Me entrego a mi mismo como tu esposo para siempre
De los Cnticos Espirituales de San Juan de la Cruz, presbtero
El aspirar del aire
Este aspirar del aire es una habilidad del Espritu Santo, que el alma pide para amarlo a Dios perfectamente, por medio del mismo Espritu Santo. Se lo llama aspirar del aire, porque es un toque y sentimiento de amor que se causa en el alma con y en la comunicacin del Espritu Santo. El cual, a manera de aspirar, con su aspiracin divina, levanta al alma y la informa, para que ella aspire en Dios la misma aspiracin de amor que el Padre aspira en el Hijo y el Hijo en el Padre, lo qual es precisamente el mismo Espritu Santo, quien el alma aspira en dicha transformacim. Porque no sera verdadera transformacin si el alma no se uniese y se transformase en el Espritu Santo como es as en las otras dos Personas Divinas, aunque no
Este aspirar del aire es una habilidad del Espritu Santo, que el alma pide para amarlo a Dios perfectamente, por medio del mismo Espritu Santo. Se lo llama aspirar del aire, porque es un toque y sentimiento de amor que se causa en el alma con y en la comunicacin del Espritu Santo. El cual, a manera de aspirar, con su aspiracin divina, levanta al alma y la informa, para que ella aspire en Dios la misma aspiracin de amor que el Padre aspira en el Hijo y el Hijo en el Padre, lo qual es precisamente el mismo Espritu Santo, quien el alma aspira en dicha transformacim. Porque no sera verdadera transformacin si el alma no se uniese y se transformase en el Espritu Santo como es as en las otras dos Personas Divinas, aunque no
sucede en el mismo grado manifiesto divinamente, por la condicin de
bajeza de esta vida terrenal. Y todo esto es para el alma una gloria tan! alta y tan! profundo
y sumo deleite, que no se puede expresar adecuadamente con la lengua mortal, ni tampoco con el
entendimiento humano.
An as, el alma unida y transformada en Dios aspira y anhela en Dios a Dios esa misma aspiracin divina que Dios, estando en ella aspira en s mismo a ella, que es lo que, segun lo que puedo entender, quiso decir San Pablo (Gal. 4:6), cuando dijo: Por cuanto son hijos de Dios, envi Dios en vuestros corazones el espritu de Su Hijo, clamando en oracin al Abba, Padre, lo cual se realiza en las almas perfectas en esta vida.
Y no hay que dudar que el alma pueda lograr una cosa tan alta, porque, dado que Dios tenga merced por ella, llegue a estar deiforme y unida en la Santsima Trinidad, en que ella se hace Dios por participacion, qu cosa tan increble es que ella pueda obrar en su entendimiento, conociendo noticia y amor en la Trinidad, juntamente con ella, como es con la misma Trinidad, por participacin, obrndolo Dios en la misma alma?
Ningun conocimiento o poder puede describir como esto sucede, salvo al explicar cmo el Hijo de Dios nos alcanz este alto estado y nos mereci este alto puesto, como nos dice San Juan (Jn 1:12): Padre, quiero que donde yo estoy, los que me has dado, tambin estn conmigo, para que vean la claridad que me diste; a saber (Jn 17:24): que hagan por participacin en nosotros la misma obra que yo por naturaleza, que es aspirar el Espritu Santo. Y tambi dice (Jn 17:20-23): No ruego, Padre, solamente por estos presentes, sino tambin por aquellos que han de creer por su doctrina en m, que todos ellos sean una misma cosa; de la manera que T, Padre, ests en m y yo en Ti, as ellos en nosotros sean una misma cosa. Y yo la claridad y gloria que me has dado, se las he dado a ellos, para que sean una misma cosa, como nosotros somos una misma cosa, yo en ellos y T en mi, porque sean perfectos en uno; que el mundo conozca y sepa que T me enviaste y los amaste como me amaste a m, que es comunicndoles el mismo amor que al Hijo, aunque no naturalmente como al Hijo, sino, como habemos dicho, por unidad y transformacin de amor. Aqu entonces quiere decir que para el Hijo y al Padre sean los santos una cosa esencial, pero no como ya lo son el Padre y el Hijo, sino que lo sean por unin de amor, como el Padre y el Hijo estn en la unidad del amor.
Por lo tanto, las almas poseen esos mismos bienes participacin que l posee por naturaleza; Como resultado de esto, verdaderamente son dios por participacin, iguales y compaeros suyos de Dios. De esto San Pedro (2 Pe. 1, 2-4) expres: que la gracia y la paz sean cumplidas y perfeccionadas en ustedes en el conocimiento de Dios y de Jesucristo Nuestro Seor, de la manera que nos son dadas todas las cosas de su divina virtud para la vida y la piedad, por el conocimiento de aquel que nos llam con su propia gloria y virtud, por el cual muy grandes y preciosas promesas nos otorg, para que por estas cosas seamos hechos compaeros de la divina naturaleza. Esto significa la participacin del alma en Dios obrando en l, acompaadamente con l; la obra de la Santsima Trinidad, de la manera que hemos dicho, por causa de la unin sustancial entre el alma y Dios. Lo cual, aunque se cumple perfectamente en la otra vida, todava en sta, cuando se llega al estado perfecto, se alcanza gran rastro y sabor de ello, al modo que vamos diciendo, aunque, como ya hemos dicho, no se puede expresar.
Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas! Qu hacen? En qu se entretienen? Sus pretensiones son bajezas, y sus posesiones, miserias. Oh miserable ceguera de los ojos de sus almas! Para tanta luz estn ciegos y para tan grandes vocesm sordos! No pueden ver que en tanto que buscan grandezas y gloria se quedan miserables y bajos de tantos bienes, hechos ignorantes e indignos! Sigan lo segundo que el alma clama, lo cual es:
El canto de la dulce filomena
Lo que nace en el alma del aspirar del aire es el canto de la ms dulce filomena, ya que, as como el canto de la filomena o el ruiseor, el cual se oye en la primavera, pasados ya los fros y lluvias del invierno, y hace meloda al odo y recreacin para el espritu, es as en esta actual comunicacin y transformacin de amor, amparada ya las esposa y libre de todas las imperfeciones y penalidades y nieblas del mundo; ella siente la primavera, renaciente en su espritu, en el cual tambin siente la dulce voz del Esposo, su dulce filomena, la cual refrezca y renueva la sustancia de su alma, diciendole (Ct. 2:10-12): levntate, apresrate, amiga, paloma, hermosa ma y ven; porque ya ha pasado el invierno, las lluvias se han ido lejos, las flores han aparecido ya en nuestra tierra, y ha llegado el tiempo del podar, y la voz de la tortolica se ha odo en nuestra tierra.
An as, el alma unida y transformada en Dios aspira y anhela en Dios a Dios esa misma aspiracin divina que Dios, estando en ella aspira en s mismo a ella, que es lo que, segun lo que puedo entender, quiso decir San Pablo (Gal. 4:6), cuando dijo: Por cuanto son hijos de Dios, envi Dios en vuestros corazones el espritu de Su Hijo, clamando en oracin al Abba, Padre, lo cual se realiza en las almas perfectas en esta vida.
Y no hay que dudar que el alma pueda lograr una cosa tan alta, porque, dado que Dios tenga merced por ella, llegue a estar deiforme y unida en la Santsima Trinidad, en que ella se hace Dios por participacion, qu cosa tan increble es que ella pueda obrar en su entendimiento, conociendo noticia y amor en la Trinidad, juntamente con ella, como es con la misma Trinidad, por participacin, obrndolo Dios en la misma alma?
Ningun conocimiento o poder puede describir como esto sucede, salvo al explicar cmo el Hijo de Dios nos alcanz este alto estado y nos mereci este alto puesto, como nos dice San Juan (Jn 1:12): Padre, quiero que donde yo estoy, los que me has dado, tambin estn conmigo, para que vean la claridad que me diste; a saber (Jn 17:24): que hagan por participacin en nosotros la misma obra que yo por naturaleza, que es aspirar el Espritu Santo. Y tambi dice (Jn 17:20-23): No ruego, Padre, solamente por estos presentes, sino tambin por aquellos que han de creer por su doctrina en m, que todos ellos sean una misma cosa; de la manera que T, Padre, ests en m y yo en Ti, as ellos en nosotros sean una misma cosa. Y yo la claridad y gloria que me has dado, se las he dado a ellos, para que sean una misma cosa, como nosotros somos una misma cosa, yo en ellos y T en mi, porque sean perfectos en uno; que el mundo conozca y sepa que T me enviaste y los amaste como me amaste a m, que es comunicndoles el mismo amor que al Hijo, aunque no naturalmente como al Hijo, sino, como habemos dicho, por unidad y transformacin de amor. Aqu entonces quiere decir que para el Hijo y al Padre sean los santos una cosa esencial, pero no como ya lo son el Padre y el Hijo, sino que lo sean por unin de amor, como el Padre y el Hijo estn en la unidad del amor.
Por lo tanto, las almas poseen esos mismos bienes participacin que l posee por naturaleza; Como resultado de esto, verdaderamente son dios por participacin, iguales y compaeros suyos de Dios. De esto San Pedro (2 Pe. 1, 2-4) expres: que la gracia y la paz sean cumplidas y perfeccionadas en ustedes en el conocimiento de Dios y de Jesucristo Nuestro Seor, de la manera que nos son dadas todas las cosas de su divina virtud para la vida y la piedad, por el conocimiento de aquel que nos llam con su propia gloria y virtud, por el cual muy grandes y preciosas promesas nos otorg, para que por estas cosas seamos hechos compaeros de la divina naturaleza. Esto significa la participacin del alma en Dios obrando en l, acompaadamente con l; la obra de la Santsima Trinidad, de la manera que hemos dicho, por causa de la unin sustancial entre el alma y Dios. Lo cual, aunque se cumple perfectamente en la otra vida, todava en sta, cuando se llega al estado perfecto, se alcanza gran rastro y sabor de ello, al modo que vamos diciendo, aunque, como ya hemos dicho, no se puede expresar.
Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas! Qu hacen? En qu se entretienen? Sus pretensiones son bajezas, y sus posesiones, miserias. Oh miserable ceguera de los ojos de sus almas! Para tanta luz estn ciegos y para tan grandes vocesm sordos! No pueden ver que en tanto que buscan grandezas y gloria se quedan miserables y bajos de tantos bienes, hechos ignorantes e indignos! Sigan lo segundo que el alma clama, lo cual es:
El canto de la dulce filomena
Lo que nace en el alma del aspirar del aire es el canto de la ms dulce filomena, ya que, as como el canto de la filomena o el ruiseor, el cual se oye en la primavera, pasados ya los fros y lluvias del invierno, y hace meloda al odo y recreacin para el espritu, es as en esta actual comunicacin y transformacin de amor, amparada ya las esposa y libre de todas las imperfeciones y penalidades y nieblas del mundo; ella siente la primavera, renaciente en su espritu, en el cual tambin siente la dulce voz del Esposo, su dulce filomena, la cual refrezca y renueva la sustancia de su alma, diciendole (Ct. 2:10-12): levntate, apresrate, amiga, paloma, hermosa ma y ven; porque ya ha pasado el invierno, las lluvias se han ido lejos, las flores han aparecido ya en nuestra tierra, y ha llegado el tiempo del podar, y la voz de la tortolica se ha odo en nuestra tierra.
De los Cnticos Espirituales de San Juan de la Cruz, presbtero
El aspirar del aire
Este aspirar del aire es una habilidad del Espritu Santo, que el alma pide para amarlo a Dios perfectamente, por medio del mismo Espritu Santo. Se lo llama aspirar del aire, porque es un toque y sentimiento de amor que se causa en el alma con y en la comunicacin del Espritu Santo. El cual, a manera de aspirar, con su aspiracin divina, levanta al alma y la informa, para que ella aspire en Dios la misma aspiracin de amor que el Padre aspira en el Hijo y el Hijo en el Padre, lo qual es precisamente el mismo Espritu Santo, quien el alma aspira en dicha transformacin. Porque no sera verdadera transformacin si el alma no se uniese y se transformase en el Espritu Santo como es as en las otras dos Personas Divinas, aunque no sucede en el mismo grado manifiesto divinamente, por la condicin de bajeza de esta vida terrenal. Y todo esto es para el alma una gloria tan! alta y tan! profundo y sumo deleite, que no se puede expresar adecuadamente con la lengua mortal, ni tampoco con el entendimiento humano.
An as, el alma unida y transformada en Dios aspira y anhela en Dios a Dios esa misma aspiracin divina que Dios, estando en ella aspira en s mismo a ella, que es lo que, segun lo que puedo entender, quiso decir San Pablo (Gal. 4:6), cuando dijo: Por cuanto son hijos de Dios, envi Dios en vuestros corazones el espritu de Su Hijo, clamando en oracin al Abba, Padre, lo cual se realiza en las almas perfectas en esta vida.
Y no hay que dudar que el alma pueda lograr una cosa tan alta, porque, dado que Dios tenga merced por ella, llegue a estar deiforme y unida en la Santsima Trinidad, en que ella se hace Dios por participacion, qu cosa tan increble es que ella pueda obrar en su entendimiento, conociendo noticia y amor en la Trinidad, juntamente con ella, como es con la misma Trinidad, por participacin, obrndolo Dios en la misma alma?
Ningun conocimiento o poder puede describir como esto sucede, salvo al explicar cmo el Hijo de Dios nos alcanz este alto estado y nos mereci este alto puesto, como nos dice San Juan (Jn 1:12): Padre, quiero que donde yo estoy, los que me has
Este aspirar del aire es una habilidad del Espritu Santo, que el alma pide para amarlo a Dios perfectamente, por medio del mismo Espritu Santo. Se lo llama aspirar del aire, porque es un toque y sentimiento de amor que se causa en el alma con y en la comunicacin del Espritu Santo. El cual, a manera de aspirar, con su aspiracin divina, levanta al alma y la informa, para que ella aspire en Dios la misma aspiracin de amor que el Padre aspira en el Hijo y el Hijo en el Padre, lo qual es precisamente el mismo Espritu Santo, quien el alma aspira en dicha transformacin. Porque no sera verdadera transformacin si el alma no se uniese y se transformase en el Espritu Santo como es as en las otras dos Personas Divinas, aunque no sucede en el mismo grado manifiesto divinamente, por la condicin de bajeza de esta vida terrenal. Y todo esto es para el alma una gloria tan! alta y tan! profundo y sumo deleite, que no se puede expresar adecuadamente con la lengua mortal, ni tampoco con el entendimiento humano.
An as, el alma unida y transformada en Dios aspira y anhela en Dios a Dios esa misma aspiracin divina que Dios, estando en ella aspira en s mismo a ella, que es lo que, segun lo que puedo entender, quiso decir San Pablo (Gal. 4:6), cuando dijo: Por cuanto son hijos de Dios, envi Dios en vuestros corazones el espritu de Su Hijo, clamando en oracin al Abba, Padre, lo cual se realiza en las almas perfectas en esta vida.
Y no hay que dudar que el alma pueda lograr una cosa tan alta, porque, dado que Dios tenga merced por ella, llegue a estar deiforme y unida en la Santsima Trinidad, en que ella se hace Dios por participacion, qu cosa tan increble es que ella pueda obrar en su entendimiento, conociendo noticia y amor en la Trinidad, juntamente con ella, como es con la misma Trinidad, por participacin, obrndolo Dios en la misma alma?
Ningun conocimiento o poder puede describir como esto sucede, salvo al explicar cmo el Hijo de Dios nos alcanz este alto estado y nos mereci este alto puesto, como nos dice San Juan (Jn 1:12): Padre, quiero que donde yo estoy, los que me has
dado, tambin estn conmigo,
para que vean la claridad que me diste; a saber (Jn 17:24): que hagan por
participacin en nosotros la misma obra que yo por naturaleza, que es
aspirar el Espritu Santo. Y tambin dice (Jn 17:20-23): No ruego, Padre,
solamente por estos presentes, sino tambin por aquellos que han de creer
por su doctrina en m, que todos ellos sean una misma cosa; de la manera
que T, Padre, ests en m y yo en Ti, as ellos en nosotros sean una
misma cosa. Y yo la claridad y gloria que me has dado, se las he dado a ellos, para que sean
una misma cosa, como nosotros somos una misma cosa, yo en ellos y T en mi,
porque sean perfectos en uno; que el mundo conozca y sepa que T me enviaste
y los amaste como me amaste a m, que es comunicndoles el mismo amor que al
Hijo, aunque no naturalmente como al Hijo, sino, como habemos dicho, por
unidad y transformacin de amor. Aqu entonces quiere
decir que para el Hijo y al Padre sean los santos una cosa esencial, pero no
como ya lo son el Padre y el Hijo, sino que lo sean por unin de amor, como
el Padre y el Hijo estn en la unidad del amor.
Por lo tanto, las almas poseen esos mismos bienes participacin que l posee por naturaleza; Como resultado de esto, verdaderamente son dios por participacin, iguales y compaeros suyos de Dios. De esto San Pedro (2 Pe. 1, 2-4) expres: que la gracia y la paz sean cumplidas y perfeccionadas en ustedes en el conocimiento de Dios y de Jesucristo Nuestro Seor, de la manera que nos son dadas todas las cosas de su divina virtud para la vida y la piedad, por el conocimiento de aquel que nos llam con su propia gloria y virtud, por el cual muy grandes y preciosas promesas nos otorg, para que por estas cosas seamos hechos compaeros de la divina naturaleza. Esto significa la participacin del alma en Dios obrando en l, acompaadamente con l; la obra de la Santsima Trinidad, de la manera que hemos dicho, por causa de la unin sustancial entre el alma y Dios. Lo cual, aunque se cumple perfectamente en la otra vida, todava en sta, cuando se llega al estado perfecto, se alcanza gran rastro y sabor de ello, al modo que vamos diciendo, aunque, como ya hemos dicho, no se puede expresar.
Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas! Qu hacen? En qu se entretienen? Sus pretensiones son bajezas, y sus posesiones, miserias. Oh miserable ceguera de los ojos de sus almas! Para tanta luz estn ciegos y para tan grandes voces son sordos! No pueden ver que en tanto que buscan grandezas y gloria se quedan miserables y bajos de tantos bienes, hechos ignorantes e indignos! Sigan lo segundo que el alma clama, lo cual es:
El canto de la dulce filomena
Lo que nace en el alma del aspirar del aire es el canto de la ms dulce filomena, ya que, as como el canto de la filomena o el ruiseor, el cual se oye en la primavera, pasados ya los fros y lluvias del invierno, y hace meloda al odo y recreacin para el espritu, es as en esta actual comunicacin y transformacin de amor, amparada ya las esposa y libre de todas las imperfeciones y penalidades y nieblas del mundo; ella siente la primavera, renaciente en su espritu, en el cual tambin siente la dulce voz del Esposo, su dulce filomena, la cual refrezca y renueva la sustancia de su alma, diciendole (Ct. 2:10-12): levntate, apresrate, amiga, paloma, hermosa ma y ven; porque ya ha pasado el invierno, las lluvias se han ido lejos, las flores han aparecido ya en nuestra tierra, y ha llegado el tiempo del podar, y la voz de la tortolica se ha odo en nuestra tierra.
Por lo tanto, las almas poseen esos mismos bienes participacin que l posee por naturaleza; Como resultado de esto, verdaderamente son dios por participacin, iguales y compaeros suyos de Dios. De esto San Pedro (2 Pe. 1, 2-4) expres: que la gracia y la paz sean cumplidas y perfeccionadas en ustedes en el conocimiento de Dios y de Jesucristo Nuestro Seor, de la manera que nos son dadas todas las cosas de su divina virtud para la vida y la piedad, por el conocimiento de aquel que nos llam con su propia gloria y virtud, por el cual muy grandes y preciosas promesas nos otorg, para que por estas cosas seamos hechos compaeros de la divina naturaleza. Esto significa la participacin del alma en Dios obrando en l, acompaadamente con l; la obra de la Santsima Trinidad, de la manera que hemos dicho, por causa de la unin sustancial entre el alma y Dios. Lo cual, aunque se cumple perfectamente en la otra vida, todava en sta, cuando se llega al estado perfecto, se alcanza gran rastro y sabor de ello, al modo que vamos diciendo, aunque, como ya hemos dicho, no se puede expresar.
Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas! Qu hacen? En qu se entretienen? Sus pretensiones son bajezas, y sus posesiones, miserias. Oh miserable ceguera de los ojos de sus almas! Para tanta luz estn ciegos y para tan grandes voces son sordos! No pueden ver que en tanto que buscan grandezas y gloria se quedan miserables y bajos de tantos bienes, hechos ignorantes e indignos! Sigan lo segundo que el alma clama, lo cual es:
El canto de la dulce filomena
Lo que nace en el alma del aspirar del aire es el canto de la ms dulce filomena, ya que, as como el canto de la filomena o el ruiseor, el cual se oye en la primavera, pasados ya los fros y lluvias del invierno, y hace meloda al odo y recreacin para el espritu, es as en esta actual comunicacin y transformacin de amor, amparada ya las esposa y libre de todas las imperfeciones y penalidades y nieblas del mundo; ella siente la primavera, renaciente en su espritu, en el cual tambin siente la dulce voz del Esposo, su dulce filomena, la cual refrezca y renueva la sustancia de su alma, diciendole (Ct. 2:10-12): levntate, apresrate, amiga, paloma, hermosa ma y ven; porque ya ha pasado el invierno, las lluvias se han ido lejos, las flores han aparecido ya en nuestra tierra, y ha llegado el tiempo del podar, y la voz de la tortolica se ha odo en nuestra tierra.
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