San Agustn - Las Promesas de Dios
Propiciacin (un tabernculo); Crculo de Franz Anton Maulbertsch (1724-1796); siglo XVIII;
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Detalle del mosaico de Deesis: el cono sobreviviente ms antigo de Jesucristo Pantocrator, el Salvador; (siglo XIII) en Hagia Sophia (Estanbul, Turqua);
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Las Promesas de Dios son ofrecidas a nosotros por Su Hijo
De un Discurso sobre los Salmos por San Agustn, obispo
Dios estableci un tiempo para Sus Promesas y un tiempo para sus cumplimientos. El tiempo para las promesas fue durante el tiempo de los profetas, hasta Juan Bautista; desde Juan hasta el fin del tiempo es el tiempo del cumplimiento.
Dios, quien es fiel, se puso a Si mismo en nuestra deuda, no recibiendo nada pero si al prometernos tanto! Una Promsa no fue suficiente para l; eligi comprometerse por escrito tambien, como si estuviera ejecutando un contrato sobre Sus Promesas.
l quera poder ver la manera en la cual Sus Promesas seran redimidas cuando l comenzo a cumplirlas. Es as que la poca de los profetas fue, como se ha dicho muchas veces, una predestinacin de las Promesas.
Prometi salvacin eterna, felicidad eterna con los ngeles, une heredencia inmortal, gloria sin fin, y luego de la resurrecin de los muertos ya no ms temor de morir.
Todo esto fue como si fuera Su Promesa final, el objetivo de nuestros esfuerzos. Cuando la alcanzamos, no pediremos nada ms. Asimismo, en cuanto al mtodo con el cual hemos de llegar a ese objetivo final, l tambien nos los ha revelado, tanto por promesa como por profeca.
l le ha prometido divinidad a los hombres, inmortalidad a los mortales, justificacin a los pecadores, y los pobres alzandose a la gloria.
Pero, hermanos, porque las Promesas de Dios nos parecieron imposibles - igualdad con los ngeles en cambio por mortalidad, corrupcin, pobreza, debilidad, polvo y cenizas - Dios no solo hizo un contrato escrito con los hombres, para poder ganarse su credibilidad, sino que tambien estableci un Mediador de Su buena fe: no un prncipe o ngel or arcngel, sino su Unignito Hijo!
l quizo, a travs de Su Hijo, mostrarnos y darnos el Camino por el cual l nos llevaria a la meta que l mismo nos prometi.
No bastaba que Dios hiciera que Su Hijo nos guie en el Camino; l lo hizo a Su Hijo el Camino mismo, para que tu puedas viajar con El como tu lder, l como el Camino.
Por lo tanto, el Unignito Hijo era de llegar entre los hombres, de tomar la naturaleza de los hombres, y en su naturaleza en nacer como un hombre.
l era para morir, para recusitar, para ascender al Cielo, para sentarse a la mano derecha del Padre, y para cumplir Sus Promesas entre las naciones, y despues de todo esto en regresar para exigir lo que l pidi antesr: separar a quienes se merecen Su ira de los que se merecen Su misericordia, para ejecutar Sus amenazas entre los malvados, y en premiar a lo sjustos lo que l les prometi.
Todo esto tena entonces que ser profetizado, antedicho e impreso sobre nosotros como un evento en el futuro, en order que podamos esperarlo en fe, y no vivirlo como una realidad repentina y angustiosa.
Detalle del mosaico de Deesis: el cono sobreviviente ms antigo de Jesucristo Pantocrator, el Salvador; (siglo XIII) en Hagia Sophia (Estanbul, Turqua);
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