Los pensares de la Iglesia, hoy, estan fijos en el Bautismo de nuestro Seor en el Rio Jordn, lo cual es el segundo de los tres Misterios de la Epifana. El Emanuel se manifest a los Tres Reyes Magos, luego de haberse mostrado a los Pastores; pero esta manifestacin fue ejecutada en el espacio estrecho de un establo en Beln, y el mundo no supo nada de l. En el Misterio del Jordn, Cristo se manifest con mayor publicidad. Su llegada es proclamada por Su Precursor; la multitud que en masa va al rio para su Bautismo, es testigo de lo que sucede; Jess hace de esto el comienzo de su vida pblica. Pero, quien puede explicar meritosamente las circumstancias gloriosas de esta segunda Epifana?

Esta se asemeja a la primera, en que es para el beneficio y la salvacin de la raza humana. La Estrella ha guiado a los Reyes a Cristo; haban esperado mucho tiempo para Su arribo y lo hicieron con esperanza; y ahora, son creyentes. Fe en la llegada del Mesias al mundo est empezando a formar raiz entre los Gentiles. Pero la fe no es suficiente para la salvacin; la mancha del pecado debe ser lavada con agua. l quien cree y es bautizado ha de ser salvado (San Marco, 16:16). Ha llegado la hora, entonces, para una nueva manifestacin del Hijo de Dios, con la cual se ha de inaugurar el Gran Remedio, el cual ha de dar a la Fe el poder de producir vida eterna.

Desde ya, los decretos de la Sabidura Divina habian elegido al Agua como el instrumento de esta sublme regeneracin de la raza humana. Por ende, en el comienzo del mundo, encontramos al Espritu de Dios moviendose sobre las Aguas (Gen. 1:2), en orden para que puedan an entonces concebir el principio de sus poderes santificantes, as como la Iglesia lo expresa en su Oficio para el Santo Sbado (la Bendicin de la Fuente). Sin embargo, antes de ser llamada a cumplir con los diseos de la misericordia de Dios, este elemento, el Agua, tena que ser usada por la justicia divina para el castigo de un mundo pecador. Con la excepcin de una famila, toda la raza humana pereci debido al juicio terrible de Dios, en las Aguas del Diluvio.

Un ndice fresco del futuro poder supernatural de este elemento elegido fue dado por la Paloma, la cual No lanz desde al Arca. Volvi a el, portando en su pico una rama de Olivo, el smbolo que la tierra recibi su paz al ser enterrada, podramos decir, con Agua. Pero, esto fue solo el anuncio del misterio; su logro no lleg a suceder por muchas largas eras an por venir.

Mientras tanto, Dios habl a Su gente a traves de muchos eventos figurativos del Misterio Futuro del Bautismo. Es as que, por ejemplo, al pasar a traves de las aguas del Mar Rojo, entraron a la Tierra Prometida, y durante este pasaje milagroso, un pilar nebuloso cubri a los Israelitas y a las Aguas, del cual le debieron su exitosa liberacin.

Sin embargo, para que el Agua tuviera el poder de poder purificar al hombre de sus pecados, era necesario que fuera llevada a tener contacto con el Cuerpo Sagrado del Dios Encarnado. El Eterno Padre haba enviado a Su Hijo al mundo, no solo para que l fuera su Legislador, Redentor y Vctima de su salvacin - sino tambin para que El tambien pudiera ser el Santificador del Agua; y as sera que en este elemento sagrado El podra dar testimonio de Su ser al Hijo del Eterno Padre, y manifestarlo al mundo una segunda vez.

Jess, entonces, teniendo ahora treinta aos de edad, viene al Jordn, un ro ya celebrado por los milagros profticos que se haban manifestado en sus aguas. La gente Judia, despertados por las prdicas de Juan Bautista, fueron corriendo a l para recibir un Bautismo el cual poda, de verdad, inducir una pena y angustia por pecar, pero que no poda efectuar su remisin y perdn.

Nuestro Rey divino se aproxima al rio, no porsupuesto para recibir santificacin, ya que l mismo es el autor de toda Justicia - sino para impartir al Agua el poder de poder manifestar, como la Iglesia expresa el misterio, una progenie nueva y celestial (La Bendicin de la Fuente). l baja al riachuelo no, como Josue, para caminar sin mojarse a su orilla, sino en dejar que las aguas lo envuelvan, recibiendo de El, tanto para sismo y para las Aguas de la tierra entera, el poder santificador que habran de retener para siempre. El santo Bautista coloca su mano temblante sobre la sagrada cabeza del Redentor, y la dobla debajo del agua; el Sol de la Justicia vivifica esta, Su criatura; Le imparte a l el resplandor de su fecundidad vivificante. Y es as que el Agua se convierte en la fuente prolfica de vida supernatural.

No obstante, en este, el comienzo de una nueva creacin, buscamos la intervencin de las Tres Personas de la Santsima Trinidad. Las Tres estn ah. Los cielos se abren; la Paloma deciende, no como solo un smbolo proftico de una gracia futura, sino tambien como una seal de la presencia real del Santo Espritu, el Esritu de amor, que d paz a hombres y cambia sus corazones. La Paloma se cierne sobre la cabeza de Jess, sobrepasando al mismo tiempo la Humanidad del Verbo Encarnado y el agua que bao su sagrado cuerpo.

La manifestacin no est completa; la voz del Padre an est por ser escuchada hablando sobre el Agua, y moviendo por su poder el elemento completo a travs de toda la tierra. Ah entonces la profeca de David se cumpli: La Voz del Seor est sobre las aguas; el Dios de majestad ha tronado. La Voz del Seor quiebra los cedros (es decir, el orgullo de los diablos). La Voz del Seor divide la llama del Fuego (es decir, la ira de Dios). La Voz del Seor sacudea al desierto, y hace que el diluvio viva (es decir, anuncia un nuevo Diluvio, el Diluvio de la Divina Misericordia) (Salmo cssviii. 3, 5, 7, 8, 10). Y que es lo que dice la Voz del Padre? Este es mi amado Hijo, del cual estoy muy complacido (San Mateo, 3,17).

As es que la Santidad del Emanuel fue manifestada por la presencia de la Paloma y por la voz del Padre, ya como su carcter Real haba sido previamente manifestado por el testimonio mudo de la Estrella. El misterio se cumple; las Aguas son colmadas con un poder espiritual purificante, y Jess llega desde el Rio Jordn y asciende a la rivera, alzando con l el mundo mismo, regenerado y santificado, con todos sus crmenes y profanaciones ahogados en el arroyo. Tal es la interpretacin y el lenguaje de los Santos Padres de la Iglesia con respecto a este gran evento en la vida de nuestro Seor.

Honremos a nuestro Seor en esta segunda Manifestacin de Su divinidad, y dmosle gracias, con la Iglesia, por habernos dado la Estrella de la Fe que nos ilumina, y el Agua del Bautismo que nos limpia de nuestras iniquidades. Apreciemos con amor la humildad de nuestro Jess, quien Se permiti ser subyugado por la mano de un hombre mortal, para que El pueda, como El mismo lo ha dicho, cumplir con toda justicia (San Mateo, 3,15) ya que, habiendo adquirido para Si mismo la apariencia del pecado, era el requisito necesario para que El pudiera soportar su humiliacin, para que El pudiera alzarnos de Su profanacin. Dmosle gracias por Su gracia del Bautismo, la cual nos ha abierto los portales de la Iglesia en el Cielo y la tierra; y renovemos los compromisos que hicimos en la Fuente Bendita, ya que fueron los trminos bajos los cuales fuimos renerados a nuestra vida nueva en Dios.