En la Encarnacin se ha manifestado la Vida misma en persona
De la Primera Carta del Apstol San Juan 1, 1 - 2, 3
La Palabra de la Vida y la Luz de Dios
Lo que exista desde un principio, lo que hemos odo, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y lo que tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida (porque la vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto y testificamos y os anunciamos esta vida eterna, la que estaba con el Padre y se nos ha manifestado): lo que hemos visto y odo os lo anunciamos, a fin de que vivis en comunin con nosotros. Y esta nuestra comunin de vida es con el Padre y con Su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas para que sea colmado vuestro gozo.
Y el mensaje que de l hemos recibido y os transmitimos es ste: Dios es luz y en l no hay tiniebla alguna. Si decimos que vivimos en comunin con l y, con todo, andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos las obras de la verdad. Pero si caminamos en la luz, lo mismo que est l en la luz, entonces vivimos en comunin unos con otros; y la sangre de Jess, su Hijo, nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engaamos a nosotros mismos, y la verdad no est en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y bondadoso es l para perdonarnos y purificarnos de toda iniquidad. Si decimos que no hemos pecado, estamos afirmando que Dios miente, y su palabra no est en nosotros.
Hijos mos, os escribo esto para que no pequis. Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo, el justo. l es propiciacin por nuestros pecados, y no slo por los nuestros, sino por los del mundo entero.
Y sabemos que hemos llegado a conocerlo si guardamos sus mandamientos.
De la Primera Carta del Apstol San Juan 1, 1 - 2, 3
La Palabra de la Vida y la Luz de Dios
Lo que exista desde un principio, lo que hemos odo, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y lo que tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida (porque la vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto y testificamos y os anunciamos esta vida eterna, la que estaba con el Padre y se nos ha manifestado): lo que hemos visto y odo os lo anunciamos, a fin de que vivis en comunin con nosotros. Y esta nuestra comunin de vida es con el Padre y con Su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas para que sea colmado vuestro gozo.
Y el mensaje que de l hemos recibido y os transmitimos es ste: Dios es luz y en l no hay tiniebla alguna. Si decimos que vivimos en comunin con l y, con todo, andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos las obras de la verdad. Pero si caminamos en la luz, lo mismo que est l en la luz, entonces vivimos en comunin unos con otros; y la sangre de Jess, su Hijo, nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engaamos a nosotros mismos, y la verdad no est en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y bondadoso es l para perdonarnos y purificarnos de toda iniquidad. Si decimos que no hemos pecado, estamos afirmando que Dios miente, y su palabra no est en nosotros.
Hijos mos, os escribo esto para que no pequis. Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo, el justo. l es propiciacin por nuestros pecados, y no slo por los nuestros, sino por los del mundo entero.
Y sabemos que hemos llegado a conocerlo si guardamos sus mandamientos.
De la Primera Carta del Apstol San Juan 1, 1 - 2, 3
La Palabra de la Vida y la Luz de Dios
Lo que exista desde un principio, lo que hemos odo, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y lo que tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida (porque la vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto y testificamos y os anunciamos esta vida eterna, la que estaba con el Padre y se nos ha manifestado): lo que hemos visto y odo os lo anunciamos, a fin de que vivis en comunin con nosotros. Y esta nuestra comunin de vida es con el Padre y con Su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas para que sea colmado vuestro gozo.
Y el mensaje que de l hemos recibido y os transmitimos es ste: Dios es luz y en l no hay tiniebla alguna. Si decimos que vivimos en comunin con l y, con todo, andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos las obras de la verdad. Pero si caminamos en la luz, lo mismo que est l en la luz, entonces vivimos en comunin unos con otros; y la sangre de Jess, su Hijo, nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engaamos a nosotros mismos, y la verdad no est en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y bondadoso es l para perdonarnos y purificarnos de toda iniquidad. Si decimos que no hemos pecado, estamos afirmando que Dios miente, y su palabra no est en nosotros.
Hijos mos, os escribo esto para que no pequis. Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo, el justo. l es propiciacin por nuestros pecados, y no slo por los nuestros, sino por los del mundo entero.
Y sabemos que hemos llegado a conocerlo si guardamos sus mandamientos.
En la Encarnacin se ha manifestado la misma Vida en persona
De los Tratados de san Agustn, obispo, sobre la primera carta de San Juan
(Tratado 1,1.3: PL 35, 1978, 1980)
(Tratado 1,1.3: PL 35, 1978, 1980)
Lo que exista desde un principio, lo que hemos odo, lo que hemos visto con nuestros ojos Y lo que tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida. Quin podra tocar con sus manos a la Palabra, si no fuese porque la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros?
Esta Palabra, que se hizo carne para que pudiera ser tocada, comenz a ser carne en el seno de la Virgen Mara; pero no fue entonces cuando empez a ser Palabra, ya que, como nos dice Juan, exista desde un principio. Ved cmo concuerda su carta con las palabras de su evangelio, que acabis de escuchar: Ya al comienzo de las cosas exista la Palabra, y la Palabra estaba con Dios.
Quiz alguien piense que hay que entender la expresin "la Palabra de Vida" como un modo de hablar que se refiere a Cristo, pero no al cuerpo de Cristo que poda ser tocado por nuestras manos. Atended a las palabras que siguen: Porque la vida se ha manifestado. Por tanto, Cristo es la Palabra de vida.
Y de dnde se ha manifestado esta vida? Exista desde un principio, pero no se haba manifestado a los hombres; en cambio, s se haba manifestado a los ngeles, que la vean y se alimentaban de ella como de su propio pan. Pero, qu dice la Escritura? El hombre comi pan de ngeles.
As, pues, en la encarnacin se ha manifestado la misma Vida en persona, y se ha manifestado para que, al hacerse visible, ella, que slo poda ser contemplada con los ojos del corazn, sanara los corazones. Porque la Palabra slo puede ser contemplada con los ojos del corazn; en cambio, la carne puede ser contemplada tambin con los ojos corporales. ramos capaces de ver la carne, pero no a la Palabra; por esto la Palabra se hizo carne, que puede ser vista por nosotros, para sanar en nosotros lo que nos hace capaces de ver a la Palabra.
Y nosotros -contina- testificamos y os anunciamos esta vida eterna, la que estaba con el Padre y se nos ha manifestado, esto es, se ha manifestado entre nosotros y, para decirlo con ms claridad, se ha manifestado en nuestro interior.
Lo que hemos visto y odo os lo anunciamos. Atended, queridos hermanos: Lo que hemos visto y odo os lo anunciamos. Ellos vieron al mismo Seor presente en la carne y oyeron las palabras que salan de su boca, y nos lo han anunciado. Nosotros, por tanto, hemos odo, pero no hemos visto.
Somos por eso menos dichosos que ellos, que vieron y oyeron? Pero entonces, por qu aade: A fin de que vivis en comunin con nosotros? Ellos vieron, nosotros no, y sin embargo vivimos en comunin con ellos, porque tenemos una fe comn.
Y esta nuestra comunin de vida es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas - contina - para que sea colmado vuestro gozo. Gozo colmado, dice, en una misma comunin de vida, en una misma caridad, en una misma unidad.
ORACIN
Dios nuestro, que nos descubriste los arcanos de tu Verbo por medio del apstol san Juan, concdenos alcanzar una debida comprensin de todo aquello que l ha hecho llegar a nuestros odos. Por nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amn.
En la Encarnacin se ha manifestado la misma Vida en persona
De los Tratados de san Agustn, obispo, sobre la primera carta de San Juan
(Tratado 1,1.3: PL 35, 1978, 1980)
(Tratado 1,1.3: PL 35, 1978, 1980)
Lo que exista desde un principio, lo que hemos odo, lo que hemos visto con nuestros ojos Y lo que tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida. Quin podra tocar con sus manos a la Palabra, si no fuese porque la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros?
Esta Palabra, que se hizo carne para que pudiera ser tocada, comenz a ser carne en el seno de la Virgen Mara; pero no fue entonces cuando empez a ser Palabra, ya que, como nos dice Juan, exista desde un principio. Ved cmo concuerda su carta con las palabras de su evangelio, que acabis de escuchar: Ya al comienzo de las cosas exista la Palabra, y la Palabra estaba con Dios.
Quiz alguien piense que hay que entender la expresin "la Palabra de Vida" como un modo de hablar que se refiere a Cristo, pero no al cuerpo de Cristo que poda ser tocado por nuestras manos. Atended a las palabras que siguen: Porque la vida se ha manifestado. Por tanto, Cristo es la Palabra de vida.
Y de dnde se ha manifestado esta vida? Exista desde un principio, pero no se haba manifestado a los hombres; en cambio, s se haba manifestado a los ngeles, que la vean y se alimentaban de ella como de su propio pan. Pero, qu dice la Escritura? El hombre comi pan de ngeles.
As, pues, en la encarnacin se ha manifestado la misma Vida en persona, y se ha manifestado para que, al hacerse visible, ella, que slo poda ser contemplada con los ojos del corazn, sanara los corazones. Porque la Palabra slo puede ser contemplada con los ojos del corazn; en cambio, la carne puede ser contemplada tambin con los ojos corporales. ramos capaces de ver la carne, pero no a la Palabra; por esto la Palabra se hizo carne, que puede ser vista por nosotros, para sanar en nosotros lo que nos hace capaces de ver a la Palabra.
Y nosotros -contina- testificamos y os anunciamos esta vida eterna, la que estaba con el Padre y se nos ha manifestado, esto es, se ha manifestado entre nosotros y, para decirlo con ms claridad, se ha manifestado en nuestro interior.
Lo que hemos visto y odo os lo anunciamos. Atended, queridos hermanos: Lo que hemos visto y odo os lo anunciamos. Ellos vieron al mismo Seor presente en la carne y oyeron las palabras que salan de su boca, y nos lo han anunciado. Nosotros, por tanto, hemos odo, pero no hemos visto.
Somos por eso menos dichosos que ellos, que vieron y oyeron? Pero entonces, por qu aade: A fin de que vivis en comunin con nosotros? Ellos vieron, nosotros no, y sin embargo vivimos en comunin con ellos, porque tenemos una fe comn.
Y esta nuestra comunin de vida es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas - contina - para que sea colmado vuestro gozo. Gozo colmado, dice, en una misma comunin de vida, en una misma caridad, en una misma unidad.
ORACIN
Dios nuestro, que nos descubriste los arcanos de tu Verbo por medio del apstol san Juan, concdenos alcanzar una debida comprensin de todo aquello que l ha hecho llegar a nuestros odos. Por nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amn.
En la Encarnacin se ha manifestado la misma Vida en persona
De los Tratados de san Agustn, obispo, sobre la primera carta de San Juan
(Tratado 1,1.3: PL 35, 1978, 1980)
(Tratado 1,1.3: PL 35, 1978, 1980)
Lo que exista desde un principio, lo que hemos odo, lo que hemos visto con nuestros ojos Y lo que tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida. Quin podra tocar con sus manos a la Palabra, si no fuese porque la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros?
Esta Palabra, que se hizo carne para que pudiera ser tocada, comenz a ser carne en el seno de la Virgen Mara; pero no fue entonces cuando empez a ser Palabra, ya que, como nos dice Juan, exista desde un principio. Ved cmo concuerda su carta con las palabras de su evangelio, que acabis de escuchar: Ya al comienzo de las cosas exista la Palabra, y la Palabra estaba con Dios.
Quiz alguien piense que hay que entender la expresin "la Palabra de Vida" como un modo de hablar que se refiere a Cristo, pero no al cuerpo de Cristo que poda ser tocado por nuestras manos. Atended a las palabras que siguen: Porque la vida se ha manifestado. Por tanto, Cristo es la Palabra de vida.
Y de dnde se ha manifestado esta vida? Exista desde un principio, pero no se haba manifestado a los hombres; en cambio, s se haba manifestado a los ngeles, que la vean y se alimentaban de ella como de su propio pan. Pero, qu dice la Escritura? El hombre comi pan de ngeles.
As, pues, en la encarnacin se ha manifestado la misma Vida en persona, y se ha manifestado para que, al hacerse visible, ella, que slo poda ser contemplada con los ojos del corazn, sanara los corazones. Porque la Palabra slo puede ser contemplada con los ojos del corazn; en cambio, la carne puede ser contemplada tambin con los ojos corporales. ramos capaces de ver la carne, pero no a la Palabra; por esto la Palabra se hizo carne, que puede ser vista por nosotros, para sanar en nosotros lo que nos hace capaces de ver a la Palabra.
Y nosotros -contina- testificamos y os anunciamos esta vida eterna, la que estaba con el Padre y se nos ha manifestado, esto es, se ha manifestado entre nosotros y, para decirlo con ms claridad, se ha manifestado en nuestro interior.
Lo que hemos visto y odo os lo anunciamos. Atended, queridos hermanos: Lo que hemos visto y odo os lo anunciamos. Ellos vieron al mismo Seor presente en la carne y oyeron las palabras que salan de su boca, y nos lo han anunciado. Nosotros, por tanto, hemos odo, pero no hemos visto.
Somos por eso menos dichosos que ellos, que vieron y oyeron? Pero entonces, por qu aade: A fin de que vivis en comunin con nosotros? Ellos vieron, nosotros no, y sin embargo vivimos en comunin con ellos, porque tenemos una fe comn.
Y esta nuestra comunin de vida es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas - contina - para que sea colmado vuestro gozo. Gozo colmado, dice, en una misma comunin de vida, en una misma caridad, en una misma unidad.
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Dios nuestro, que nos descubriste los arcanos de tu Verbo por medio del apstol san Juan, concdenos alcanzar una debida comprensin de todo aquello que l ha hecho llegar a nuestros odos. Por nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amn.
27 de Diciembre - Fiesta de San Juan el Divino (6-100 dC) - La Primera Carta del Apstol San Juan 1, 1-2, 3 - En la Encarnacin se ha manifestado la Vida misma en persona - de un Sermn de San Agustn (354-430)
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La Bendicin Apostlica de la Santa Sede en Roma se imparta (28 de Octubre, 2013)
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