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Nuestra Seora de los Dolores - lavando los pecados de la humanidad con sus lgrimas
Nuestra Seora de los Dolores - lavando los pecados de la humanidad con sus lgrimas
Nuestra Seora de los Dolores - lavando los pecados de la humanidad con sus lgrimas
Nuestra Seora de los Dolores - lavando los pecados de la humanidad con sus lgrimas
 
 
 

 
 

La Crucifixin de Fra Angelico (1400-1455); 1420s, Museo Metropolitano de Arte, New York, N.Y., EEUU; www.wga.hu
 
 
Nuestra Seora de los Dolores
Padre Francisco Cuthbert Doyle, 1896

I. Una de las exhortaciones ms patticas del Sabio es que un hijo nunca debe olvidar el dolor y los dolores de su madre. Por lo tanto, para que tengamos en cuenta la amarga angustia que lacer el corazn de nuestra Seora, debemos reflexionar hoy sobre aquella escena de afliccin en la que culmin su dolor de siete veces, en el que las aguas se elevaban a su alrededor, su cabeza en un mar de angustia, tal como nunca antes inund el corazn del hombre mortal.

Jess colg en la Cruz, el proscrito de su nacin - una marca en la que la vil chusma, y sus lderes an ms viles, lanz sus burlas amargas, y apunt su desprecio torpe. Una gruesa corona de espinas circundaba su cabeza; Sus ojos estaban llenos de sangre; Sus manos y pies clavados firmemente contra la madera cruel. La maldad de un mundo pecaminoso se apoder fuertemente de l, y su pesado peso y casi aplast A El que sostiene el universo.

Durante su agona de muerte, los hombres se burlaban y abucheaban de l, insultanolo a l con impotencia, y blasfemando de l vilmente; y todo el tiempo all estaba parado por ese lecho de muerte de vergenza, Mara Su Madre! l era su hijo; su sangre flua en Sus venas; Su corazn lata al unsono con el suyo. Aquellas caractersticas sagradas, ahora tan tristemente azotadas y desfiguradas, eran la contrapartida exacta de la suya. Aquella cabeza, ahora coronada de espinas, a menudo se haba acurrucado en su pecho. Aquella lengua que de vez en cuando hablaba a travs de la oscuridad, le haba enseado a cantar sus primeros acentos.

Entre l y ella haba pasado todo ese intercambio de cario afectuoso y amor tierno que tiene lugar entre una madre y el hijo de su pecho. Aada a esto el amor intenso con que ella lo am como su Dios, y podemos decir de verdad, nunca podra haber amor entre el hombre mortal y Dios mayor que el amor que exista entre Jess y Mara.

Si, pues, el efecto natural del amor es la unin, y si cuanto mayor sea el amor cuanto ms cerca est la unin, podremos formar alguna idea de la agona que los sufrimientos de Jess la caus en su corazn. Las espinas que hacan latir Sus templos con dolor agudo eran como un crculo de fuego en su frente. Los clavos que traspasaron Sus manos y pies la sujetaron tambin a Su Cruz. El lenguaje asqueroso, las injurias, las burlas, las blasfemias proferidas contra l, eran como granizo de fuego sobre su corazn. Verdaderamente estaba llena de sus reproches, y los maldices de los que le reprochaban caan sobre ella. A qu la compararemos, o a qu vamos a comparar la tristeza de esta virgen hija de Sin? Es tn! grande como el mar. Quin la sanar? Oh! todos los que pasis por el camino, y veid si hay dolor como su dolor.


 
Nuestra Seora de los Dolores
Padre Francisco Cuthbert Doyle, 1896

I. Una de las exhortaciones ms patticas del Sabio es que un hijo nunca debe olvidar el dolor y los dolores de su madre. Por lo tanto, para que tengamos en cuenta la amarga angustia que lacer el corazn de nuestra Seora, debemos reflexionar hoy sobre aquella escena de afliccin en la que culmin su dolor de siete veces, en el que las aguas se elevaban a su alrededor, su cabeza en un mar de angustia, tal como nunca antes inund el corazn del hombre mortal.

Jess colg en la Cruz, el proscrito de su nacin - una marca en la que la vil chusma, y sus lderes an ms viles, lanz sus burlas amargas, y apunt su desprecio torpe. Una gruesa corona de espinas circundaba su cabeza; Sus ojos estaban llenos de sangre; Sus manos y pies clavados firmemente contra la madera cruel. La maldad de un mundo pecaminoso se apoder fuertemente de l, y su pesado peso y casi aplast A El que sostiene el universo.

Durante su agona de muerte, los hombres se burlaban y abucheaban de l, insultanolo a l con impotencia, y blasfemando de l vilmente; y todo el tiempo all estaba parado por ese lecho de muerte de vergenza, Mara Su Madre! l era su hijo; su sangre flua en Sus venas; Su corazn lata al unsono con el suyo. Aquellas caractersticas sagradas, ahora tan tristemente azotadas y desfiguradas, eran la contrapartida exacta de la suya. Aquella cabeza, ahora coronada de espinas, a menudo se haba acurrucado en su pecho. Aquella lengua que de vez en cuando hablaba a travs de la oscuridad, le haba enseado a cantar sus primeros acentos.

Entre l y ella haba pasado todo ese intercambio de cario afectuoso y amor tierno que tiene lugar entre una madre y el hijo de su pecho. Aada a esto el amor intenso con que ella lo am como su Dios, y podemos decir de verdad, nunca podra haber amor entre el hombre mortal y Dios mayor que el amor que exista entre Jess y Mara.

Si, pues, el efecto natural del amor es la unin, y si cuanto mayor sea el amor cuanto ms cerca est la unin, podremos formar alguna idea de la agona que los sufrimientos de Jess la caus en su corazn. Las espinas que hacan latir Sus templos con dolor agudo eran como un crculo de fuego en su frente. Los clavos que traspasaron Sus manos y pies la sujetaron tambin a Su Cruz. El lenguaje asqueroso, las injurias, las burlas, las blasfemias proferidas contra l, eran como granizo de fuego sobre su corazn. Verdaderamente estaba llena de sus reproches, y los maldices de los que le reprochaban caan sobre ella. A qu la compararemos, o a qu vamos a comparar la tristeza de esta virgen hija de Sin? Es tn! grande como el mar. Quin la sanar? Oh! todos los que pasis por el camino, y veid si hay dolor como su dolor.


 
 
 

 
 

Lamentacin sobre Cristo de Fra Angelico (1400-1455); 1436-41; Museo di San Marco, Florencia, Italia; www.wga.hu
 
 

II. Al mirar a ese ocano de dolor, cuyas amargas aguas inundan su alma, nos vemos obligados a reconocer que las palabras humanas no son sino smbolos dbiles e insuficientes para indicar su profundidad y amplitud. Sin embargo, aunque quizs no podamos hacer esto, podemos por lo menos mirarla con compasiva ternura sobre ella, mientras ella est debajo de la Cruz, para ver cmo se lleva bajo su peso aplastante, para que tambin podamos aprender cmo sufrir.

Hay algunos a quienes la desgracia da un golpe tan terrible que estn aturdidos y deslumbrados por ella. La insensibilidad que su violencia produce, los protege de sentir la pungencia del dolor. No fue as con Mara. Aunque la magnitud de su pena sobrepasaba todas las dems penas humanas, no permita que ella la dominara para hacerla desmayarse y as no sentir la agudeza de la espada que la hiri y tortur. Su pena, tranquila y poseda, era precisamente por eso ms terrible, tanto ms amarga, porque su mente adverta todas las circunstancias que la agravaban y la acercaban ms a su corazn. Ninguna circunstancia de esas tres horas crueles, durante las cuales el Salvador del mundo muri lentamente ante sus ojos sobre Su Cruz de vergenza, escap a su conocimiento. Su cliz era de hecho un profundo y amargo, pero la dren hasta la hez. Ella estaba debajo de esa cruz!

Sin embargo, no era ni dura ni insensible. Suspir y llor, y no se sentira consolada; pero su dolor no la abrum. Los hombres fuertes haban huido de ese espectculo. Algunos haban dado vuelta a sus ojos, para no ser testigos de la terrible angustia que soport esa vctima mutilada. Pero Mara permaneci junto a l hasta el final, y sus lgrimas miraron hacia Su rostro plido mientras se hunda en la muerte sobre Su pecho.

Oh, madre quebrantada de corazn! por la tristeza que entonces arrastr tu corazn maternal, por la fidelidad que te hizo permanecer junto a la Cruz de Jess, y te asocias valerosamente con l en Su hora de ignominia y dolor, ruega por nosotros a Dios, para que nuestros corazones se desgarren con verdadera contricin por nuestros pecados. Puedes estar a nuestro lado en la ltima hora de nuestra vida, y darnos coraje para pasar por los portales de la muerte a los pies de Nuestro Juez.


 

II. Al mirar a ese ocano de dolor, cuyas amargas aguas inundan su alma, nos vemos obligados a reconocer que las palabras humanas no son sino smbolos dbiles e insuficientes para indicar su profundidad y amplitud. Sin embargo, aunque quizs no podamos hacer esto, podemos por lo menos mirarla con compasiva ternura sobre ella, mientras ella est debajo de la Cruz, para ver cmo se lleva bajo su peso aplastante, para que tambin podamos aprender cmo sufrir.

Hay algunos a quienes la desgracia da un golpe tan terrible que estn aturdidos y deslumbrados por ella. La insensibilidad que su violencia produce, los protege de sentir la pungencia del dolor. No fue as con Mara. Aunque la magnitud de su pena sobrepasaba todas las dems penas humanas, no permita que ella la dominara para hacerla desmayarse y as no sentir la agudeza de la espada que la hiri y tortur. Su pena, tranquila y poseda, era precisamente por eso ms terrible, tanto ms amarga, porque su mente adverta todas las circunstancias que la agravaban y la acercaban ms a su corazn. Ninguna circunstancia de esas tres horas crueles, durante las cuales el Salvador del mundo muri lentamente ante sus ojos sobre Su Cruz de vergenza, escap a su conocimiento. Su cliz era de hecho un profundo y amargo, pero la dren hasta la hez. Ella estaba debajo de esa cruz!

Sin embargo, no era ni dura ni insensible. Suspir y llor, y no se sentira consolada; pero su dolor no la abrum. Los hombres fuertes haban huido de ese espectculo. Algunos haban dado vuelta a sus ojos, para no ser testigos de la terrible angustia que soport esa vctima mutilada. Pero Mara permaneci junto a l hasta el final, y sus lgrimas miraron hacia Su rostro plido mientras se hunda en la muerte sobre Su pecho.

Oh, madre quebrantada de corazn! por la tristeza que entonces arrastr tu corazn maternal, por la fidelidad que te hizo permanecer junto a la Cruz de Jess, y te asocias valerosamente con l en Su hora de ignominia y dolor, ruega por nosotros a Dios, para que nuestros corazones se desgarren con verdadera contricin por nuestros pecados. Puedes estar a nuestro lado en la ltima hora de nuestra vida, y darnos coraje para pasar por los portales de la muerte a los pies de Nuestro Juez.


 
 
 

 
 

Lamentacin sobre Cristo (detalle) de Fra Angelico (1400-1455); 1436-41; Museo di San Marco, Florencia, Italia; www.wga.hu
 
 

III. De los dolores de la Santsima Madre de Dios, aprende que toda pena es el efecto del pecado. Las primeras lgrimas que cayeron de los ojos del hombre fueron arrancadas de l por la amarga prdida que sufra por causa del pecado; y cada lgrima que ha cado, y ha ido a hinchar la marea de la afliccin humana, ha tenido su origen en el pecado. Mara nunca haba sido culpable de pecado. Pero el pecado tom y asesin a su nico Hijo; y por lo tanto el pecado la hizo llorar, casi podramos decir, lgrimas de sangre, sobre el lugar teido con la sangre que le haba dado a Jesucristo.

Mira hacia atrs en tu vida, y recuerda las innumerables veces en que has pecado contra tu Seor. Cada uno de estos pecados tena su parte en provocar las lgrimas amargas de Mara. Ayudaron a derribar esa espinosa corona sobre la frente de Jess; para manejar el cruel azote; para cavar a travs de las delicadas manos y pies; para matarlo en la Cruz. Le dieron nervios al brazo del verdugo, y malicia al escriba hipcrita, y palabras de desprecio a la chusma que gritaba y aullaba alrededor de la Cruz.

Cuando, pues, contemplas los dolores de nuestra querida Madre, cae de rodillas delante de ella, mira hacia el rostro de tu Salvador, golpea tu pecho, pide perdn por haber sido causa de los sufrimientos de l y de los suyos y, promete que resistiendo el mal para el futuro, y viviendo una vida santa, tratars de borrar el mal del pasado. Si la misericordiosa pero justa mano de Dios debe castigarte por tus pecados, envindote tristeza para torcer tu corazn con angustia y para sacar lgrimas amargas de tus ojos - Oh! Levanta esos ojos a la Cruz sobre la cual Jess cuelga, debajo de la cual Mara se encuentra, y aprenda pacientemente a soportar el juicio. Llorad con ella por la obra que vuestras manos han hecho. Esas lgrimas son un dulce blsamo para las heridas de Jess; son un consuelo para el corazn de su Madre; son una fuente saludable que lavar la inmundicia del pecado, y sanar el golpe de su herida.



 

III. De los dolores de la Santsima Madre de Dios, aprende que toda pena es el efecto del pecado. Las primeras lgrimas que cayeron de los ojos del hombre fueron arrancadas de l por la amarga prdida que sufra por causa del pecado; y cada lgrima que ha cado, y ha ido a hinchar la marea de la afliccin humana, ha tenido su origen en el pecado. Mara nunca haba sido culpable de pecado. Pero el pecado tom y asesin a su nico Hijo; y por lo tanto el pecado la hizo llorar, casi podramos decir, lgrimas de sangre, sobre el lugar teido con la sangre que le haba dado a Jesucristo.

Mira hacia atrs en tu vida, y recuerda las innumerables veces en que has pecado contra tu Seor. Cada uno de estos pecados tena su parte en provocar las lgrimas amargas de Mara. Ayudaron a derribar esa espinosa corona sobre la frente de Jess; para manejar el cruel azote; para cavar a travs de las delicadas manos y pies; para matarlo en la Cruz. Le dieron nervios al brazo del verdugo, y malicia al escriba hipcrita, y palabras de desprecio a la chusma que gritaba y aullaba alrededor de la Cruz.

Cuando, pues, contemplas los dolores de nuestra querida Madre, cae de rodillas delante de ella, mira hacia el rostro de tu Salvador, golpea tu pecho, pide perdn por haber sido causa de los sufrimientos de l y de los suyos y, promete que resistiendo el mal para el futuro, y viviendo una vida santa, tratars de borrar el mal del pasado. Si la misericordiosa pero justa mano de Dios debe castigarte por tus pecados, envindote tristeza para torcer tu corazn con angustia y para sacar lgrimas amargas de tus ojos - Oh! Levanta esos ojos a la Cruz sobre la cual Jess cuelga, debajo de la cual Mara se encuentra, y aprenda pacientemente a soportar el juicio. Llorad con ella por la obra que vuestras manos han hecho. Esas lgrimas son un dulce blsamo para las heridas de Jess; son un consuelo para el corazn de su Madre; son una fuente saludable que lavar la inmundicia del pecado, y sanar el golpe de su herida.



 
 
 
 
 
 
15 de Septiembre - Nuestra Seora de los Dolores - lavando los pecados de la humanidad con sus lgrimas
 
 

Este sitio es dedicado a Nuestro Seor Jesucristo
en la Santsima Virgen Mara
para la Gloria de Dios

  La Bendicin Apostlica de la Santa Sede en Roma se imparta (28 de Octubre, 2013)
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Omnia ad majoren Dei Gloriam!
(Todo para la mayor gloria de Dios!)

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OUR FATHER

Our Father, Who Art In Heaven
Hallowed Be Thy Name.
Thy Kingdom come,
Thy Will be done
On earth as it is in Heaven.
Give us this day our daily bread
And forgive us our trespasses
As we forgive those who trespass against us.
Liberate us from all temptation[*]
And deliver us from all evil. Amen



[*] Liberate us is in keeping with the original Latin text.
       God usually does not "lead us" to temptation
       (unless we are tested),
       but gives us the grace to overcome and/or resist it
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HAIL MARY

Hail Mary, full of grace
The Lord is with thee.
Blessed art though among women,
And blessed is the fruit
Of thy womb, Jesus.
 
Holy Mary, Mary of God
Pray for us sinners
Now, and in the hour
Of our death. Amen


 
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APOSTLE'S CREED
I believe in God, the Father Almighty
Creator of Heaven and earth;
And in Jesus Christ, His Only Son, our Lord;
Who was conceived by the
[work and grace of the] Holy Ghost,[*]
Born of the Virgin Mary,
Suffered under Pontius Pilate,
Was crucified, died and was buried.
He descended into the Dead.[**]
On the third day, He rose again;
He ascended into Heaven,
And sits at the right hand of God,
the Father Almighty.
From thence he shall come to judge
the living and the dead.
 
I believe in the Holy Ghost,[*]
The Holy Catholic Church,
The communion of saints,
The forgiveness of sins.
The resurrection of the body,
And life everlasting. Amen

[*] Holy Ghost: may be substituted with the current Holy Spirit.
[**] the Dead: "inferi", the underworld or the dead in Latin.
X
GLORIA

Glory be to the Father, and to the Son,
and to the Holy Ghost[*],
as it was in the beginning, is now,
and ever shall be, world without end.
Amen

[*] Holy Ghost: may be substituted with the current Holy Spirit.
X
DE PROFUNDIS

Out of the depths I have cried to Thee, O Lord:
Lord, hear my voice.
Let Thine ears be attentive
to the voice of my supplication.

If thou, O Lord, wilt mark iniquities:
Lord, who shall abide it.
For with Thee there is merciful forgiveness:
and because of Thy law,
I have waited for Thee, O Lord.

My soul hath waited on His word:
my soul hath hoped in the Lord.
From the morning-watch even until night,
let Israel hope in the Lord.

For with the Lord there is mercy:
and with Him plenteous redemption.
And He shall redeem Israel
from all her iniquities.

Glory be to the Father, and to the Son,
and to the Holy Ghost[*],
as it was in the beginning, is now,
and ever shall be, world without end.
Amen

[*] Holy Ghost: may be substituted with the current Holy Spirit.
X
DE PROFUNDIS

Out of the depths I have cried to Thee, O Lord:
Lord, hear my voice.
Let Thine ears be attentive to the voice
of my supplication.

If thou, O Lord, wilt mark iniquities:
Lord, who shall abide it.
For with Thee there is merciful forgiveness:
and because of Thy law,
I have waited for Thee, O Lord.

My soul hath waited on His word:
my soul hath hoped in the Lord.
From the morning-watch even until night,
let Israel hope in the Lord.

For with the Lord there is mercy:
and with Him plenteous redemption.
And He shall redeem Israel
from all his iniquities.

V. Eternal rest give unto them, O Lord.
R. And let perpetual light shine upon them.
V. From the gate of hell.
R. Deliver their souls, O Lord.
V. May they rest in peace.
R. Amen.
V. O Lord, hear my prayer.
R. And let my cry come unto Thee.
V. The Lord be with you.
R. And with Thy Spirit.

(50 days indulgence to all who pray the De Profundis with V. and R.
"Requiem aeternam" (Eternal Rest) three times a day.
Pope Leo XIII, February 3, 1888)


Let us pray:
O God, the Creator and Redeemer of all
the faithful, we beseech Thee to grant
to the souls of Thy servants the remission
of their sins, so that by our prayers
they may obtain pardon for which they long.
O Lord, who lives and reigns,
world without end. Amen

May they rest in peace. Amen

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PADRE NUESTRO

Padre Nuestro,
que estas en los Cielos
Santificado sea Tu Nombre;
Venga a nosotros tu Reino;
Hgase Tu Voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada da;
Perdona nuestras ofensas,
Como tambin nosotros
perdonamos a los que nos ofenden,
No nos dejes caer en la tentacin,
y lbranos del mal. Amén
 
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AVE MARA

Dios te salve, Mara,
llena eres de gracia;
El Seor es Contigo;
Bendita T eres
entre todas las mujeres,
Y bendito es el fruto
De tu vientre, Jess.
 
Santa Mara,
Madre de Dios,
Ruega por nosotros
pecadores,
Ahora y en la hora
De nuestra muerte.
Amn
 
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CREDO
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo,
Su nico Hijo, Nuestro Seor,
Que fue concebido por obra
y gracia del Espritu Santo,
Naci de la Santa Mara Virgen;
Padeci bajo el poder de Poncio Pilato,
Fue crucificado, muerto y sepultado,
Descendi a los infiernos,
Al tercer da resucit de entre los muertos,
Subi a los cielos
Y est sentado a la derecha de Dios,
Padre Todopoderoso.
Desde all ha de venir a juzgar
a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espritu Santo,
La Santa Iglesia Catlica,
La comunin de los santos,
El perdn de los pecados,
La resurreccin de la carne
Y la vida eterna. Amn
 
 
CERRAR
DE PROFUNDIS

Desde lo hondo a Ti grito, Seor; Seor,
escucha mi voz;
Estn Tus oidos atentos
a la voz de mi splica.

Si llevas cuenta de los delitos, Seor,
quin podr resistir?
Pero de ti procede el perdn,
y as infundes respeto.
Mi alma espera en el Seor.

Espera en su palabra;
mi alma aguarda al Seor,
ms que el centinela la aurora.
Aguarda Israel al Seor.

Como el centinela la aurora;
porque del Seor viene la misericordia.
la redencin copiosa;
y l redimir a Israel de todos sus delitos.

Gloria al Padre, al Hijo y al
Espritu Santo,
como es desde el principio,
es ahora y ser por los siglos de los siglos.
Amn

X
GLORIA

Gloria al Padre, al Hijo y al
Espritu Santo,
como es desde el principio,
es ahora y ser por los siglos de los siglos.
Amn

CERRAR
DE PROFUNDIS y QUE DESCANSEN EN PAZ

Desde lo hondo a Ti grito, Seor;
Seor, escucha mi voz;
Estn Tus oidos atentos a
la voz de mi splica.

Si llevas cuenta de los delitos, Seor,
quin podr resistir?

Pero de ti procede el perdn,
y as infundes respeto.
Mi alma espera en el Seor.

Espera en su palabra;
mi alma aguarda al Seor,
ms que el centinela la aurora.
Aguarda Israel al Seor.

Como el centinela la aurora;
porque del Seor viene la misericordia,
la redencin copiosa;
y l redimir a Israel de todos sus delitos.

V. Dadles, Seor, a todas las almas
el descanso eterno.
R. Y haced lucir sobre ellas
vuestra eterna luz.
V. Que en paz descansen.
R. Amn.