Nuestra Madre de la Divina Providencia - "Sagrado Ncleo del Cristianismo"
Madre de la Divina Providencia
De los escritos del Padre Juan Semeria, CRSP
(Mater Divinae Providentiae, Nov. 1922, pp. 372-375)
(Mater Divinae Providentiae, Nov. 1922, pp. 372-375)
Nuestra Madre Santsima tiene tantos ttulos hermosos, en su mayora creados por la piedad sencilla y espontnea del pueblo Cristiano, inspirados en la teologa de amor llamado "sentido de la fe". Estos ttulos son clidos, con el afecto y el aroma de la genuina bondad. Son poticos, luminosos y clidos. Expresan una verdad y la expresan con eficacia. Toda una teologa mariana est contenida en ellos. Al repetirlas, las ideas y los sentimientos amorosos se intensifican. Nuestro ttulo nos sita directamente en el centro de la verdadera teologa.
Madre: aqu est la sntesis de la grandeza de Mara. Ella es Nuestra Seora porque era madre. Madre de Jesucristo! Esto lo dice todo. Es la raz misma de la grandeza "humana" de Nuestra Seora. Una mujer alcanza su realizacin natural convirtindose en una madre. Madre es el ttulo ms augusto de y para una mujer. Incluso una reina no est feliz si no es madre; y una madre tiene en su maternidad el secreto de una alegra y un orgullo que una reina no conoce. Una madre es bendecida entre las mujeres, ya que Mara es bendecida entre las madres.
Ese nombre de madre expresa la grandeza "divina" de Nuestra Seora. Ella es ms alta que todas las dems criaturas, porque es madre de Jess, Hijo del Hombre e Hijo de Dios. La divina grandeza del Hijo se refleja en su madre. Entre las madres ella es la bendita; Ella es la bienaventurada porque el fruto de su vientre se llama Jess y es Jesucristo.
Mara, madre de todos nosotros; En Jess, madre universal, porque es madre nica. El amor, la accin y el sacrificio de Jess inundan el mundo y los siglos, llegando a los confines de la tierra, perdindose en la eternidad. Y donde encontramos los amplios efectos del amor de Jess, all tambin encontramos los efectos de ensanchamiento del amor de Mara.
Pero este ttulo, este condensado poema lrico contina: de la Divina Providencia. Aqu Mara se coloca en relacin directa con el dogma de la Providencia de Dios y, a travs de esta relacin, nos conduce a un dogma ms bsico que el Cristianismo comparte con las formas ms rudimentarias de la religin. En efecto, quienquiera que se acerque, quien simplemente quiera acercarse a Dios, dando el ms pequeo paso hacia Dios, debe creer no slo que existe, sino que tambin da la misma recompensa por las obras humanas, que es el "proveedor" ms bsico y el ms alto significado de la palabra (ver Hebreos 11: 6). Si no hay puentes entre el Cielo y la tierra, importa si el Cielo existe o no? Esta es la razn por la que San Pablo proclama que para nuestra vida religiosa la fra idea de un Dios no es suficiente. Dios existe! Asi que? Lo que necesitamos es la nocin ms clida, ms luminosa y ms beneficiosa de un Dios que es providente. Quin piensa en nosotros, que est preocupado por nosotros. El Cristianismo, una religin clida y viva; El Cristianismo, la revelacin completa de Dios, comienza aqu y de alguna manera est todo contenido aqu. Porque una vez que la Providencia, la Providencia de Dios, es aceptada, el resto sigue, con una lgica fcil y una maravillosidad propia.
Todo en el Cristianismo es absurdo; todo sera absurdo si negramos o olvidramos este gran dogma de la Providencia de Dios. Todo es fcil si ese dogma es aceptado con alegra. Toda nuestra existencia concreta depende de ello. Ciertamente, la vida Cristiana es la oracin; Pero uno no puede orar a un Dios que es sordo por naturaleza e impermeable a nuestras peticiones. La fe Cristiana requiere ordenar toda nuestra vida hacia una meta divinamente establecida, o, para decirlo ms simplemente, requiere obediencia a Dios. Ahora, slo podemos obedecer a un Dios que nos llama en amor. Adems, la vida Cristiana es principalmente resignacin al sufrimiento, pero no podemos resignarnos a sufrir a menos que provenga de las manos de un padre providente y amoroso.
Mara, Madre de la Divina Providencia, por su hermoso nombre y su dulce ttulo, nos conduce a este autntico y saludable Sagrado Ncleo del Cristianismo. Dulce e implacablemente nos introduce en esta atmsfera que necesitamos respirar para disfrutar del vigor y la fuerza Cristiana.
La Madre nos conduce al Padre.
Madre de la Divina Providencia
De los escritos del Padre Juan Semeria, CRSP
(Mater Divinae Providentiae, Nov. 1922, pp. 372-375)
(Mater Divinae Providentiae, Nov. 1922, pp. 372-375)
Nuestra Madre Santsima tiene tantos ttulos hermosos, en su mayora creados por la piedad sencilla y espontnea del pueblo Cristiano, inspirados en la teologa de amor llamado "sentido de la fe". Estos ttulos son clidos, con el afecto y el aroma de la genuina bondad. Son poticos, luminosos y clidos. Expresan una verdad y la expresan con eficacia. Toda una teologa mariana est contenida en ellos. Al repetirlas, las ideas y los sentimientos amorosos se intensifican. Nuestro ttulo nos sita directamente en el centro de la verdadera teologa.
Madre: aqu est la sntesis de la grandeza de Mara. Ella es Nuestra Seora porque era madre. Madre de Jesucristo! Esto lo dice todo. Es la raz misma de la grandeza "humana" de Nuestra Seora. Una mujer alcanza su realizacin natural convirtindose en una madre. Madre es el ttulo ms augusto de y para una mujer. Incluso una reina no est feliz si no es madre; y una madre tiene en su maternidad el secreto de una alegra y un orgullo que una reina no conoce. Una madre es bendecida entre las mujeres, ya que Mara es bendecida entre las madres.
Ese nombre de madre expresa la grandeza "divina" de Nuestra Seora. Ella es ms alta que todas las dems criaturas, porque es madre de Jess, Hijo del Hombre e Hijo de Dios. La divina grandeza del Hijo se refleja en su madre. Entre las madres ella es la bendita; Ella es la bienaventurada porque el fruto de su vientre se llama Jess y es Jesucristo.
Mara, madre de todos nosotros; En Jess, madre universal, porque es madre nica. El amor, la accin y el sacrificio de Jess inundan el mundo y los siglos, llegando a los confines de la tierra, perdindose en la eternidad. Y donde encontramos los amplios efectos del amor de Jess, all tambin encontramos los efectos de ensanchamiento del amor de Mara.
Pero este ttulo, este condensado poema lrico contina: de la Divina Providencia. Aqu Mara se coloca en relacin directa con el dogma de la Providencia de Dios y, a travs de esta relacin, nos conduce a un dogma ms bsico que el Cristianismo comparte con las formas ms rudimentarias de la religin. En efecto, quienquiera que se acerque, quien simplemente quiera acercarse a Dios, dando el ms pequeo paso hacia Dios, debe creer no slo que existe, sino que tambin da la misma recompensa por las obras humanas, que es el "proveedor" ms bsico y el ms alto significado de la palabra (ver Hebreos 11: 6). Si no hay puentes entre el Cielo y la tierra, importa si el Cielo existe o no? Esta es la razn por la que San Pablo proclama que para nuestra vida religiosa la fra idea de un Dios no es suficiente. Dios existe! Asi que? Lo que necesitamos es la nocin ms clida, ms luminosa y ms beneficiosa de un Dios que es providente. Quin piensa en nosotros, que est preocupado por nosotros. El Cristianismo, una religin clida y viva; El Cristianismo, la revelacin completa de Dios, comienza aqu y de alguna manera est todo contenido aqu. Porque una vez que la Providencia, la Providencia de Dios, es aceptada, el resto sigue, con una lgica fcil y una maravillosidad propia.
Todo en el Cristianismo es absurdo; todo sera absurdo si negramos o olvidramos este gran dogma de la Providencia de Dios. Todo es fcil si ese dogma es aceptado con alegra. Toda nuestra existencia concreta depende de ello. Ciertamente, la vida Cristiana es la oracin; Pero uno no puede orar a un Dios que es sordo por naturaleza e impermeable a nuestras peticiones. La fe Cristiana requiere ordenar toda nuestra vida hacia una meta divinamente establecida, o, para decirlo ms simplemente, requiere obediencia a Dios. Ahora, slo podemos obedecer a un Dios que nos llama en amor. Adems, la vida Cristiana es principalmente resignacin al sufrimiento, pero no podemos resignarnos a sufrir a menos que provenga de las manos de un padre providente y amoroso.
Mara, Madre de la Divina Providencia, por su hermoso nombre y su dulce ttulo, nos conduce a este autntico y saludable Sagrado Ncleo del Cristianismo. Dulce e implacablemente nos introduce en esta atmsfera que necesitamos respirar para disfrutar del vigor y la fuerza Cristiana.
La Madre nos conduce al Padre.
Oracin a Mara, Nuestra Madre de la Divina Providencia
Virgen Mara, Inmaculada Madre de la Divina Providencia, protege nuestra vida y sanctifcanos con el don de la gracia. Obtn del Padre de la misericordia y del Dios de la consolacin el perdn de nuestros pecados, la reconciliacin con nuestros hermanos y la consolacin en medio de las aflicciones.
Renuevan nuestros corazones para que se conviertan en lugares dignos de morada de su Divino Hijo, Jess. Aydanos en nuestras luchas contra la mediocridad, el egosmo y el orgullo para poder servir generosamente a nuestro prjimo. Te encomendamos, Mara, en nuestra peregrinacin en este mundo.
Te invocamos como nuestra gua y nuestra defensa contra los peligros. En las tribulaciones presentes, danos refugio seguro. Oh dulce Madre de la Divina Providencia, vuelve tus ojos hacia nosotros, t que eres nuestra esperanza en la tierra. Concdenos que te tengamos como nuestra Madre en la gloria del Cielo. Amn.
Oracin a Mara, Nuestra Madre de la Divina Providencia
Virgen Mara, Inmaculada Madre de la Divina Providencia, protege nuestra vida y sanctifcanos con el don de la gracia. Obtn del Padre de la misericordia y del Dios de la consolacin el perdn de nuestros pecados, la reconciliacin con nuestros hermanos y la consolacin en medio de las aflicciones.
Renuevan nuestros corazones para que se conviertan en lugares dignos de morada de su Divino Hijo, Jess. Aydanos en nuestras luchas contra la mediocridad, el egosmo y el orgullo para poder servir generosamente a nuestro prjimo. Te encomendamos, Mara, en nuestra peregrinacin en este mundo.
Te invocamos como nuestra gua y nuestra defensa contra los peligros. En las tribulaciones presentes, danos refugio seguro. Oh dulce Madre de la Divina Providencia, vuelve tus ojos hacia nosotros, t que eres nuestra esperanza en la tierra. Concdenos que te tengamos como nuestra Madre en la gloria del Cielo. Amn.
Fiesta de Nuestra Madre de la Divina Providencia - "Sagrado Ncleo del Cristianismo" - Sbado antes del tercer Domingo de Noviembre
Este sitio es dedicado a Nuestro Seor Jesucristo
en la Santsima Virgen Mara
para la Gloria de Dios
La Bendicin Apostlica de la Santa Sede en Roma se imparta (28 de Octubre, 2013)
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(Todo para la mayor gloria de Dios!)
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