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Segunda Carta de San Pablo a San Timeo 2:1-15, 19-26
T, que eres mi hijo, fortalcete con la gracia de Cristo Jess. Lo que oste de m y est corroborado por numerosos testigos, confalo a hombres responsables que sean capaces de ensear a otros. Comparte mis fatigas, como buen soldado de Jesucristo. El que est bajo las armas no se mezcla en los asuntos de la vida civil, para poder cumplir las rdenes de aquel que lo enrol. El atleta no recibe el premio si no lucha de acuerdo con las reglas.
Y el labrador que trabaja duramente es el primero que tiene derecho a recoger los frutos. Piensa en lo que te digo, y el Seor, por su parte, te ayudar a comprenderlo todo. Acurdate de Jesucristo, que resucit de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico, por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la palabra de Dios no est encadenada. Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos tambin alcancen la salvacin que est en Cristo Jess y participen de la gloria eterna.
Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con l, viviremos con l. Si somos constantes, reinaremos con l. Si renegamos de l, l tambin renegar de nosotros. Si somos infieles, l es fiel, porque no puede renegar de s mismo. No dejes de ensear estas cosas, ni de exhortar delante de Dios a que se eviten las discusiones intiles, que slo sirven para perdicin de quienes las escuchan. Esfurzate en ser digno de la aprobacin de Dios, presentndote ante l como un obrero que no tienen de qu avergonzarse y como un fiel dispensador de la Palabra de verdad.
Pero el slido fundamento que Dios ha establecido permanece inconmovible, y la inscripcin que le sirve de sello dice: El Seor conoce a los suyo, y: El que invoca el nombre del Seor, que se aparte de la iniquidad. En una casa grande, no todos los recipientes son de oro o de plata, sino que tambin hay recipientes de madera y de barro. Unos se destinan a usos nobles, y otros, a usos comunes.
Si alguien se mantiene libre de esos errores ser como un recipiente noble y santificado, que presta utilidad a su dueo para toda clase de obras buenas. No cedas a los impulsos propios de la juventud y busca la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con todos los que invocan al Seor con un corazn puro.
Evita las cuestiones estpidas y carentes de sentido: ya sabes que provocan serios altercados. El que sirve al Seor no debe tomar parte en querellas. Por el contrario, tienen que ser amable con todos, apto para ensear y paciente en las pruebas. Debe reprender con dulzura a los adversario, teniendo en cuenta que Dios puede concederles la conversin y llevarlos al conocimiento de la verdad, hacindolos reaccionar y librndolos de la trampa del demonio que los tiene cautivos al servicio de su voluntad.
Me has llamado, Seor, para servir a tus hijos
De la Declaracin de la Fe de San Juan Damasceno, Sacerdote
T, Seor, me sacaste de los lomos de mi padre; t me formaste en el vientre de mi madre; t me diste a luz nio y desnudo, puesto que las leyes de la naturaleza siguen tu mandatos.

Con la bendicin del Espritu Santo preparaste mi creacin y mi existencia, no por voluntad de varn, ni por deseo carnal, sino por una gracia tuya inefable. Previniste mi nacimiento con un cuidado superior al de las leyes naturales; pues me sacaste a la luz adoptndome como hijo tuyo y me contaste entre los hijos de tu Iglesia santa e inmaculada.

Me alimentaste con la leche espiritual de tus divinas enseanzas. Me nutriste con el vigoroso alimento del cuerpo de Cristo, nuestro Dios, tu santo Unignito, y me embriagaste con el cliz divino, o sea, con su sangre vivificante, que l derram por la salvacin de todo el mundo. Porque t, Seor, nos has amado y has entregado a tu nico y amado Hijo para nuestra redencin, que l acept voluntariamente, sin repugnancia; ms an, puesto que l mismo se ofreci, fue destinado al sacrificio como cordero inocente, porque, siendo Dios, se hizo hombre y con su voluntad humana se someti, hacindose obediente a ti, Dios, su Padre, hasta la muerte, y una muerte de cruz.

As, pues, oh Cristo, Dios mo, te humillaste para cargarme sobre tus hombros, como oveja perdida, y me apacentaste en verdes pastos; me has alimentado con las aguas de la verdadera doctrina por mediacin de tus pastores, a los que t mismo alimentas para que alimenten a su vez a tu grey elegida y excelsa. Por la imposicin de manos del obispo, me llamaste para servir a tus hijos. Ignoro por qu razn me elegiste; t solo lo sabes. Pero t, Seor, aligera la pesada carga de mis pecados, con los que gravemente te ofend; purifica mi corazn y mi mente. Condceme por el camino recto, t que eres una lmpara que alumbra.

Pon tus palabras en mis labios; dame un lenguaje claro y fcil, mediante la lengua de fuego de tu Espritu, para que tu presencia siempre vigile. Apacintame, Seor, y apacienta t conmigo, para que mi corazn no se desve a derecha ni izquierda, sino que tu Espritu bueno me conduzca por el camino recto y mis obras se realicen segn tu voluntad hasta el ltimo momento.

Y t, cima preclara de la ms ntegra pureza, excelente congregacin de la Iglesia, que esperas la ayuda de Dios, t, en quien Dios descansa, recibe de nuestras manos la doctrina inmune de todo error, tal como nos la transmitieron nuestros Padres, y con la cual se fortalece la Iglesia.
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SAN JUAN DAMASCENO (676-749) es conocido mas que nada por ser el primero que escribi defendiendo la veneracin de las imgenes, particularmente los iconos.

En aquel tiempo un emperador de Constantinopla, Len el Isarico, dispuso prohibir el culto a las imgenes, metiendose l en los asuntos de la Iglesia, cosa que no le perteneca, y demostrando una gran ignorancia en religin, como se lo prob en carta famosa el Papa Gregorio II. Y fue entonces cuando le sali al combate con sus escritos San Juan Damasceno. Como nuestro santo viva en territorios que no pertenecan al emperador (Siria era de los Califas mahometanos), poda escribir libremente sin peligro de ser encarcelado. Y as fue que empez a propagar pequeos escritos a favor de las imgenes, y estos corran de mano en mano por todo el imperio.

El iconoclasta Len el Isarico, deca que los catlicos adoran las imgenes (se llama iconoclasta al que destruye imgenes). San Juan Damasceno le respondi que nosotros no adoramos imgenes, sino que las veneramos, lo cual es totalmente distinto. Adorar es creer que una imagen en un Dios que puede hacernos milagros. Eso s es pecado de idolatra. Pero venerar es rendirle culto a una imagen porque ella nos recuerda un personaje que amamos mucho, por ejemplo Jesucristo, la Santsima Virgen o un santo.

Los catlicos no adoramos imgenes (no creemos que ellas son dioses o que nos van a hacer milagros. Son slo yeso o papel o madera, etc.) pero s las veneramos, porque al verlas recordamos cuanto nos han amado Jesucristo o la Virgen o los santos. Lo que la S. Biblia prohbe es hacer imgenes para adorarlas, pero no prohibe venerarlas (porque entonces en ningn pas podan hacerse imgenes de sus hroes y nadie podra conservar el retrato de sus padres).

El icono de La Virgen de tres manos honra la memoria de este santo. Segn la hagiografa, el emperador Len III habra hecho llegar al Califa una carta falsificada en la que el santo incitaba al emperador a conquistar Siria. Por orden del Califa al santo le fue amputada la mano derecha. Vctima del suplicio, ste corri a rezar frente al cono de la Virgen con el Nio.

Gracias a la intercesin de la Madre recuper de forma milagrosa la mano amputada, y en seal de agradecimiento, San Juan hizo aadir una mano votiva en la parte interior del icono. Este icono sera el prototipo de todos los denominados La Virgen de las tres manos. Basa en un recuerdo histrico, la tercera mano recibe una interpretacin alegrica: mano auxiliadora de la Madre de Dios que siempre ayuda a los fieles como se manifest milagrosamente a este santo.

Subrayando el papel de los textos de las Escrituras, San Juan Damasceno revaloriza el papel de los sentidos del hombre en la vida espiritual. Deca en sus escritos: lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen. Lo que se ensea con palabras al odo, lo ensea una imagen a los ojos. Las imgenes son el catecismo de los que no leen. En palabras de este santo, santificados el odo y la vista conducen hacia la gloria de la divinidad: los apstoles han visto corporalmente a Cristo, sus sufrimientos y sus milagros y han odo sus palabras; tambin nosotros queremos ver y or para ser beatos.

Somos dobles, hechos de alma y cuerpo y nuestra alma nos es desnuda sino como envuelta por un manto; nos es difcil llegar a lo espiritual silo corpreo. Habiendo palabras sensibles escuchamos con nuestros odos corpreos y recogemos las cosas espirituales; del mismo modo a travs de la contemplacin corprea alcanzamos la contemplacin espiritual.
Te rogamos, Seor, que nos ayude en todo momento la intercesin de San Juan Damasceno, para que la fe verdadera que tan admirablemente ense sea siempre nuestra luz y nuestra fuerza. Por nuestro Seor Jesucristo. Amn
Un icono de los Teotokos, llamado de las tres manos
San Juan de Damasceno, conocido tambien como Juan de Damasco, icono de Damasco (Syria), siglo XIX, attribuido al Icongrafo Nemeh Naser Homsi; https://en.wikisource.org
27 de Marzo (fecha tradicional), 4 de Diciembre (fecha Novus Ordo) - Fiesta de San Juan Damasceno, Confesor y Doctor - Defensor de la Verdad, el Arte y la Msica Cristiana
 
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en la Santsima Virgen Mara
para la Gloria de Dios

se imparta (28 de Octubre, 2013)
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