Cuando Cristo venga, lo vermos entre los hombres
Cuando Cristo venga, lo vermos entre los hombres
De un Tratado En Contra de los Herejes, por San Ireneo (130-202), Obispo
(Libro 4, 3.4, 3.5 [20,4-20,5])
(Libro 4, 3.4, 3.5 [20,4-20,5])
Uno solo es Dios, que hizo y orden todo mediante el Verbo y la Sabidura: es el mismo Demiurgo que asign este mundo al gnero humano.
Uno solo es Dios, que hizo y orden todo mediante el Verbo y la Sabidura: es el mismo Demiurgo que asign este mundo al gnero humano. El, por su grandeza, no ha sido conocido por aquellos mismos que El cre (pues nadie ha investigado su profundidad, ni de entre los antiguos que ya han fallecido, ni de entre los que an viven); en cambio, por el amor, lo conocemos mediante aquel por cuyo ministerio l hizo todas las cosas. Este es su Verbo, nuestro Seor Jesucristo, el cual en los tiempos recientes se hizo hombre entre los hombres, para unir el fin con el principio, es decir, al hombre con Dios. Y por tal motivo los profetas, habiendo recibido del mismo Verbo el don proftico, predicaron su venida en la carne, por medio de la cual se realiz la mezcla y comunin de Dios con el hombre segn el beneplcito de Dios. El Verbo haba preanunciado desde el principio que habramos de ver a Dios entre los hombres, que entrara en contacto con stos sobre la tierra y hablara con ellos, que se hara presente a su ser creado para salvarlo, y que se mostrara sensiblemente para liberarnos de manos de todos los que nos odian, esto es, de todos los espritus rebeldes. Y que nos hara servirlo en santidad y justicia todos nuestros das, a fin de que, habiendo el hombre abrazado al Espritu de Dios, entre en la gloria del Padre.
Esto decan los profetas en sus anuncios, pero no como dicen algunos, que los profetas vean a alguien distinto de Dios Padre, el cual permanece invisible. Esto ensean aquellos que ignoran enteramente lo que sea la profeca. Porque la profeca es la prediccin de cosas futuras, es decir, el preanuncio de cosas que slo despus sern reales. Los profetas predecan que los hombres habran de ver a Dios, como dice el Seor: "Dichosos los limpios de corazn, porque [1035] ellos vern a Dios" (Mt 5,8). Aunque, a decir verdad, "ninguno ver a Dios y vivir" (Ex 33,20), si lo ve en toda su grandeza e inefable gloria; porque el Padre es inaccesible. Pero, por su amor, bondad y omnipotencia, va a conceder a todos aquellos a quienes ama, el privilegio de ver a Dios, como los profetas anunciaban; porque "lo que para los hombres es imposible, es posible para Dios" (Lc 18,27).
El hombre no ver a Dios por s mismo; pero El, si lo quiere, se dejar ver de los hombres: de aquellos que el quiera, y cuando y como quiera, porque Dios es omnipotente. Por medio del Espritu se dej ver profticamente; por medio del Hijo se dej ver segn la adopcin; se har ver segn su paternidad en el reino de los cielos: el Espritu prepara al hombre para el Hijo de Dios, el Hijo lo conduce al Padre, el Padre concede la incorrupcin para la vida eterna, que a cada uno le viene con la visin de Dios. Pues as como los que ven la luz estn en la luz y perciben su claridad, as tambin quienes ven a Dios estn en Dios y ven su claridad. Y la claridad de Dios da la vida: es decir, quienes ven a Dios tienen parte en la vida.
Por eso el que no puede ser abarcado, comprendido ni visto, concede a los seres humanos que lo vean, lo comprendan y abarquen, a fin de darles la vida una vez que lo han visto y comprendido. As como su grandeza es insondable, as tambin es inefable su bondad, [1036] por la cual da la vida a quienes lo ven: porque vivir sin tener la vida es imposible, la vida viene por participar de Dios, y participar de Dios es verlo y gozar de su bondad.
Cuando Cristo venga, lo vermos entre los hombres
De un Tratado En Contra de los Herejes, por San Ireneo (130-202), Obispo
(Libro 4, 3.4, 3.5 [20,4-20,5])
(Libro 4, 3.4, 3.5 [20,4-20,5])
Uno solo es Dios, que hizo y orden todo mediante el Verbo y la Sabidura: es el mismo Demiurgo que asign este mundo al gnero humano.
Uno solo es Dios, que hizo y orden todo mediante el Verbo y la Sabidura: es el mismo Demiurgo que asign este mundo al gnero humano. El, por su grandeza, no ha sido conocido por aquellos mismos que El cre (pues nadie ha investigado su profundidad, ni de entre los antiguos que ya han fallecido, ni de entre los que an viven); en cambio, por el amor, lo conocemos mediante aquel por cuyo ministerio l hizo todas las cosas. Este es su Verbo, nuestro Seor Jesucristo, el cual en los tiempos recientes se hizo hombre entre los hombres, para unir el fin con el principio, es decir, al hombre con Dios. Y por tal motivo los profetas, habiendo recibido del mismo Verbo el don proftico, predicaron su venida en la carne, por medio de la cual se realiz la mezcla y comunin de Dios con el hombre segn el beneplcito de Dios. El Verbo haba preanunciado desde el principio que habramos de ver a Dios entre los hombres, que entrara en contacto con stos sobre la tierra y hablara con ellos, que se hara presente a su ser creado para salvarlo, y que se mostrara sensiblemente para liberarnos de manos de todos los que nos odian, esto es, de todos los espritus rebeldes. Y que nos hara servirlo en santidad y justicia todos nuestros das, a fin de que, habiendo el hombre abrazado al Espritu de Dios, entre en la gloria del Padre.
Esto decan los profetas en sus anuncios, pero no como dicen algunos, que los profetas vean a alguien distinto de Dios Padre, el cual permanece invisible. Esto ensean aquellos que ignoran enteramente lo que sea la profeca. Porque la profeca es la prediccin de cosas futuras, es decir, el preanuncio de cosas que slo despus sern reales. Los profetas predecan que los hombres habran de ver a Dios, como dice el Seor: "Dichosos los limpios de corazn, porque [1035] ellos vern a Dios" (Mt 5,8). Aunque, a decir verdad, "ninguno ver a Dios y vivir" (Ex 33,20), si lo ve en toda su grandeza e inefable gloria; porque el Padre es inaccesible. Pero, por su amor, bondad y omnipotencia, va a conceder a todos aquellos a quienes ama, el privilegio de ver a Dios, como los profetas anunciaban; porque "lo que para los hombres es imposible, es posible para Dios" (Lc 18,27).
El hombre no ver a Dios por s mismo; pero El, si lo quiere, se dejar ver de los hombres: de aquellos que el quiera, y cuando y como quiera, porque Dios es omnipotente. Por medio del Espritu se dej ver profticamente; por medio del Hijo se dej ver segn la adopcin; se har ver segn su paternidad en el reino de los cielos: el Espritu prepara al hombre para el Hijo de Dios, el Hijo lo conduce al Padre, el Padre concede la incorrupcin para la vida eterna, que a cada uno le viene con la visin de Dios. Pues as como los que ven la luz estn en la luz y perciben su claridad, as tambin quienes ven a Dios estn en Dios y ven su claridad. Y la claridad de Dios da la vida: es decir, quienes ven a Dios tienen parte en la vida.
Por eso el que no puede ser abarcado, comprendido ni visto, concede a los seres humanos que lo vean, lo comprendan y abarquen, a fin de darles la vida una vez que lo han visto y comprendido. As como su grandeza es insondable, as tambin es inefable su bondad, [1036] por la cual da la vida a quienes lo ven: porque vivir sin tener la vida es imposible, la vida viene por participar de Dios, y participar de Dios es verlo y gozar de su bondad.
Cuando Cristo venga, lo vermos entre los hombres - fragmento del Tratado en Contra de Herejes, por San Ireneo (130-202), Obispo
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