Santo Toms Becket, Arzobispo de Canterbury - Sermn Navideo
Adoracin de los Pastores de Charles Le Brun, 1689, Muse du Louvre, Paris, Francia;
commons.wikimedia.org
De un Sermn presentado en la Maana de Navidad en el ao 1170 por Santo Toms Becket en la Catedral of Canterbury
El decimocuarto verso del segundo captulo del Evangelio segun San Lucas.
En el Nombre del Padre, Hijo y el Espritu Santo. Amn.
Queridos nios de Dios, mi sermn de esta maana ser muy breve.
Solo deseo que ustedes reflexionen y mediten sobre al sentido profundo y el misterio de nuestras misas en el Da de la Navidad. Cuando la Misa es recitada, recreamos la Pasin y Muerte de Nuestro Seor; y en este Dia de Navidad hacemos esto en la celebracin de Su Nacimiento. Es as que en el mismo momento nos alegramos en Su venida para la salvacin de los hombres, y ofrecemos nuevamente a Dios Su Cuerpo y Sangre en sacrifcio, oblacin y satisfaccin por los pecados del mundo entero.
Fue en esta misma noche que acaba de pasar, que una multitud de ejrcitos celestiales se aparecieron ante los pastores en Beln cantando: Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Es en este mismo tiempo, de todo el ao, que celebramos al mismo tiempo el Nacimiento de Nuestro Seor y Su Pasin y Muerte sobre la Cruz.
Queridos, como lo ve el Mundo, todo esto se comporta de una manera extraa ya que Quien en el Mundo simultaneamente lamentar y se alegrar, movido por la misma razn? La alegra ser traspasada por el lamento, o el lamento ser expulsado por la alegra; es que solo en estos misterios Cristianos nuestros podemos sentir alegria y dolor por la misma razn y al mismo tiempo.
Tan solo piensa por un tiempo sobre esa palabra, paz. No le parece extrao que los ngeles anunciaran la Paz, cuando sin cesar el mundo esta azotado con la Guerra y el temor de la Guerra? Le parece que las voces angelicales estaban equivocadas y que tal promesa fue una decepcin y un engao?
Ahora reflecciona como Nuestro mismo Seor habl sobre la Paz. l les dijo a Sus discpulos Mi Paz les dejo con ustedes. Les entrego mi paz. Acaso quiso decir sobre la paz tal como nosotros pensamos sobre ella: el reino de Inglaterra en paz con sus vecinos, los barnes en paz con el Rey, el propietario contando sus ganancias pacficas, su fogn barrido, su mejor vino para un amigo a la mesa, su esposa cantndole a los nios?
Sus discpulos, esos hombres, no conocan tales cosas: salieron para viajar lejos, para sufrir sobre tierra y mar, para conocer la tortura, el encarcelamiento, la desilusin, el sufrimineto de la muerte con el martrio. Entonces, Que quizo l decir? Si preguntas eso, entonces recuerda que l tambien nos dijo, No como el mundo d, Yo les doy. Por lo tanto, l si les di Paz a sus discpulos, pero no la paz como el mundo la da.
Considera tambien una cosa la cual probablemente nunca se te ha ocurrido. No solo durante la fiesta de la Navidad celebramos al mismo tiempo el Nacimiento y la Muerte de Nuestro Seor: al prximo da celebramos el martrio de Su primer mrtir, el beato Esteban. Es por accidente, piensa, que el da del primer mrtir es el da inmediatamente despus el da del Nacimiento de Cristo?
De ninguna manera. Tal como regocijamos y lamentamos al mismo tiempo, en el Nacimiento y la Pasin de Nuestro Seor; tambien, en un encuadre mas pequeo, regogijamos y lamentamos la muerte de los mrtires. Lamentamos por los pecados del mundo lo cuales los han hecho mrtires; regocijamos que otro alma ms se cuenta entre los Santos en el Cielo, para la gloria de Dios y la salvacin de los hombres.
Queridos, no pensamos de un mrtir simplemente como un buen Cristiano quien ha sido matado porque es un Cristiano; esto sera para solo lamentar. No pensamos de l simplemente como un buen Cristiano quien ha sido elevado a la compaa de los Santos; esto servira solo para regocijar: y ni el lamento o nuestro regocijo es como el mundo los vive. Un martrio Cristiano no es un accidente.
Los Santos no se hacen por accidente. An menos es un martirio Cristiano el efecto de la voluntad humana queriendo convertirse en un Santo, como si fuera como en el caso de humbro ingeniandose para ser un gobermante. La ambicin fortalece la voluntad del hombre en convertirse soberano sobre otros hombres: opera con decepcin, engatusamiento y violencia. Es la accin de impureza sobre impureza.
No es as en el Cielo. Un mrtir, un santo o santa, siempre es hecho por el diseo de Dios, por Su amor hacia los hombres, para alertarlos y guiarlos, para traerlos de vuelta a Sus caminos. Un martrio jams es el diseo del hombre, ya que el verdadero mrtir es aquel quien se ha hecho instrumento de Dios, quien ha perdido su voluntad propia en la Voluntad de Dios; de verdad no la ha perdido sino que la encontr, como as tambin su libertad, en su sumisin a Dios.
El mrtir ya no desea mas nada para si mismo, nisiquiera la gloria del martrio. Tal como sobre la tierra la Iglesia llora y rie al mismo tiempo, de una manera que el mundo no puede comprender, en el Cielo los Santos son los ms elevados, habiendose hechos los ms bajos, viendose a si mismos no como nosotros los vemos, sino en la luz de la Deidad de donde ellos basan sus propios seres.
Les he hablado hoy, queridos nios de Dios, de los mrtires del pasado, pidindoles que recuerden especialmente a nuestro mrtir de Canterbury, el beato Arzobispo Elphege, porque corresponde, en el cumpleaos de Cristo, recordar la Paz que l nos trajo y tambin porque, queridos hijos e hijas, no pienso que voy a predicarles ya ms - y porque es posible que dentro de muy poco tiempo todos ustedes tengan otro mrtir ms y este, tal vez, sea tampoco el ltimo que tendrn.
Les pedira en conclusin que guardarn en sus corazones estas palabras que yo les doy y que piensen sobre ellas en otro momento. En el Nombre del Padre, Hijo e Espritu Santo. Amn.
El Defensor Audaz de los derechos y privilegios de la Iglesia de Dios
y de la Sede Apostlica
El golpe devastador de una espada extingui la vida de Toms Becket, Arzobispo de Canterbury, durante una tarde fra de Diciembre, en el ao 1170, mientras luchaba sobre los escalones de su altar. El evento brutal envi un tremor a travs de toda Europa Medieval. La opinin pblica del momento y la historia subsequente han dirigido la culpa por este asesinato a los pies del anteriormente cercano amigo personal de Becket, el Rey Enrique II.
El golpe devastador de una espada extingui la vida de Toms Becket, Arzobispo de Canterbury, durante una tarde fra de Diciembre, en el ao 1170, mientras luchaba sobre los escalones de su altar. El evento brutal envi un tremor a travs de toda Europa Medieval. La opinin pblica del momento y la historia subsequente han dirigido la culpa por este asesinato a los pies del anteriormente cercano amigo personal de Becket, el Rey Enrique II.
29 de Diciembre - Fiesta de Santo Toms Becket, Arzobispo de Canterbury - Sermn Navideo
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