San Francisco de Asis y el Primer Pesebre Navideo
San Francisco de Asis, el Pesebre Navideo
Fragmentos del libro Vita Prima de Toms de Celano
La suprema aspiracin de Francisco, su ms vivo deseo y su ms elevado
propsito, era observar en todo y siempre el santo Evangelio y seguir la doctrina de nuestro
Seor Jesucristo y sus pasos con suma atencin, con todo cuidado, con todo el anhelo de su
mente, con todo el fervor de su corazn. En asidua meditacin recordaba sus palabras y con
agudsima consideracin repasaba sus obras. Tena tan presente en su memoria la humildad
de la encarnacin y la caridad de la pasin, que difcilmente quera pensar en otra cosa.
Digno de recuerdo y de celebrarlo con piadosa memoria es lo que hizo tres aos antes de su gloriosa muerte, cerca de Greccio, el da de la natividad de nuestro Seor Jesucristo. Viva en aquella comarca un hombre, de nombre Juan, de buena fama y de mejor tenor de vida, a quien el bienaventurado Francisco amaba con amor singular pues, siendo de noble familia y muy honorable, despreciaba la nobleza de la sangre y aspiraba a la nobleza del espritu.
Unos quince das antes de la navidad del Seor, el bienaventurado Francisco le llam, como sola hacerlo con frecuencia, y le dijo: "Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Seor, date prisa en ir all y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del nio que naci en Beln y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufri en su invalidez de nio, cmo fue reclinado en el pesebre y como fue colocado sobre heno entre el buey y el asno. En oyendo esto el hombre bueno y fiel, corri presto y prepar en el lugar sealado cuanto el Santo le haba indicado.
Lleg el da, da de alegra, de exultacin. Se cit a hermanos de muchos lugares; hombres y mujeres de la comarca, rebosando de gozo, prepararon, segn sus posibilidades, cirios y teas para iluminar aquella noche que, con su estrella centelleante, ilumin todos los das y aos.
Lleg, en fin, el santo de Dios, y, viendo que todas las cosas estaban dispuestas, las contempl y se alegr. Se prepara el pesebre, se trae el heno y se colocan el buey y el asno. All la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad, y Greccio se convierte en una nueva Beln.
La noche resplandece como el da, noche placentera para los hombres y para los animales. Llega la gente, y, ante el nuevo misterio, saborean nuevos gozos. La selva resuena de voces y las rocas responden a los himnos de jbilo. Cantan los hermanos las alabanzas del Seor y toda la noche transcurre entre cantos de alegra. El santo de Dios est de pie ante el pesebre, desbordndose en suspiros, traspasado de piedad, derretido en inefable gozo. Se celebra el rito solemne de la misa sobre el pesebre y el sacerdote goza de singular consolacin.
El santo de Dios viste los ornamentos de dicono, pues lo era, y con voz sonora canta el santo evangelio. Su voz potente y dulce, su voz clara y bien timbrada, invita a todos a los premios supremos. Luego predica al pueblo que asiste, y tanto al hablar del nacimiento del Rey pobre como de la pequea ciudad de Beln dice palabras que vierten miel. Muchas veces, al querer mencionar a Cristo Jess, encendido en amor, le dice el "Nio de Bethlehem", y, pronunciado "Bethlem" como oveja que bala, su boca se llena de voz; ms an, de tierna afeccin. Cuando le llamaba "nio de Bethleem" o "Jess", se pasaba la lengua por los labios como si gustara y saboreara su paladar la dulzura de estas palabras.
Se multiplicaban all los dones del Omnipotente; un varn virtuoso tiene una admirable visin. Haba un nio que, exnime, estaba recostado en el pesebre; se acerca el santo de Dios y lo despierta como de un sopor de sueo. No carece esta visin de sentido, puesto que el nio Jess, sepultado en el olvido en muchos corazones, resucit por su gracia, por medio de su siervo Francisco, y su imagen qued grabada en los corazones enamorados. Terminada la solemne vigilia, todos retornaron a su casa colmados de alegra.
Se conserva el heno colocado sobre el pesebre, para que, como el Seor multiplic su Santa misericordia, por su medio se curen jumentos y otros animales. Y as sucedi en efecto: muchos animales de la regin circunvecina que sufran diversas enfermedades, comiendo de este heno, curaron de sus dolencias. Ms an, mujeres con partos largos y dolorosos, colocando encima de ellas un poco de heno, dan a luz felizmente. Y lo mismo acaece con personas de ambos sexos: con tal medio obtienen la curacin de diversos males.
El lugar del pesebre fue luego consagrado en templo del Seor: en honor del beatsimo padre Francisco se construy sobre el pesebre un altar y se dedic una iglesia, para que, donde en otro tiempo los animales pacieron el pienso de paja, all coman los hombres de continuo, para salud de su alma y de su cuerpo, carne del Cordero inmaculado e incontaminado, Jesucristo, Seor nuestro, quien se nos dio a s mismo con sumo e inefable amor y que vive y reina con el Padre y el Espritu Santo y es Dios eternamente glorioso por todos los siglos de los siglos. Amn. Aleluya. Aleluya.
(Aqu termina el primer libro sobre la vida y las obras del Bienaventurado San Francisco.)
Digno de recuerdo y de celebrarlo con piadosa memoria es lo que hizo tres aos antes de su gloriosa muerte, cerca de Greccio, el da de la natividad de nuestro Seor Jesucristo. Viva en aquella comarca un hombre, de nombre Juan, de buena fama y de mejor tenor de vida, a quien el bienaventurado Francisco amaba con amor singular pues, siendo de noble familia y muy honorable, despreciaba la nobleza de la sangre y aspiraba a la nobleza del espritu.
Unos quince das antes de la navidad del Seor, el bienaventurado Francisco le llam, como sola hacerlo con frecuencia, y le dijo: "Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Seor, date prisa en ir all y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del nio que naci en Beln y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufri en su invalidez de nio, cmo fue reclinado en el pesebre y como fue colocado sobre heno entre el buey y el asno. En oyendo esto el hombre bueno y fiel, corri presto y prepar en el lugar sealado cuanto el Santo le haba indicado.
Lleg el da, da de alegra, de exultacin. Se cit a hermanos de muchos lugares; hombres y mujeres de la comarca, rebosando de gozo, prepararon, segn sus posibilidades, cirios y teas para iluminar aquella noche que, con su estrella centelleante, ilumin todos los das y aos.
Lleg, en fin, el santo de Dios, y, viendo que todas las cosas estaban dispuestas, las contempl y se alegr. Se prepara el pesebre, se trae el heno y se colocan el buey y el asno. All la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad, y Greccio se convierte en una nueva Beln.
La noche resplandece como el da, noche placentera para los hombres y para los animales. Llega la gente, y, ante el nuevo misterio, saborean nuevos gozos. La selva resuena de voces y las rocas responden a los himnos de jbilo. Cantan los hermanos las alabanzas del Seor y toda la noche transcurre entre cantos de alegra. El santo de Dios est de pie ante el pesebre, desbordndose en suspiros, traspasado de piedad, derretido en inefable gozo. Se celebra el rito solemne de la misa sobre el pesebre y el sacerdote goza de singular consolacin.
El santo de Dios viste los ornamentos de dicono, pues lo era, y con voz sonora canta el santo evangelio. Su voz potente y dulce, su voz clara y bien timbrada, invita a todos a los premios supremos. Luego predica al pueblo que asiste, y tanto al hablar del nacimiento del Rey pobre como de la pequea ciudad de Beln dice palabras que vierten miel. Muchas veces, al querer mencionar a Cristo Jess, encendido en amor, le dice el "Nio de Bethlehem", y, pronunciado "Bethlem" como oveja que bala, su boca se llena de voz; ms an, de tierna afeccin. Cuando le llamaba "nio de Bethleem" o "Jess", se pasaba la lengua por los labios como si gustara y saboreara su paladar la dulzura de estas palabras.
Se multiplicaban all los dones del Omnipotente; un varn virtuoso tiene una admirable visin. Haba un nio que, exnime, estaba recostado en el pesebre; se acerca el santo de Dios y lo despierta como de un sopor de sueo. No carece esta visin de sentido, puesto que el nio Jess, sepultado en el olvido en muchos corazones, resucit por su gracia, por medio de su siervo Francisco, y su imagen qued grabada en los corazones enamorados. Terminada la solemne vigilia, todos retornaron a su casa colmados de alegra.
Se conserva el heno colocado sobre el pesebre, para que, como el Seor multiplic su Santa misericordia, por su medio se curen jumentos y otros animales. Y as sucedi en efecto: muchos animales de la regin circunvecina que sufran diversas enfermedades, comiendo de este heno, curaron de sus dolencias. Ms an, mujeres con partos largos y dolorosos, colocando encima de ellas un poco de heno, dan a luz felizmente. Y lo mismo acaece con personas de ambos sexos: con tal medio obtienen la curacin de diversos males.
El lugar del pesebre fue luego consagrado en templo del Seor: en honor del beatsimo padre Francisco se construy sobre el pesebre un altar y se dedic una iglesia, para que, donde en otro tiempo los animales pacieron el pienso de paja, all coman los hombres de continuo, para salud de su alma y de su cuerpo, carne del Cordero inmaculado e incontaminado, Jesucristo, Seor nuestro, quien se nos dio a s mismo con sumo e inefable amor y que vive y reina con el Padre y el Espritu Santo y es Dios eternamente glorioso por todos los siglos de los siglos. Amn. Aleluya. Aleluya.
(Aqu termina el primer libro sobre la vida y las obras del Bienaventurado San Francisco.)
De la obra Vita Prima de Thomas of Celano;
Provincia Franciscana del Santo Evangelio de Mjico -
franciscanosenmexico.com.mx
San Francisco de Asis, el Pesebre Navideo
Fragmentos del libro Vita Prima de Toms de Celano
La suprema aspiracin de Francisco, su ms vivo deseo y su ms elevado
propsito, era observar en todo y siempre el santo Evangelio y seguir la doctrina de nuestro
Seor Jesucristo y sus pasos con suma atencin, con todo cuidado, con todo el anhelo de su
mente, con todo el fervor de su corazn. En asidua meditacin recordaba sus palabras y con
agudsima consideracin repasaba sus obras. Tena tan presente en su memoria la humildad
de la encarnacin y la caridad de la pasin, que difcilmente quera pensar en otra cosa.
Digno de recuerdo y de celebrarlo con piadosa memoria es lo que hizo tres aos antes de su gloriosa muerte, cerca de Greccio, el da de la natividad de nuestro Seor Jesucristo. Viva en aquella comarca un hombre, de nombre Juan, de buena fama y de mejor tenor de vida, a quien el bienaventurado Francisco amaba con amor singular pues, siendo de noble familia y muy honorable, despreciaba la nobleza de la sangre y aspiraba a la nobleza del espritu.
Unos quince das antes de la navidad del Seor, el bienaventurado Francisco le llam, como sola hacerlo con frecuencia, y le dijo: "Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Seor, date prisa en ir all y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del nio que naci en Beln y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufri en su invalidez de nio, cmo fue reclinado en el pesebre y como fue colocado sobre heno entre el buey y el asno. En oyendo esto el hombre bueno y fiel, corri presto y prepar en el lugar sealado cuanto el Santo le haba indicado.
Lleg el da, da de alegra, de exultacin. Se cit a hermanos de muchos lugares; hombres y mujeres de la comarca, rebosando de gozo, prepararon, segn sus posibilidades, cirios y teas para iluminar aquella noche que, con su estrella centelleante, ilumin todos los das y aos.
Lleg, en fin, el santo de Dios, y, viendo que todas las cosas estaban dispuestas, las contempl y se alegr. Se prepara el pesebre, se trae el heno y se colocan el buey y el asno. All la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad, y Greccio se convierte en una nueva Beln.
La noche resplandece como el da, noche placentera para los hombres y para los animales. Llega la gente, y, ante el nuevo misterio, saborean nuevos gozos. La selva resuena de voces y las rocas responden a los himnos de jbilo. Cantan los hermanos las alabanzas del Seor y toda la noche transcurre entre cantos de alegra. El santo de Dios est de pie ante el pesebre, desbordndose en suspiros, traspasado de piedad, derretido en inefable gozo. Se celebra el rito solemne de la misa sobre el pesebre y el sacerdote goza de singular consolacin.
El santo de Dios viste los ornamentos de dicono, pues lo era, y con voz sonora canta el santo evangelio. Su voz potente y dulce, su voz clara y bien timbrada, invita a todos a los premios supremos. Luego predica al pueblo que asiste, y tanto al hablar del nacimiento del Rey pobre como de la pequea ciudad de Beln dice palabras que vierten miel. Muchas veces, al querer mencionar a Cristo Jess, encendido en amor, le dice el "Nio de Bethlehem", y, pronunciado "Bethlem" como oveja que bala, su boca se llena de voz; ms an, de tierna afeccin. Cuando le llamaba "nio de Bethleem" o "Jess", se pasaba la lengua por los labios como si gustara y saboreara su paladar la dulzura de estas palabras.
Se multiplicaban all los dones del Omnipotente; un varn virtuoso tiene una admirable visin. Haba un nio que, exnime, estaba recostado en el pesebre; se acerca el santo de Dios y lo despierta como de un sopor de sueo. No carece esta visin de sentido, puesto que el nio Jess, sepultado en el olvido en muchos corazones, resucit por su gracia, por medio de su siervo Francisco, y su imagen qued grabada en los corazones enamorados. Terminada la solemne vigilia, todos retornaron a su casa colmados de alegra.
Se conserva el heno colocado sobre el pesebre, para que, como el Seor multiplic su Santa misericordia, por su medio se curen jumentos y otros animales. Y as sucedi en efecto: muchos animales de la regin circunvecina que sufran diversas enfermedades, comiendo de este heno, curaron de sus dolencias. Ms an, mujeres con partos largos y dolorosos, colocando encima de ellas un poco de heno, dan a luz felizmente. Y lo mismo acaece con personas de ambos sexos: con tal medio obtienen la curacin de diversos males.
El lugar del pesebre fue luego consagrado en templo del Seor: en honor del beatsimo padre Francisco se construy sobre el pesebre un altar y se dedic una iglesia, para que, donde en otro tiempo los animales pacieron el pienso de paja, all coman los hombres de continuo, para salud de su alma y de su cuerpo, carne del Cordero inmaculado e incontaminado, Jesucristo, Seor nuestro, quien se nos dio a s mismo con sumo e inefable amor y que vive y reina con el Padre y el Espritu Santo y es Dios eternamente glorioso por todos los siglos de los siglos. Amn. Aleluya. Aleluya.
(Aqu termina el primer libro sobre la vida y las obras del Bienaventurado San Francisco.)
Digno de recuerdo y de celebrarlo con piadosa memoria es lo que hizo tres aos antes de su gloriosa muerte, cerca de Greccio, el da de la natividad de nuestro Seor Jesucristo. Viva en aquella comarca un hombre, de nombre Juan, de buena fama y de mejor tenor de vida, a quien el bienaventurado Francisco amaba con amor singular pues, siendo de noble familia y muy honorable, despreciaba la nobleza de la sangre y aspiraba a la nobleza del espritu.
Unos quince das antes de la navidad del Seor, el bienaventurado Francisco le llam, como sola hacerlo con frecuencia, y le dijo: "Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Seor, date prisa en ir all y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del nio que naci en Beln y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufri en su invalidez de nio, cmo fue reclinado en el pesebre y como fue colocado sobre heno entre el buey y el asno. En oyendo esto el hombre bueno y fiel, corri presto y prepar en el lugar sealado cuanto el Santo le haba indicado.
Lleg el da, da de alegra, de exultacin. Se cit a hermanos de muchos lugares; hombres y mujeres de la comarca, rebosando de gozo, prepararon, segn sus posibilidades, cirios y teas para iluminar aquella noche que, con su estrella centelleante, ilumin todos los das y aos.
Lleg, en fin, el santo de Dios, y, viendo que todas las cosas estaban dispuestas, las contempl y se alegr. Se prepara el pesebre, se trae el heno y se colocan el buey y el asno. All la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad, y Greccio se convierte en una nueva Beln.
La noche resplandece como el da, noche placentera para los hombres y para los animales. Llega la gente, y, ante el nuevo misterio, saborean nuevos gozos. La selva resuena de voces y las rocas responden a los himnos de jbilo. Cantan los hermanos las alabanzas del Seor y toda la noche transcurre entre cantos de alegra. El santo de Dios est de pie ante el pesebre, desbordndose en suspiros, traspasado de piedad, derretido en inefable gozo. Se celebra el rito solemne de la misa sobre el pesebre y el sacerdote goza de singular consolacin.
El santo de Dios viste los ornamentos de dicono, pues lo era, y con voz sonora canta el santo evangelio. Su voz potente y dulce, su voz clara y bien timbrada, invita a todos a los premios supremos. Luego predica al pueblo que asiste, y tanto al hablar del nacimiento del Rey pobre como de la pequea ciudad de Beln dice palabras que vierten miel. Muchas veces, al querer mencionar a Cristo Jess, encendido en amor, le dice el "Nio de Bethlehem", y, pronunciado "Bethlem" como oveja que bala, su boca se llena de voz; ms an, de tierna afeccin. Cuando le llamaba "nio de Bethleem" o "Jess", se pasaba la lengua por los labios como si gustara y saboreara su paladar la dulzura de estas palabras.
Se multiplicaban all los dones del Omnipotente; un varn virtuoso tiene una admirable visin. Haba un nio que, exnime, estaba recostado en el pesebre; se acerca el santo de Dios y lo despierta como de un sopor de sueo. No carece esta visin de sentido, puesto que el nio Jess, sepultado en el olvido en muchos corazones, resucit por su gracia, por medio de su siervo Francisco, y su imagen qued grabada en los corazones enamorados. Terminada la solemne vigilia, todos retornaron a su casa colmados de alegra.
Se conserva el heno colocado sobre el pesebre, para que, como el Seor multiplic su Santa misericordia, por su medio se curen jumentos y otros animales. Y as sucedi en efecto: muchos animales de la regin circunvecina que sufran diversas enfermedades, comiendo de este heno, curaron de sus dolencias. Ms an, mujeres con partos largos y dolorosos, colocando encima de ellas un poco de heno, dan a luz felizmente. Y lo mismo acaece con personas de ambos sexos: con tal medio obtienen la curacin de diversos males.
El lugar del pesebre fue luego consagrado en templo del Seor: en honor del beatsimo padre Francisco se construy sobre el pesebre un altar y se dedic una iglesia, para que, donde en otro tiempo los animales pacieron el pienso de paja, all coman los hombres de continuo, para salud de su alma y de su cuerpo, carne del Cordero inmaculado e incontaminado, Jesucristo, Seor nuestro, quien se nos dio a s mismo con sumo e inefable amor y que vive y reina con el Padre y el Espritu Santo y es Dios eternamente glorioso por todos los siglos de los siglos. Amn. Aleluya. Aleluya.
(Aqu termina el primer libro sobre la vida y las obras del Bienaventurado San Francisco.)
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Oracin para Bendecir el Pesebre Hogareo
Oh Dios, Padre santo,
que has amado tanto a los hombres
que le ha enviado a tu
hijo unignito,
nacido de ti antes de todos los siglos.
Dgnate bendecir este Beln,
que ser la alegra
de esta familia Cristiana.
Que estas imgenes del misterio
de la Encarnacin
sostengan la fe de los padres
y los adultos,
reaviven la esperanza de los nios
y aumenten en todo el amor.
Te lo pedimos por Jess,
Tu hijo amadsimo,
que nos ha salvado con Tu muerte
y Resurreccin
y que incesantemente ruega por nosotros
delante de Ti. Amn
San Francisco de Asis y el Primer Pesebre Navideo
Este sitio es dedicado a Nuestro Seor Jesucristo
en la Santsima Virgen Mara
para la Gloria de Dios
La Bendicin Apostlica de la Santa Sede en Roma se imparta (28 de Octubre, 2013)
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