San Ambrosio - Abre tu Boca a la Palabra de Dios
El Rey David escribiendo el Salmo 86 de Guercino (1591-1666); 1651; est inscrito: GLORIOSA DICTA SVNT DE TE CIVITAS DEI. PSALM.S 86. (parte inferior derecha de la tabla sujetada por David); commons.wikimedia.org
Abre tu Boca a la Palabra de Dios
De los Comentarios de san Ambrosio, obispo, sobre los salmos.
(Salmo 36, 65-66: CSEL 64, 123-125)
En todo momento tu corazn y tu boca deben meditar la sabidura, y tu lengua proclamar la justicia, siempre debes llevar en el corazn la ley de tu Dios. Por esto te dice la Escritura: Hablars de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado. Hablemos, pues, del Seor Jess, porque l es la sabidura, l es la palabra, y Palabra de Dios.
Porque tambin est escrito: Abre tu boca a la palabra de Dios. Por l anhela quien repite sus palabras y las medita en su interior. Hablemos siempre de l. Si hablamos de sabidura, l es la sabidura; si de virtud, l es la virtud; si de justicia, l es la justicia; si de paz, l es la paz; si de la verdad, de la vida, de la redencin, l es todo esto.
Est escrito: Abre tu boca a la palabra de Dios. T brela, que l habla. En este sentido dijo el salmista: Voy a escuchar lo que dice el Seor, y el mismo Hijo de Dios dice: Abre tu boca y yo la saciar. Pero no todos pueden percibir la sabidura en toda su perfeccin, como Salomn o Daniel; a todos sin embargo se les infunde, segn su capacidad, el espritu de sabidura, con tal de que tengan fe. Si crees, posees el espritu de sabidura.
Por esto, medita y habla siempre las cosas de Dios, estando en casa. Por la palabra casa podemos entender la iglesia o, tambin, nuestro interior, de modo que hablemos en nuestro interior con nosotros mismos. Habla con prudencia, para evitar el pecado, no sea que caigas por tu mucho hablar. Habla en tu interior contigo mismo como quien juzga. Habla cuando vayas de camino, para que nunca dejes de hacerlo. Hablas por el camino si hablas en Cristo, porque Cristo es el camino. Por el camino, hblate a ti mismo, habla a Cristo. Atiende cmo tienes que hablarle: Quiero -dice- que los hombres oren en todo lugar levantando al cielo las manos purificadas, limpias de ira y de altercados. Habla, oh hombre, cuando te acuestes, no sea que te sorprenda el sueo de la muerte. Atiende cmo debes hablar al acostarte: No dar sueo a mis ojos, ni reposo a mis prpados, hasta que encuentre un lugar para el Seor, una morada para el Fuerte de Jacob. Cuando te levantes, habla tambin de l, y cumplirs as lo que se te manda. Fjate cmo te despierta Cristo. Tu alma dice: Oigo a mi amado que me llama, y Cristo responde: breme, amada ma. Ahora ve cmo despiertas t a Cristo. El alma dice: Muchachas de Jerusaln, os conjuro a que no vayis a molestar, a que no despertis al amor! Por esto, medita y habla siempre las cosas de Dios, estando en casa. Por la palabra casa podemos entender la iglesia o, tambin, nuestro interior, de modo que hablemos en nuestro interior con nosotros mismos. Habla con prudencia, para evitar el pecado, no sea que caigas por tu mucho hablar. Habla en tu interior contigo mismo como quien juzga. Habla cuando vayas de camino, para que nunca dejes de hacerlo. Hablas por el camino si hablas en Cristo, porque Cristo es el camino. Por el camino, hblate a ti mismo, habla a Cristo. Atiende cmo tienes que hablarle: Quiero -dice- que los hombres oren en todo lugar levantando al cielo las manos purificadas, limpias de ira y de altercados. Habla, oh hombre, cuando te acuestes, no sea que te sorprenda el sueo de la muerte. Atiende cmo debes hablar al acostarte: No dar sueo a mis ojos, ni reposo a mis prpados, hasta que encuentre un lugar para el Seor, una morada para el Fuerte de Jacob. Cuando te levantes, habla tambin de l, y cumplirs as lo que se te manda. Fjate cmo te despierta Cristo. Tu alma dice: Oigo a mi amado que me llama, y Cristo responde: breme, amada ma. Ahora ve cmo despiertas t a Cristo. El alma dice: Muchachas de Jerusaln, os conjuro a que no vayis a molestar, a que no despertis al amor!
El amor es Cristo.
RESPONSORIO - 1 Co. 1, 30-31; Juan 1, 16
R. Cristo Jess ha sido hecho por Dios para nosotros sabidura, justicia, santificacin y redencin;
V. De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia.
R. Y as - como dice la Escritura - el que se glora, que se glore en el Seor.
ORACIN
Oh Dios, has prometido permanecer con los rectos y sinceros de corazn; concdenos vivir de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amn
Abre tu Boca a la Palabra de Dios
De los Comentarios de san Ambrosio, obispo, sobre los salmos.
(Salmo 36, 65-66: CSEL 64, 123-125)
En todo momento tu corazn y tu boca deben meditar la sabidura, y tu lengua proclamar la justicia, siempre debes llevar en el corazn la ley de tu Dios. Por esto te dice la Escritura: Hablars de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado. Hablemos, pues, del Seor Jess, porque l es la sabidura, l es la palabra, y Palabra de Dios.
Porque tambin est escrito: Abre tu boca a la palabra de Dios. Por l anhela quien repite sus palabras y las medita en su interior. Hablemos siempre de l. Si hablamos de sabidura, l es la sabidura; si de virtud, l es la virtud; si de justicia, l es la justicia; si de paz, l es la paz; si de la verdad, de la vida, de la redencin, l es todo esto.
Est escrito: Abre tu boca a la palabra de Dios. T brela, que l habla. En este sentido dijo el salmista: Voy a escuchar lo que dice el Seor, y el mismo Hijo de Dios dice: Abre tu boca y yo la saciar. Pero no todos pueden percibir la sabidura en toda su perfeccin, como Salomn o Daniel; a todos sin embargo se les infunde, segn su capacidad, el espritu de sabidura, con tal de que tengan fe. Si crees, posees el espritu de sabidura.
Por esto, medita y habla siempre las cosas de Dios, estando en casa. Por la palabra casa podemos entender la iglesia o, tambin, nuestro interior, de modo que hablemos en nuestro interior con nosotros mismos. Habla con prudencia, para evitar el pecado, no sea que caigas por tu mucho hablar. Habla en tu interior contigo mismo como quien juzga. Habla cuando vayas de camino, para que nunca dejes de hacerlo. Hablas por el camino si hablas en Cristo, porque Cristo es el camino. Por el camino, hblate a ti mismo, habla a Cristo. Atiende cmo tienes que hablarle: Quiero -dice- que los hombres oren en todo lugar levantando al cielo las manos purificadas, limpias de ira y de altercados. Habla, oh hombre, cuando te acuestes, no sea que te sorprenda el sueo de la muerte. Atiende cmo debes hablar al acostarte: No dar sueo a mis ojos, ni reposo a mis prpados, hasta que encuentre un lugar para el Seor, una morada para el Fuerte de Jacob. Cuando te levantes, habla tambin de l, y cumplirs as lo que se te manda. Fjate cmo te despierta Cristo. Tu alma dice: Oigo a mi amado que me llama, y Cristo responde: breme, amada ma. Ahora ve cmo despiertas t a Cristo. El alma dice: Muchachas de Jerusaln, os conjuro a que no vayis a molestar, a que no despertis al amor! Por esto, medita y habla siempre las cosas de Dios, estando en casa. Por la palabra casa podemos entender la iglesia o, tambin, nuestro interior, de modo que hablemos en nuestro interior con nosotros mismos. Habla con prudencia, para evitar el pecado, no sea que caigas por tu mucho hablar. Habla en tu interior contigo mismo como quien juzga. Habla cuando vayas de camino, para que nunca dejes de hacerlo. Hablas por el camino si hablas en Cristo, porque Cristo es el camino. Por el camino, hblate a ti mismo, habla a Cristo. Atiende cmo tienes que hablarle: Quiero -dice- que los hombres oren en todo lugar levantando al cielo las manos purificadas, limpias de ira y de altercados. Habla, oh hombre, cuando te acuestes, no sea que te sorprenda el sueo de la muerte. Atiende cmo debes hablar al acostarte: No dar sueo a mis ojos, ni reposo a mis prpados, hasta que encuentre un lugar para el Seor, una morada para el Fuerte de Jacob. Cuando te levantes, habla tambin de l, y cumplirs as lo que se te manda. Fjate cmo te despierta Cristo. Tu alma dice: Oigo a mi amado que me llama, y Cristo responde: breme, amada ma. Ahora ve cmo despiertas t a Cristo. El alma dice: Muchachas de Jerusaln, os conjuro a que no vayis a molestar, a que no despertis al amor!
El amor es Cristo.
RESPONSORIO - 1 Co. 1, 30-31; Juan 1, 16
R. Cristo Jess ha sido hecho por Dios para nosotros sabidura, justicia, santificacin y redencin;
V. De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia.
R. Y as - como dice la Escritura - el que se glora, que se glore en el Seor.
ORACIN
Oh Dios, has prometido permanecer con los rectos y sinceros de corazn; concdenos vivir de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amn
San Ambrosio - Abre tu Boca a la Palabra de Dios - De los Comentarios de San Ambrosio (340-397), Pbispo, sobre los Salmos
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