Santo Domingo - Fervoroso Amor por Dios
El celo no es otra cosa que el efecto del amor.
Y, por tanto, todo amor produce o engendra celo.
Y puesto que el efecto es proporcionado a la causa que lo produce, se sigue que el celo tiene una exacta correspondencia con su causa.
Y como nace del amor, enriquece al mismo amor, tanto si queda escondido en la vida interior, como si se proyecta en la vida del apostolado.
Ahora bien, la vida cristiana no es otra cosa que amor de benevolencia del hombre para con Dios y su prjimo.
Y, por tanto, todo amor produce o engendra celo.
Y puesto que el efecto es proporcionado a la causa que lo produce, se sigue que el celo tiene una exacta correspondencia con su causa.
Y como nace del amor, enriquece al mismo amor, tanto si queda escondido en la vida interior, como si se proyecta en la vida del apostolado.
Ahora bien, la vida cristiana no es otra cosa que amor de benevolencia del hombre para con Dios y su prjimo.
El celo es al amor, lo que el calor es a la llama.
El profeta Elas arda en celo de Dios, por eso exclamaba: "He sentido vivo celo de Yav, Dios Sebaot" (1 Reyes 19:10).
Y es que el amor pertenece tanto al bien que se desea y se quiere conseguir, como a impedir la consecucin del odio y del mal.
Es claro que la caridad es una cualidad espiritual y sobrenatural.
Al celo le basta y le sobra con la caridad y amor verdadero.
De manera que podemos decir que donde est la caridad verdadera no le falta nada al celo.
Igual que donde hay un gran fuego ardiendo nada necesita ya para que se produzca un gran calor.
De donde se sigue que cuanto ms encendido sea el celo, tanto ms pura es la llama del amor.
El profeta Elas arda en celo de Dios, por eso exclamaba: "He sentido vivo celo de Yav, Dios Sebaot" (1 Reyes 19:10).
Y es que el amor pertenece tanto al bien que se desea y se quiere conseguir, como a impedir la consecucin del odio y del mal.
Es claro que la caridad es una cualidad espiritual y sobrenatural.
Al celo le basta y le sobra con la caridad y amor verdadero.
De manera que podemos decir que donde est la caridad verdadera no le falta nada al celo.
Igual que donde hay un gran fuego ardiendo nada necesita ya para que se produzca un gran calor.
De donde se sigue que cuanto ms encendido sea el celo, tanto ms pura es la llama del amor.
El celo surge cuando se dan estas dos realidades que le son totalmente necesarias:
"El amor a Dios que es el Amor, y saber que el Amor no es amado".
Ahora bien, estas dos premisas no se pueden separar, son complementarias, no se dan la una sin la otra.
Y esto sencillamente porque los motivos por los que se enciende el amor.
Son los motivos del celo, y se convierte en tristeza cuando contempla que el Amor no es amado.
"El amor a Dios que es el Amor, y saber que el Amor no es amado".
Ahora bien, estas dos premisas no se pueden separar, son complementarias, no se dan la una sin la otra.
Y esto sencillamente porque los motivos por los que se enciende el amor.
Son los motivos del celo, y se convierte en tristeza cuando contempla que el Amor no es amado.
Domingo ama ardientemente a Dios y a su Hijo Jesucristo con todo su
corazn, con toda su alma, con toda su fuerza.
Ama lo que Dios ama y busca lo que Dios busca.
Quiere lo que Dios quiere y la voluntad de Dios es su voluntad.
El querer de Dios es "que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad."
Para eso envi a su Hijo amado.
Y puesto que esa es la voluntad de Dios, esa es tambin la voluntad y el querer de Domingo.
Ama lo que Dios ama y busca lo que Dios busca.
Quiere lo que Dios quiere y la voluntad de Dios es su voluntad.
El querer de Dios es "que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad."
Para eso envi a su Hijo amado.
Y puesto que esa es la voluntad de Dios, esa es tambin la voluntad y el querer de Domingo.
Santo Domingo Adorando la Crucificacin de Fra Angelico; 1441-42; Convento di San Marco, Florence, Italia;
www.wga.hu
El Celo de Santo Domingo por la Salvacin de las Almas
Fragmentos, por Friar Fortunato Bodero, O.P., Burgos, Espaa
El celo sigue el amor.
El amor es la esencia del celo.
Ahora bien, hay una doble clase de amor: el amor que llamamos de concupiscencia, por el que el alma siente tristeza porque se opone a la consecucin, posesin o fruicin o gozo de su propio bien
Este celo no es otro que el de la envidia.
el otro amor es el de benevolencia. En ste el que ama se entristece no por lo que se opone al propio bien, sino por lo que se opone al bien del que se ama, [como] al bien del amigo.
El celo no es otra cosa que el efecto del amor.
Y, por tanto, todo amor produce o engendra celo.
Y puesto que el efecto es proporcionado a la causa que lo produce, se sigue que el celo tiene una exacta correspondencia con su causa.
Y como nace del amor, enriquece al mismo amor, tanto si queda escondido en la vida interior, como si se proyecta en la vida del apostolado.
Ahora bien, la vida cristiana no es otra cosa que amor de benevolencia del hombre para con Dios y su prjimo.
De ah que la caridad nos conduce
a amar a Dios sobre todas las cosas y, por tanto, a desear, buscar,
y procurar Su gloria y, al mismo tiempo, a buscar el bien de las almas,
es decir, la eterna salvacin de los hombres.
As, pues, el objeto del celo cristiano es todo lo que se opone al honor de Dios y la salvacin eterna del prjimo.
Como hemos dicho, el celo es proporcionado al amor; pero no slo en cuanto a su naturaleza, sino tambin en cuando a la intensidad.
Vemos que en s misma la palabra celo nos est indicando su misma intensidad en el amor, por lo que podemos concluir que si definimos el celo definido por su causa, no es ms que amor ferviente, intenso, apasionado.
El celo es al amor, lo que el calor es a la llama.
El profeta Elas arda en celo de Dios, por eso exclamaba: "He sentido vivo celo de Yav, Dios Sebaot" (1 Reyes 19:10).
Y es que el amor pertenece tanto al bien que se desea y se quiere conseguir, como a impedir la consecucin del odio y del mal.
Es claro que la caridad es una cualidad espiritual y sobrenatural.
Al celo le basta y le sobra con la caridad y amor verdadero.
De manera que podemos decir que donde est la caridad verdadera no le falta nada al celo.
Igual que donde hay un gran fuego ardiendo nada necesita ya para que se produzca un gran calor.
De donde se sigue que cuanto ms encendido sea el celo, tanto ms pura es la llama del amor.
As, pues, el objeto del celo cristiano es todo lo que se opone al honor de Dios y la salvacin eterna del prjimo.
Como hemos dicho, el celo es proporcionado al amor; pero no slo en cuanto a su naturaleza, sino tambin en cuando a la intensidad.
Vemos que en s misma la palabra celo nos est indicando su misma intensidad en el amor, por lo que podemos concluir que si definimos el celo definido por su causa, no es ms que amor ferviente, intenso, apasionado.
El celo es al amor, lo que el calor es a la llama.
El profeta Elas arda en celo de Dios, por eso exclamaba: "He sentido vivo celo de Yav, Dios Sebaot" (1 Reyes 19:10).
Y es que el amor pertenece tanto al bien que se desea y se quiere conseguir, como a impedir la consecucin del odio y del mal.
Es claro que la caridad es una cualidad espiritual y sobrenatural.
Al celo le basta y le sobra con la caridad y amor verdadero.
De manera que podemos decir que donde est la caridad verdadera no le falta nada al celo.
Igual que donde hay un gran fuego ardiendo nada necesita ya para que se produzca un gran calor.
De donde se sigue que cuanto ms encendido sea el celo, tanto ms pura es la llama del amor.
El celo surge cuando se dan estas dos realidades que le son totalmente necesarias:
"El amor a Dios que es el Amor, y saber que el Amor no es amado".
Ahora bien, estas dos premisas no se pueden separar, son complementarias, no se dan la una sin la otra.
Y esto sencillamente porque los motivos por los que se enciende el amor.
Son los motivos del celo, y se convierte en tristeza cuando contempla que el Amor no es amado.
Domingo ama ardientemente a Dios y a su Hijo Jesucristo con todo su corazn, con toda su alma, con toda su fuerza.
Ama lo que Dios ama y busca lo que Dios busca.
Quiere lo que Dios quiere y la voluntad de Dios es su voluntad.
El querer de Dios es "que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad."
Para eso envi a su Hijo amado.
Y puesto que esa es la voluntad de Dios, esa es tambin la voluntad y el querer de Domingo.
"El amor a Dios que es el Amor, y saber que el Amor no es amado".
Ahora bien, estas dos premisas no se pueden separar, son complementarias, no se dan la una sin la otra.
Y esto sencillamente porque los motivos por los que se enciende el amor.
Son los motivos del celo, y se convierte en tristeza cuando contempla que el Amor no es amado.
Domingo ama ardientemente a Dios y a su Hijo Jesucristo con todo su corazn, con toda su alma, con toda su fuerza.
Ama lo que Dios ama y busca lo que Dios busca.
Quiere lo que Dios quiere y la voluntad de Dios es su voluntad.
El querer de Dios es "que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad."
Para eso envi a su Hijo amado.
Y puesto que esa es la voluntad de Dios, esa es tambin la voluntad y el querer de Domingo.
4 y 8 de Agosto - Santo Domingo (1170) - Fervoroso Amor por Dios
Este sitio es dedicado a Nuestro Seor Jesucristo
en la Santsima Virgen Mara
para la Gloria de Dios
La Bendicin Apostlica de la Santa Sede en Roma se imparta (28 de Octubre, 2013)
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(Todo para la mayor gloria de Dios!)
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