres Pedro, y sobre esta
piedra edificar mi iglesia" (Mateo 16:18). Una vez que el prncipe del mal lo descubri, siendo el
eptome de envidia malvada, tent a Pedro, el primer lder del pueblo fiel de Dios, como haba tentado a
Adn, el fundador de la raza de los hombres. Al darse cuenta de que Pedro estaba dotado de inteligencia y
ardiente de amor por Cristo, no se atrevi a hacer un ataque directo. En su lugar, lo encontr por el
flanco derecho, engandolo hbilmente para que se mostrara excesivamente ansioso. En el momento de la
pasin salvadora, cuando el Seor le dijo a sus discpulos: "Todos vosotros estaris ofendidos por m esta
noche" (Mateo 26:31), Pedro lo desobedientemente contradeca. l tambin se exalt por encima de los dems,
diciendo que incluso si todos los dems estuvieran ofendidos, l no sera (Mateo 26:33). Debido a que haba
sido engaado por la arrogancia, cay ms lejos que el resto, de modo que al humillarse a s mismo ms que a
ellos, podra parecer ms radiante. A diferencia de Adn que fue tentado, vencido y completamente derribado,
Pedro, siendo tentado y extraviado un poco, venci al tentador. Cmo? A travs de su inmediata condena a s
mismo, su intenso dolor y arrepentimiento, y la medicina que trae el perdn, las lgrimas. "Un corazn
quebrantado y contrito", dice: "Oh Dios, no despreciars" (Salmo 51:17), y "El dolor de Dios produce el
arrepentimiento para salvacin de la cual no hay que arrepentirse" (2 Corintios 7:10), y "El que siembra
sus splicas en lgrimas, gozar gozosamente del perdn" (Salmo 126:5).
6. Cualquiera que mire a Pedro ver que a travs del arrepentimiento y del dolor doloroso no slo san
adecuadamente la negacin en la que haba sido atrado, sino que tambin arranc completamente de su
alma esa pasin que lo haba hecho caer detrs de los dems. Deseando demostrar esto a todos, el Seor,
despus de Su Pasin en la carne por nuestro bien y Su levantamiento al tercer da, us esas palabras con
Pedro que leemos en el Evangelio de hoy, preguntndole: "Simn, hijo de Jons, T eres ms que stos"
(Juan 21:15); es decir, "ms que estos discpulos mos". Pero vea cunto ms humilde se ha vuelto.
Mientras que antes, incluso sin ser preguntado, se puso por encima del resto y dijo que incluso si
todos abandonaban al Seor, l no lo hara; ahora, al ser preguntado si le ama ms que a los dems,
afirma que lo ama, pero deja la palabra "ms", diciendo: "S, Seor; T sabes que te amo"
(Juan 21:15,16,17).
7. Qu hace el Seor? Puesto que Pedro ha demostrado que no ha perdido su amor por l y ha adquirido
tambin humildad, l cumple abiertamente la promesa hecha mucho antes y le dice: "Apacienta mis corderos"
(Juan 21:15). Cuando se estaba refiriendo a la compaa de los creyentes como un edificio, prometi hacer a
Pedro la primera piedra, diciendo: "T eres Pedro, y sobre esta roca edificar mi iglesia" (Mateo 16:18). Por
otra parte, cuando estaba hablando en trminos de pesca, lo hizo un pescador de hombres con las palabras, "De
ahora en adelante cogers hombres" (Lucas 5:10). Pero cuando habla de sus discpulos como ovejas, pone a Pedro
sobre ellos como pastor, diciendo: "Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas" (Juan 21:15-17). Est claro
de esto que el deseo del Seor para que seamos salvos es tn! grande, que slo pide a los que lo aman una cosa:
que nos lleve al pasto y al redil de la salvacin.
Cristo Entregando las Llaves a San Pedro de Peter Paul Rubens (1577-1640); circa 1614; Gemldegalerie Berlin, Alemania;
commons.wikimedia.org
8. Anhelemos ser salvos, y obedecer a aquellos que nos guan en esa direccin a travs de sus
palabras y hechos. Mientras cada uno de nosotros desee tomar el camino que conduce a la salvacin,
el maestro, preparado por nuestro Salvador comn, est a la mano, junto con el Dador de la salvacin,
quien, en Su abrumador amor por la humanidad, est ms que listo sin ser llamado o suplicado. Cristo
pide a Pedro tres veces para que tres veces pueda responder afirmando su fe, sanando as su triple
negacin con su triple confesin. Tres veces Cristo lo nombra a sus ovejas y corderos, poniendo bajo
l las tres categoras de los que son salvos: esclavos, mercenarios e hijos, o, alternativamente,
vrgenes, castas viudas y honorablemente casadas. Pero cuando a Pedro se le pregunt una y otra vez
si amaba a Cristo, la Escritura nos dice que estaba afligido por el interrogatorio repetido
(Juan 21:17), suponiendo que el Seor no le crey. Sabiendo que l amaba a Cristo, consciente
de que su interlocutor lo conoca mejor que l mismo y sintindose presionado, Pedro no slo
confes que lo amaba, sino que tambin proclamaba que el Seor que amaba era "Dios sobre todos"
(Romanos 9:5), diciendo: "Seor, t sabes todas las cosas; T sabes que te amo", porque
slo" Dios que es sobre todos "es omnisciente".
9. Una vez que Pedro hizo esta sincera confesin, el Seor le orden Pastor y Pastor Principal de
toda su Iglesia, y tambin prometi abarcarlo con tal fuerza, que el que antes era incapaz incluso
de estar de pie hablando y cuestionado por un joven Nia (Juan 18:17), soportara hasta la muerte,
incluso la muerte en una cruz. "De cierto, de cierto te digo, que cuando eras ms joven", tanto
fsicamente como espiritualmente, "te ceiste a ti mismo", es decir, usaste tu propia fuerza "y
caminas hacia donde quieres", haciendo lo que te gusta y viviendo segn sus inclinaciones naturales.
"Pero cuando seas viejo", habiendo alcanzado el pico de tu edad fsica y espiritual, "extenders tus
manos". Con estas palabras, Cristo indica que Pedro morir en una cruz, y da testimonio de que su
crucifixin no ser involuntaria. "Extenders tus manos, y otra te ceir", que significa fortalecer,
"y llevarte a donde no quisieras", es decir, de esta vida (Juan 21:18). Nuestra naturaleza no est
dispuesta a ser disuelta en la muerte, y el martirio sobrehumano de Pedro tambin demuestra nuestra
actitud como seres humanos a la vida. "Fortalecido por M", le dice Cristo, "de buena gana soportars
todas estas cosas por mi causa y me dars testimonio; Porque el deseo de hacerlo no es natural sino
sobrenatural para la naturaleza humana ".
10. Pedro era el tipo de hombre que se puede describir en pocas palabras. En cuanto a Pablo, por otra
parte, qu lengua o cuntas y qu tipo de lenguas puede representar hasta un grado limitado su
resistencia a la muerte por amor de Cristo? Fue muerto todos los das, o ms bien estaba siempre
muerto, ya no vivo, como nos dice, sino teniendo a Cristo viviendo en l (Glatas 2:20). Por amor a
Cristo, no slo cont todo en el mundo presente como estircol (Filipenses 3: 8), sino que incluso puso
las cosas en segundo lugar en comparacin con el Seor. "Porque estoy persuadido", dice, "que ni la
muerte, ni la vida, ni las cosas presentes, ni las cosas por venir, ni la altura, ni la profundidad
podrn separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jess Seor nuestro "(Romanos 8:38-39). Tena
celo por Dios y estaba celoso de nosotros con celos divinos (2 Corintios 11:2). El nico que lo igual
en esto fue Pedro, pero escucha lo humilde que es cuando dice de s mismo: "Yo soy el menor de los
Apstoles, siendo que no soy apto para ser llamado Apstol" (1 Corintios 15:9).
8. Anhelemos ser salvos, y obedecer a aquellos que nos guan en esa direccin a travs de sus
palabras y hechos. Mientras cada uno de nosotros desee tomar el camino que conduce a la salvacin,
el maestro, preparado por nuestro Salvador comn, est a la mano, junto con el Dador de la salvacin,
quien, en Su abrumador amor por la humanidad, est ms que listo sin ser llamado o suplicado. Cristo
pide a Pedro tres veces para que tres veces pueda responder afirmando su fe, sanando as su triple
negacin con su triple confesin. Tres veces Cristo lo nombra a sus ovejas y corderos, poniendo bajo
l las tres categoras de los que son salvos: esclavos, mercenarios e hijos, o, alternativamente,
vrgenes, castas viudas y honorablemente casadas. Pero cuando a Pedro se le pregunt una y otra vez
si amaba a Cristo, la Escritura nos dice que estaba afligido por el interrogatorio repetido
(Juan 21:17), suponiendo que el Seor no le crey. Sabiendo que l amaba a Cristo, consciente
de que su interlocutor lo conoca mejor que l mismo y sintindose presionado, Pedro no slo
confes que lo amaba, sino que tambin proclamaba que el Seor que amaba era "Dios sobre todos"
(Romanos 9:5), diciendo: "Seor, t sabes todas las cosas; T sabes que te amo", porque
slo" Dios que es sobre todos "es omnisciente".
9. Una vez que Pedro hizo esta sincera confesin, el Seor le orden Pastor y Pastor Principal de
toda su Iglesia, y tambin prometi abarcarlo con tal fuerza, que el que antes era incapaz incluso
de estar de pie hablando y cuestionado por un joven Nia (Juan 18:17), soportara hasta la muerte,
incluso la muerte en una cruz. "De cierto, de cierto te digo, que cuando eras ms joven", tanto
fsicamente como espiritualmente, "te ceiste a ti mismo", es decir, usaste tu propia fuerza "y
caminas hacia donde quieres", haciendo lo que te gusta y viviendo segn sus inclinaciones naturales.
"Pero cuando seas viejo", habiendo alcanzado el pico de tu edad fsica y espiritual, "extenders tus
manos". Con estas palabras, Cristo indica que Pedro morir en una cruz, y da testimonio de que su
crucifixin no ser involuntaria. "Extenders tus manos, y otra te ceir", que significa fortalecer,
"y llevarte a donde no quisieras", es decir, de esta vida (Juan 21:18). Nuestra naturaleza no est
dispuesta a ser disuelta en la muerte, y el martirio sobrehumano de Pedro tambin demuestra nuestra
actitud como seres humanos a la vida. "Fortalecido por M", le dice Cristo, "de buena gana soportars
todas estas cosas por mi causa y me dars testimonio; Porque el deseo de hacerlo no es natural sino
sobrenatural para la naturaleza humana ".
10. Pedro era el tipo de hombre que se puede describir en pocas palabras. En cuanto a Pablo, por otra
parte, qu lengua o cuntas y qu tipo de lenguas puede representar hasta un grado limitado su
resistencia a la muerte por amor de Cristo? Fue muerto todos los das, o ms bien estaba siempre
muerto, ya no vivo, como nos dice, sino teniendo a Cristo viviendo en l (Glatas 2:20). Por amor a
Cristo, no slo cont todo en el mundo presente como estircol (Filipenses 3: 8), sino que incluso puso
las cosas en segundo lugar en comparacin con el Seor. "Porque estoy persuadido", dice, "que ni la
muerte, ni la vida, ni las cosas presentes, ni las cosas por venir, ni la altura, ni la profundidad
podrn separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jess Seor nuestro "(Romanos 8:38-39). Tena
celo por Dios y estaba celoso de nosotros con celos divinos (2 Corintios 11:2). El nico que lo igual
en esto fue Pedro, pero escucha lo humilde que es cuando dice de s mismo: "Yo soy el menor de los
Apstoles, siendo que no soy apto para ser llamado Apstol" (1 Corintios 15:9).
cono Antigo Ande los Santos Pedro y Pablo; circa 1050; Catedral de Santa Sofia en Novgorod, Rusia;
commons.wikimedia.org
11. Dado que Pablo hizo la misma confesin de fe que Pedro, y tuvo el mismo celo, humildad y amor,
seguramente recibieron las mismas recompensas de Aquel que mide todo con escalas, metros y sondeos.
Cualquier otra cosa sera irrazonable. Por eso el Seor le dijo a Pedro: "T eres
Pedro y sobre esta piedra edificar mi iglesia" (Mateo 16:18), mientras que l dijo a Ananas de
Pablo: "l es un vaso elegido para m, para llevar mi Nombre delante de los gentiles y
reyes "(Hechos 9:15). Cual nombre? Claramente el nombre que nos ha sido dado, el nombre de la
Iglesia de Cristo, que descansa sobre la primera piedra de Pedro. Note que Pedro y Pablo son
iguales en prominencia y gloria, y ambos sostienen a la Iglesia. Por consiguiente, la Iglesia
confiere ahora un mismo honor a ambos, y los celebra con igual estima. A medida que consideramos
el resultado de sus vidas, vamos a imitar cmo vivieron, o por lo menos cmo fueron restaurados
con humildad y arrepentimiento, incluso si no podemos alcanzar sus otros grandes y exaltados logros,
que son apropiados para los grandes hombres y apropiados para Grandes hombres a emular. De hecho,
algunos aspectos de sus vidas son probablemente imposibles de imitar. La enmienda a travs del
arrepentimiento, sin embargo, es ms apropiada para nosotros que para los grandes, ya que todos
pecamos muchas veces todos los das, y si no nos aferramos a la salvacin a travs del arrepentimiento
continuo, no tenemos esperanza de ello desde ninguna otra fuente.
12. El arrepentimiento es precedido por la conciencia de nuestros pecados, que es un fuerte incentivo
para la misericordia. "Ten piedad de m", dijo el Salmista y Profeta a Dios, "porque reconozco mis
transgresiones" (Salmo 5 1:1,3). A travs de su reconocimiento del pecado atrajo la compasin de
Dios, y mediante su confesin y auto-condena obtuvo el perdn completo. "Yo dije", el Salmista nos
dice: "Confesar mis transgresiones al Seor; Y perdonaste la iniquidad de mi corazn "(Salmo 32:5),
porque el reconocimiento de nuestros pecados es seguido por la condenacin de nosotros mismos, que a
su vez es seguida por la tristeza por nuestros pecados que Pablo llama (la) "tristeza de Dios"
(2 Corintios 7:10). Despus de la triste confesin y oracin a Dios con un corazn contrito viene
naturalmente (Salmo 51:17), como lo hace la promesa de alejarse del mal de ahora en adelante. Esto
es arrepentimiento.
13. As fue como Manass escap de haber sido castigado por sus pecados, aunque haba cado en muchas y
graves transgresiones, y se revolc en ellas durante aos y aos (2 Crnicas 33:1-20). En cuanto a
David, el Seor apart su pecado por causa de su arrepentimiento, ni le priv de su don proftico.
Cuando Pedro recurri al arrepentimiento, no slo se recuper de su cada y obtuvo el perdn, sino
que tambin fue designado para proteger la Iglesia de Cristo. Como usted ve, Pablo tambin fue
recompensado con este papel despus de su conversin, una vez que haba hecho progresos y se acerc
ms a Dios que los dems. El arrepentimiento que es real y verdadero del corazn lograr persuadir
al penitente a no pecar ms, a no mezclarse con gente corrupta, y no a burlarse en la curiosidad de
los placeres malos, sino a despreciar las cosas presentes, a aferrarse a las cosas venideras, a luchar
contra las pasiones; en buscar las virtudes, ser autocontrolados en todos los aspectos, vigilar con
oraciones a Dios, y evitar ganancias deshonestas. Lo convence de ser misericordioso con los que le
ofenden, amable con los que le piden algo, dispuesto de todo corazn a inclinarse y ayudar de
cualquier manera que pueda, ya sea por palabras, acciones o dinero, todos los que buscan su ayuda,
que por bondad a su prjimo podra ganar el amor de Dios a cambio de amar a su prjimo, atraer el
favor divino a s mismo y alcanzar la misericordia eterna y la eterna bendicin y gracia de Dios.
14. Que todos alcancemos esto por la gracia del Hijo unignito de Dios, a quien pertenece toda gloria,
poder, honor y adoracin, junto con su Padre sin principio y el Espritu Santo, bueno y vivificante,
Ahora y por los siglos de los siglos. Amn.
De Las Homilas de San Gregorio Palamas, Volumen Dos, traducido por Christopher Veniamin
(St. Tikhon's Seminary Press, 2004). Este magnfico conjunto de dos volmenes es muy legible y
edificante. Debe estar en cada hogar cristiano ortodoxo y leer a menudo. Ustedes se beneficiarn
enormemente de las homilas relevantes y elocuentes de San Gregorio, que fueron entregadas en su
mayora a los laicos que vivan en las ciudades bizantinas modernas (para ese da)
cosmopolitas.oca.org
11. Dado que Pablo hizo la misma confesin de fe que Pedro, y tuvo el mismo celo, humildad y amor,
seguramente recibieron las mismas recompensas de Aquel que mide todo con escalas, metros y sondeos.
Cualquier otra cosa sera irrazonable. Por eso el Seor le dijo a Pedro: "T eres
Pedro y sobre esta piedra edificar mi iglesia" (Mateo 16:18), mientras que l dijo a Ananas de
Pablo: "l es un vaso elegido para m, para llevar mi Nombre delante de los gentiles y
reyes "(Hechos 9:15). Cual nombre? Claramente el nombre que nos ha sido dado, el nombre de la
Iglesia de Cristo, que descansa sobre la primera piedra de Pedro. Note que Pedro y Pablo son
iguales en prominencia y gloria, y ambos sostienen a la Iglesia. Por consiguiente, la Iglesia
confiere ahora un mismo honor a ambos, y los celebra con igual estima. A medida que consideramos
el resultado de sus vidas, vamos a imitar cmo vivieron, o por lo menos cmo fueron restaurados
con humildad y arrepentimiento, incluso si no podemos alcanzar sus otros grandes y exaltados logros,
que son apropiados para los grandes hombres y apropiados para Grandes hombres a emular. De hecho,
algunos aspectos de sus vidas son probablemente imposibles de imitar. La enmienda a travs del
arrepentimiento, sin embargo, es ms apropiada para nosotros que para los grandes, ya que todos
pecamos muchas veces todos los das, y si no nos aferramos a la salvacin a travs del arrepentimiento
continuo, no tenemos esperanza de ello desde ninguna otra fuente.
12. El arrepentimiento es precedido por la conciencia de nuestros pecados, que es un fuerte incentivo
para la misericordia. "Ten piedad de m", dijo el Salmista y Profeta a Dios, "porque reconozco mis
transgresiones" (Salmo 5 1:1,3). A travs de su reconocimiento del pecado atrajo la compasin de
Dios, y mediante su confesin y auto-condena obtuvo el perdn completo. "Yo dije", el Salmista nos
dice: "Confesar mis transgresiones al Seor; Y perdonaste la iniquidad de mi corazn "(Salmo 32:5),
porque el reconocimiento de nuestros pecados es seguido por la condenacin de nosotros mismos, que a
su vez es seguida por la tristeza por nuestros pecados que Pablo llama (la) "tristeza de Dios"
(2 Corintios 7:10). Despus de la triste confesin y oracin a Dios con un corazn contrito viene
naturalmente (Salmo 51:17), como lo hace la promesa de alejarse del mal de ahora en adelante. Esto
es arrepentimiento.
13. As fue como Manass escap de haber sido castigado por sus pecados, aunque haba cado en muchas y
graves transgresiones, y se revolc en ellas durante aos y aos (2 Crnicas 33:1-20). En cuanto a
David, el Seor apart su pecado por causa de su arrepentimiento, ni le priv de su don proftico.
Cuando Pedro recurri al arrepentimiento, no slo se recuper de su cada y obtuvo el perdn, sino
que tambin fue designado para proteger la Iglesia de Cristo. Como usted ve, Pablo tambin fue
recompensado con este papel despus de su conversin, una vez que haba hecho progresos y se acerc
ms a Dios que los dems. El arrepentimiento que es real y verdadero del corazn lograr persuadir
al penitente a no pecar ms, a no mezclarse con gente corrupta, y no a burlarse en la curiosidad de
los placeres malos, sino a despreciar las cosas presentes, a aferrarse a las cosas venideras, a luchar
contra las pasiones; en buscar las virtudes, ser autocontrolados en todos los aspectos, vigilar con
oraciones a Dios, y evitar ganancias deshonestas. Lo convence de ser misericordioso con los que le
ofenden, amable con los que le piden algo, dispuesto de todo corazn a inclinarse y ayudar de
cualquier manera que pueda, ya sea por palabras, acciones o dinero, todos los que buscan su ayuda,
que por bondad a su prjimo podra ganar el amor de Dios a cambio de amar a su prjimo, atraer el
favor divino a s mismo y alcanzar la misericordia eterna y la eterna bendicin y gracia de Dios.
14. Que todos alcancemos esto por la gracia del Hijo unignito de Dios, a quien pertenece toda gloria,
poder, honor y adoracin, junto con su Padre sin principio y el Espritu Santo, bueno y vivificante,
Ahora y por los siglos de los siglos. Amn.
De Las Homilas de San Gregorio Palamas, Volumen Dos, traducido por Christopher Veniamin
(St. Tikhon's Seminary Press, 2004). Este magnfico conjunto de dos volmenes es muy legible y
edificante. Debe estar en cada hogar cristiano ortodoxo y leer a menudo. Ustedes se beneficiarn
enormemente de las homilas relevantes y elocuentes de San Gregorio, que fueron entregadas en su
mayora a los laicos que vivan en las ciudades bizantinas modernas (para ese da)
cosmopolitas.oca.org
Our Father, Who Art In Heaven
Hallowed Be Thy Name.
Thy Kingdom come,
Thy Will be done
On earth as it is in Heaven.
Give us this day our daily bread
And forgive us our trespasses
As we forgive those who trespass against us.
Liberate us from all temptation[*]
And deliver us from all evil. Amen
[*] Liberate us is in keeping with the original Latin text.
God usually does not "lead us" to temptation
(unless we are tested),
but gives us the grace to overcome and/or resist it
I believe in God, the Father Almighty
Creator of Heaven and earth;
And in Jesus Christ, His Only Son, our Lord;
Who was conceived by the
[work and grace of the] Holy Ghost,[*]
Born of the Virgin Mary,
Suffered under Pontius Pilate,
Was crucified, died and was buried.
He descended into the Dead.[**]
On the third day, He rose again;
He ascended into Heaven,
And sits at the right hand of God,
the Father Almighty.
From thence he shall come to judge
the living and the dead.
I believe in the Holy Ghost,[*]
The Holy Catholic Church,
The communion of saints,
The forgiveness of sins.
The resurrection of the body,
And life everlasting. Amen
[*] Holy Ghost: may be substituted with the current Holy Spirit. [**] the Dead: "inferi", the underworld or the dead in Latin.
Out of the depths I have cried to Thee, O Lord:
Lord, hear my voice.
Let Thine ears be attentive
to the voice of my supplication.
If thou, O Lord, wilt mark iniquities:
Lord, who shall abide it.
For with Thee there is merciful forgiveness:
and because of Thy law,
I have waited for Thee, O Lord.
My soul hath waited on His word:
my soul hath hoped in the Lord.
From the morning-watch even until night,
let Israel hope in the Lord.
For with the Lord there is mercy:
and with Him plenteous redemption.
And He shall redeem Israel
from all her iniquities.
Glory be to the Father, and to the Son,
and to the Holy Ghost[*],
as it was in the beginning, is now,
and ever shall be, world without end. Amen
[*] Holy Ghost: may be substituted with the current Holy Spirit.
Out of the depths I have cried to Thee, O Lord:
Lord, hear my voice.
Let Thine ears be attentive to the voice
of my supplication.
If thou, O Lord, wilt mark iniquities:
Lord, who shall abide it.
For with Thee there is merciful forgiveness:
and because of Thy law,
I have waited for Thee, O Lord.
My soul hath waited on His word:
my soul hath hoped in the Lord.
From the morning-watch even until night,
let Israel hope in the Lord.
For with the Lord there is mercy:
and with Him plenteous redemption.
And He shall redeem Israel
from all his iniquities.
V. Eternal rest give unto them, O Lord.
R. And let perpetual light shine upon them.
V. From the gate of hell.
R. Deliver their souls, O Lord.
V. May they rest in peace.
R. Amen.
V. O Lord, hear my prayer.
R. And let my cry come unto Thee.
V. The Lord be with you.
R. And with Thy Spirit.
(50 days indulgence to all who pray the De Profundis
with V. and R.
"Requiem aeternam" (Eternal Rest) three times a day.
Pope Leo XIII, February 3, 1888)
Let us pray:
O God, the Creator and Redeemer of all
the faithful, we beseech Thee to grant
to the souls of Thy servants the remission
of their sins, so that by our prayers
they may obtain pardon for which they long.
O Lord, who lives and reigns,
world without end. Amen
Padre Nuestro,
que estas en los Cielos
Santificado sea Tu Nombre;
Venga a nosotros tu Reino;
Hgase Tu Voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada da;
Perdona nuestras ofensas,
Como tambin nosotros
perdonamos a los que nos ofenden,
No nos dejes caer en la tentacin,
y lbranos del mal. Amén
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo,
Su nico Hijo, Nuestro Seor,
Que fue concebido por obra
y gracia del Espritu Santo,
Naci de la Santa Mara Virgen;
Padeci bajo el poder de Poncio Pilato,
Fue crucificado, muerto y sepultado,
Descendi a los infiernos,
Al tercer da resucit de entre los muertos,
Subi a los cielos
Y est sentado a la derecha de Dios,
Padre Todopoderoso.
Desde all ha de venir a juzgar
a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espritu Santo,
La Santa Iglesia Catlica,
La comunin de los santos,
El perdn de los pecados,
La resurreccin de la carne
Y la vida eterna. Amn